La Bolsa sorprende con una tibia reacción alcista
La Bolsa ha vuelto a sorprender a sus habituales seguidores en la jornada electoral. Cuando prácticamente todo el mundo esperaba unas reuniones monótonas en las que los cambios se generasen más por la propia obligación de realizarlos que por el interés que pudiesen tener los compradores y vendedores en actuar en semejante fecha, el mercado protagonizó una tibia reacción alcista que iba cuajando a medida que transcurría la contratación.La verdad es que nadie acertaba a explicar con propiedad las causas de este sorprendente cambio de rumbo, pero tras unos primeros corros titubeantes en los que, por ejemplo, Hidrola se tenía que conformar con repetir en Madrid, se terminó la reunión con un sector bancario en alza y una demanda sostenida de las acciones de las sociedades más representativas.
Tampoco es menos cierto que la demanda no resultó abrumadora. Más bien se correspondía con unas pequeñas partidas que se generaban en las propias salas de contratación y que tenían un sorprendente efecto multiplicador.
Quizá la nota más destacada de la jornada fue la escasa beligerancia que mostraron los vendedores potenciales ante las órdenes de compra que se iban generando.
La única explicación con visos de verosimilitud a este peculiar comportamiento, la aportaba un conocido especialista del mercado madrileño al apuntar que la Bolsa está "sobrevendida". Esto viene a querer decir, poco más o menos, que los fuertes procesos de desinversión a los que las instituciones han sometido a sus carteras en las últimas semanas, les ha colocado en tales situaciones de liquidez, que se ven obligados a cursar órdenes de compra casi por necesidad.
Los bajos precios actuales de los valores más representativos y la vieja cantinela de la elevada rentabilidad que generan los próximos dividendos de fin de año, pueden constituir estímulos significativos en que apoyar esta teoría.
Sin embargo, la altura que han tomado los tipos de interés en el mercado interbancario en los últimos días, y que vienen superando la cota del 20% en los últimos días, representan un durísimo competidor a la inversión en acciones. Por el momento, es dificil pensar en que se pueda producir una reducción importante de estas tasas, con el creciente desequilibrio en la balanza exterior de pagos, con un dólar cada vez más fuerte, y un comportamiento balbuceante de la peseta en los mercados de cambio internacionales.
Estos son probablemente los elementos que juegan,con mayor fuerza, en contra de la posibilidad de que los mercados de acciones se recuperen rápidamente a corto plazo.
En cuanto a los comentarios políticos, que evidentei.nente predominaron entre los asistentes a las reuniones de ayer, hay que destacar la inextinguible fe de una buena parte de los operadores a corto plazo por las posibilidades electorales de las formaciones conservadoras.
Marginando el comentario de uno de los bolsistas más clásicos del mercado madrileño, que resaltaba las dudas que acometían a un buen puñado de los célebres banderilleros, sobre el último destino de su voto las posibilidades de las formaciones conservadoras, conmovían a más de un inversor individual.
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