Dimite el ministro de Antigüedades egipcio Zahi Hawass
El arqueólogo ha sido el dueño y señor de todo lo relacionado con la egiptología durante la última década
El terremoto político que la revolución del 25 de enero ha causado en todo Egipto ha terminado alcanzando al faraón de la egiptología Zahi Hawass. El arqueólogo, que ejerció como secretario general del Consejo Superior de Antigüedades egipcio durante la última década, había sido elevado a los cielos ministeriales por el presidente Hosni Mubarak en los estertores de su reinado. Fue nombrado ministro del nuevo Gabinete que ayer perdió su cabeza con la dimisión del primer ministro Ahmed Shafik. Hawass ha declarado a The New York Times que no formará parte del nuevo Gobierno. Y que está contento de haber tomado "la decisión correcta".
En las últimas semanas, Hawass ha sido el blanco de las críticas que le acusan de corrupto así como de intentar buscar su beneficio y popularidad personal a costa del patrimonio egipcio. También se le ha asociado personalmente con Mubarak, aunque él ha negado desde la caída del rais ser "un hombre del régimen".
En la entrevista telefónica con el diario, Hawass critica a sus críticos, y asegura que se va porque ya no puede proteger las antigüedades de Egipto. "Esas personas son insectos, no son nada, pero lo que realmente me molesta es la situación que usted lee hoy en mi sitio web", dijo.
A lo que Hawass se refería es a la publicación en detalle de los sitios arqueológicos que han sido dañados o saqueados desde el inicio de la revuelta egipcia. Esta es la primera información completa que se conoce a de la situación del patrimonio egipcio en medio de la volátil situación de las últimas semanas.
Inventario de los saqueos
En Saqqara, donde se encuentra la pirámide escalonada de Zoser y donde hay numerosas tumbas de elevado valor arqueológico "varios candados han sido abiertos. Al parecer, según cita el egiptólogo en la web, la necrópolis de Saqqara, uno de los principales yacimientos del país, "ha sido atacado sistemáticamente por criminales". En la tumba de Ptahshepses, han robado piedras con jeroglíficos y partes de las puertas falsas. También se ha robado parte de los jeroglíficos de la tumba homónima en Abusir.
Unos kilómetros más allá, en Dashur, donde se encuentra la pirámide Roja, han atacado las instalaciones de la misión arqueológica del Metropolitan Museum, reduciendo y atando a los guardias para ejecutar el robo. En Abusir, los expoliadores han entrado en los almacenes de la expedición checa. Lo mismo ha ocurrido en lugares como Tel el Basta y Wadi el Feiran, muy cerca de Sharm el Sheikh.
También en Giza, en cuya meseta se encuentran las pirámides de Keops, Kefrén y Micerinos los "criminales lograron entrar en el almacén Selim Hasan". Hawass detalla que los asaltadores "iban armados y redujeron rápidamente a los guardias que no portaban armas y temieron por sus vidas". Cerca de la Esfinge también ha sido expoliada la tumba de Impy. Los inspectores están aún valorando el expolio y comprobando los inventarios arqueológicos tras cuya investigación redactarán un informe.
La tumba de Ken-Amun en Tel el Maskhuta, cerca de Ismailia, ha sido destruida completamente, de acuerdo con la información de Hawass. Era la única tumba que se conocía de la XIX dinastía en el bajo Egipto. Los guardias en los sitios de Nekhen, al norte de Edfu, han logrado detener a numerosos expoliadores, en una zona muy conocida al norte de Asuán, por encontrarse en la ruta del turismo de cruceros en el Nilo. En la propia ciudad de Asuán trataron de robar una estatua de Ramses II, pero los vigilantes, ayudados por arqueólogos, lograron impedirlo.
En lugares como Abydos se han registrado ataques casi cada noche, y se han abierto trincheras de excavaciones ilegales. Esta práctica se está extendiendo a numerosos lugares, desde Alejandría hasta el sur. También ha habido daños en monumentos islámicos. Hawass lo lamenta, aunque también da una pincelada de esperanza al confesar su alegría porque la protección a las sinagogas e iglesias cristianas ha resultado efectiva y ahí no se han producido daños.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.