El arquitecto de las redes sociales
No hay nada que le guste más a Hollywood que un buen antihéroe. Y ¿quién mejor que Mark Zuckerberg? El fundador de Facebook cumple todos los requisitos. A sus 26 años, es el multimillonario más joven del mundo, con una fortuna personal de 6.000 millones de dólares. Dos demandas distintas, solventadas con pagos fuera de los juzgados, han puesto en duda su integridad ética. No se prodiga en los medios; sostiene que es inútil defender la privacidad en Internet, y, en desafío a las convenciones empresariales, viste vaqueros y sudaderas.
El año 2010 pasará a la historia como el de Zuckerberg. El director David Fincher y el guionista Aaron Sorkin le dedicaron a la creación de Facebook una película crítica, La Red Social, que ha recaudado 180 millones de dólares. La revista Time le ha elegido persona del año, dejando patente la verdadera valía del que será el legado de Mark Elliot Zuckerberg. Es una persona con una idea, que precisamente refleja en su perfil de Facebook: "Intento hacer del mundo un lugar más abierto".
Es un joven sencillo. No acabó sus estudios en la Universidad de Harvard porque descubrió que su creación era más grande que cualquier carrera. Hoy sigue implicado en el diseño activo de su Red. Vive con su novia, Priscilla Chan, en una casa alquilada en Palo Alto. Conduce un Acura TSX, una económica elección para un multimillonario. Según Tyler Winklevoss, alguien con quien acabó en los tribunales, es "la persona rica más pobre que existe".
En el guión de La Red Social es un joven prepotente, cruel con las mujeres y despiadado con sus amigos. Tal vez el principal fallo del guionista Sorkin haya sido no ver que Zuckerberg no es, de hecho, ajeno a su entorno social. Si no fuera así, no hubiera podido diseñar una Red social tan abierta e inclusiva como Facebook. Muy al contrario, Zuckerberg comprende muy bien la mente humana y sus necesidades, su constante búsqueda de conexión con otras personas y su cara algo exhibicionista y vanidosa.
Todo está magníficamente ensamblado en el portal de Facebook. Podría decirse que Facebook lleva el marchamo de Zuckerberg en su ADN informático. Sus colores son blanco y azul precisamente porque Zuckerberg es ciego al rojo y el verde. Cuando lanzó la Red en febrero de 2004, incluyó una línea en cada página que aseguraba: "Esta es una producción de Mark Zuckerberg". Era un mensaje, lanzado a tres personas con las que se había comprometido a impulsar otra Red social, de nombre ConnectU: los gemelos Tyler y Cameron Winklevoss y Divya Narendra.
Los cuatro se habían conocido en Harvard. Zuckerberg había ganado fama al crear una página web que los gerentes del campus consideraron insultante. Se llamaba Facemash y permitía tomar parte en una competición de fotos para ver qué estudiante era el más atractivo de la universidad. Fue un éxito: 22.000 visitas en sus primeras horas. El problema fue que Zuckerberg diseñó el sitio web robando las fotos de otras partes. En aquel imprudente experimento, por el que Zuckerberg fue amonestado, estaba ya parte de la semilla de Facebook.
La Red social toma su nombre de una tradición ancestral en las universidades norteamericanas. Los facebooks son unas orlas impresas en formato libro. En ellos se inspiró Zuckerberg para revolucionar Internet. En febrero de 2004 lanzó su Facebook digital. Había un problema: previamente había aceptado crear una Red similar para los gemelos Winklevoss y Narendra. Era impensable para ellos que aquel chaval raro y mal vestido les hubiera dejado en la estacada. El dinero inicial, 700 euros, y el plan de viabilidad financiera con el que contó Facebook en sus primeros meses provenían de su amigo Eduardo Saverin, que estudiaba ciencias económicas en Harvard. Hoy en día es otro enemigo de Zuckerberg. Mientras Facebook crece, Zuckerberg va marginando y aislando a Saverin. Finalmente, en octubre de 2004 este firma por equívoco un documento que le despoja de cualquier derecho y diluye considerablemente el porcentaje que posee de la empresa, del 34% a prácticamente nada. Esta es la versión de Saverin.
En virtud de un acuerdo extrajudicial, Saverin ha recibido un 5% de la compañía, valorado en 1.150 millones de dólares.Lo que las películas, los libros, las entrevistas y los lavados de cara obvian, sin embargo, es cómo ese joven de 26 años ha cambiado la Red. Desde la llegada de Facebook, todo en Internet es social. El proyecto que Zuckerberg creó en Harvard es lo más parecido que existe a un pasaporte en la Red, una forma de acabar con el anonimatoen Internet. Y ya tiene 500 millones de usuarios.
"Mi perfil"
Zuckerberg, por supuesto, tiene una página de Facebook. Esto es lo que cuenta su perfil de él: "Trabaja en Facebook. Estudió Ingeniería Informática en la Universidad de Harvard. Vive en Palo Alto, California. Habla inglés y chino mandarín. Es de Dobbs Ferry, Nueva York. Nació el 14 de mayo de 1984". Su padre, Edward, su madre, Karen, y sus tres hermanas, Randi, Donna y Arielle, están en su red de contactos. Se define como judío, pero "más en lo cultural que en lo religioso". Sus intereses: "Crear cosas. El minimalismo. Eliminar el deseo. La transparencia. El flujo de información. Romper cosas. Las revoluciones". Un perfil de Facebook puede definir a una persona.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.