El arquitecto de la insurrección del islam
El doctor dirigió en otros tiempos una clínica floreciente en un barrio cairota de gente adinerada, con grandes villas y galerías de arte moderno. Era un vástago de una de las familias más respetadas de Egipto, había cursado estudios en un internado muy exclusivo; era un estudioso culto, buen cirujano y poeta. Pero eso fue hace mucho tiempo, cuando el mundo parecía un lugar menos amenazador y el médico se ocupaba más en sanar que en odiar. Ahora, Ayman Zawahiri es el segundo hombre más buscado del mundo.
Se cree que este egipcio, de 50 años, es el consejero más importante de Osama Bin Laden. A principios de este año incluso se habló de él como el próximo líder de la red terrorista Al Qaeda (La Base), después de que saliesen a la luz informes de que Bin Laden padecía una enfermedad de riñón.
En 1991 hizo un viaje a California. Utilizando la identidad falsa de doctor Abdel Muez, Zawahiri visitó tres mezquitas para reunir dinero para la 'causa' afgana
Tanto Bin Laden como Zawahiri eran ricos: los dos venían de familias famosas en sus países de origen, los dos habían sido educados en colegios de élite
El paradero de Zawahiri es un misterio. La orden de arresto de la Interpol hace pensar que ya ha huido de Afganistán con uno de sus muchos pasaportes falsos
Zawahiri tiene un intelecto brillante y enérgico, es el hombre que aporta una buena parte de la base ideológica y estratégica a la guerra de Bin Laden contra Occidente, según sus amigos, su familia y expertos en terrorismo. También aporta experiencia. Los antecedentes terroristas de Zawahiri se remontan a más de 20 años. Una pena de muerte pende sobre él en Egipto debido a su papel de líder de la Yihad Islámica egipcia, un grupo terrorista responsable del asesinato del presidente Anuar el Sadat, en el año 1981.
Se han presentado cargos contra Zawahiri por ser uno de los principales organizadores de los bombardeos de las embajadas estadounidenses en Kenia y Tanzania, en 1998. La Interpol ha distribuido una alerta mundial para su detención.
El largo y lento ascenso de Zawahiri ilustra la evolución ideológica de la lucha fundamentalista islámica. Bajo su liderazgo, los grupos integristas pasaron de atacar a Gobiernos árabes supuestamente corruptos a centrarse en civiles en territorio estadounidense.
Su vida sirve también de advertencia sobre las dificultades que se avecinan una vez que EE UU emprenda su guerra contra el terrorismo. El sentimiento antiestadounidense es profundo entre los seguidores de Bin Laden. Erradicarlo no será fácil. Ni rápido.
'La sensación de hipocresía, la falta de justicia, de democracia y de libertad, eso es lo que enfurece a la gente. Te hace sentirte lleno de odio hacia todos', dijo un compañero de colegio de Zawahiri y conocido de la familia que por razones de seguridad no quiso ser identificado. 'Llegas a detestar a todo el mundo'.
Zawahiri nació en El Cairo en 1951, en una familia de médicos y eruditos. Su abuelo era el gran imam de Al Azhar, en El Cairo, una de las mezquitas más importantes del mundo árabe y un centro del pensamiento islámico. Un tío abuelo fue el primer secretario general de la Liga Árabe. Otro tío abuelo es uno de los líderes de un importante partido de la oposición egipcia.
Zawahiri se implicó desde muy joven con la Hermandad Musulmana, un grupo no violento que pretendía la creación de una única nación islámica creada a partir de los Estados árabes.
El Gobierno egipcio, que consideraba al grupo como una amenaza para el Estado, lo declaró ilegal en 1954. En los años que siguieron, cientos de partidarios fueron encarcelados; muchos de ellos, torturados, y después, ejecutados.
La Yihad Islámica egipcia se fundó en 1973, en respuesta a estas medidas enérgicas, y su objetivo era derrocar violentamente al Gobierno de Egipto por medio del asesinato de sus altos cargos.
'Toda acción tiene una reacción opuesta', afirma Fahim Huweidi, redactor de Al Ahram, el periódico semioficial de Egipto. 'Aprendieron una lección en los años en que sus padres y familiares fueron torturados y ahorcados y pasaron años en la cárcel'.
El grupo tuvo su mayor éxito en 1981, cuando miembros de la Yihad disfrazados de soldados dispararon y mataron al presidente Sadat en un desfile militar. Zawahiri fue arrestado en las detenciones en masa que siguieron y fue acusado de conspiración.
Por aquel entonces, Zawahiri era un miembro más de la Yihad y se le declaró inocente de este cargo, pero culpable de llevar una pistola sin licencia. Pasó tres años en la cárcel.
Los reportajes de televisión al inicio de los juicios nos dan una pista de cómo iba aumentando su papel de líder. Zawahiri aparecía con otros conspiradores denunciando furiosamente al Gobierno. Ellos se callaron cuando él empezó a hablar tras las rejas en una celda abarrotada de hombres.
'Somos musulmanes que creemos en nuestra religión', gritó ante las cámaras en un inglés con acento. 'Estamos haciendo lo que podemos para establecer un Estado islámico y una sociedad islámica'.
Tras ser liberado, en 1984, Zawahiri abrió una clínica en el barrio de Maadi, en El Cairo, que había sido el lugar favorito de los burócratas británicos en los tiempos coloniales y que ahora es el centro de la comunidad estadounidense expatriada. Allí trató a pacientes de algunas de las familias más adineradas de Egipto y se ocupó de su propia familia.
Su tío abuelo Mafuz Azzam, vicepresidente del Partido Laborista en la oposición y abogado criminalista, le describía como un hombre amante de la familia, con esposa y varios hijos.
'Un buen padre'
'Era un buen padre. Es un tipo decente. Siempre ha sido una persona cariñosa. Nunca en su vida provocó un enfrentamiento con nadie', dijo Azzam. 'Era un buen hombre, educado y sensible'.
Zawahari no se estuvo quieto mucho tiempo. Dejó su clínica hacia 1985 para unirse a la organización de la Media Luna Roja y tratar a los grupos paramilitares apoyados por Estados Unidos que combatían a la Unión Soviética en Afganistán. Regresó una vez, según Azzam, y luego se marchó en 1986 para no volver más. 'Nadie de la familia ha sabido de él desde entonces', dijo Azzam.
Parece ser que fue en Afganistán y Pakistán, trabajando en condiciones primitivas (su tío dijo que Zawahiri tenía que usar miel para esterilizar las heridas), donde conoció a Bin Laden, que estaba reclutando y organizando guerrillas.
Ambos hombres eran ricos; los dos venían de familias famosas en sus países de origen; los dos habían sido educados en colegios de élite.
Su amistad se fue haciendo más profunda en los polvorientos campos de batalla de Afganistán y las ciudades fronterizas de Pakistán. Al parecer, fue en esta época, finales de los años ochenta y principios de los noventa, cuando Zawahiri consolidó su idea de exportar y expandir el terrorismo.
Convenció a Bin Laden de la necesidad de la acción armada para establecer Estados islámicos en otros países musulmanes. Una persona relacionada con ellos contó a Al Sharq al Awsat, el influyente periódico de Londres, de propiedad saudí, que Zawahiri tenía gran influencia sobre Bin Laden.
Zawahiri 'es lo que el cerebro al cuerpo con respecto a Bin Laden', dijo al periódico Muntasir Zayyat, un abogado que defendió a Zawahiri cuando fue acusado de terrorismo en Egipto en 1999. En aquel juicio, un tribunal militar le condenó a muerte.
'Fue capaz de moldear el pensamiento y la mentalidad de Bin Laden y hacer que dejara de ser un simple seguidor de la yihad afgana y se convirtiera en un creyente y exportador de la ideología de la yihad', dijo Zayyat.
Identidades falsas
A principios de los noventa, Zawahiri trabajó duramente para extender los recursos y el alcance de la Yihad Islámica egipcia. Utilizó identidades falsas y viajó por toda Europa.
En 1991, hizo por lo menos un viaje a California para recaudar fondos. Utilizando la identidad falsa de doctor Abdel Muez, Zawahiri visitó tres mezquitas y afirmó que estaba reuniendo dinero para las viudas, huérfanos y otros refugiados afganos.
En 1993 fue expulsado de Pakistán por el Gobierno de Benazir Bhutto, según Yasser Serri, un activista islámico en Londres que ha sido condenado a muerte en Egipto por su supuesta participación en un intento fracasado de asesinato de Bhutto en 1993, que era entonces primera ministra.
Después, Zawahiri huyó a Sudán, dijo Serri, para unirse a las fuerzas cada vez más numerosas de Bin Laden. Un informe le sitúa en Bosnia en aquel tiempo, apoyando a los musulmanes en su lucha contra los serbios.
'La gente dice que fue a Sudán o a Afganistán. No se puede estar seguro de lo que estaba haciendo', dijo Diaa Rashwan, un experto en fundamentalismo del Centro Al Ahram de Estudios Políticos y Estratégicos de El Cairo.
Una cosa está clara: a principios de los noventa, Zawahiri estaba a cargo de una rejuvenecida Yihad Islámica egipcia, que se había embarcado en una atroz campaña de terrorismo contra el Gobierno egipcio.
El grupo reivindicó los intentos fracasados de asesinato del ministro del Interior Hassan Alfi, en agosto de 1993, y del primer ministro Atef Sedki, en noviembre de 1993. También se declaró responsable del bombardeo de la embajada egipcia en Islamabad, en 1995.
Pero hasta 1998 Zawahiri no salió de la sombra. En febrero de aquel año se unió a Bin Laden en la declaración de una nueva alianza para luchar contra Occidente.
'Zawahiri se unió a Al Qaeda porque cree en ello y está de acuerdo con su propia filosofía', dijo Serri. 'Él cree que la política estadounidense está causando un montón de problemas en Oriente Próximo y en los países islámicos'.
Los expedientes del tribunal federal en Nueva York sobre los bombardeos de las embajadas estadounidenses en África en agosto de 1998 atestiguan la alianza de Zawahiri con Bin Laden y sus esfuerzos para reclutar gente y conseguir dinero en EE UU.
Ali Mohamed, un soldado nacido en Egipto que sirvió en los ejércitos de Estados Unidos y de Egipto, declaró ante el tribunal el 20 de octubre de 2000 que Zawahiri viajó dos veces a EE UU a principios de los noventa 'para recaudar fondos para la Yihad Islámica egipcia. Yo le ayudé a hacerlo'.
Mohamed, que se declaraba culpable aquel día de los cargos de conspiración para matar a estadounidenses y destruir edificios estadounidenses en los bombardeos de las embajadas, dijo que él también se ocupó de la seguridad para una reunión en Sudán entre Bin Laden y los líderes de la Yihad Islámica egipcia, Hezbolá y el Gobierno de Irán a finales de 1994.
Tras los bombardeos, Estados Unidos contraatacó con misiles de crucero. Zawahiri no se amilanó. A través de un teléfono vía satélite le dijo a un periodista del Los Angeles Times que habría más ataques en el futuro.
'La guerra no ha hecho más que empezar. Los estadounidenses deben contar con una respuesta', dijo entonces Zawahiri. En la primavera de 1999 fue juzgado en ausencia en Egipto por una serie de actos terroristas, entre ellos, un atentado contra la embajada estadounidense en Albania que nunca se materializó.
Pero la alianza de Zawahiri con Bin Laden resultó estar plagada de escollos. Había una disputa interna en la Yihad, y ahora hay quien cree que el grupo se escindió y que Zawahari sólo cuenta con unas pocas docenas de fieles.
A principios de año, varios miembros de la cúpula de la Yihad manifestaron su decepción por la decisión de Zawahiri de unirse a Bin Laden, diciendo que era un error estratégico que haría que se reforzara la presión policial.
Aunque Serri desmintió los rumores de una ruptura, Rashwan dijo que 'varios cientos' de miembros de la Yihad decidieron apartar a Zawahiri de su posición de liderazgo, dejándole sólo con un puñado de discípulos.
Pero, según los expertos, esos escasos seguidores son importantes. Zawahiri lleva el nombre de la Yihad Islámica egipcia, famosa en todos los tenebrosos rincones del mundo terrorista, así como una gran pericia para llevar a cabo ataques terroristas, especialmente atentados con coches bomba.
El paradero de Zawahiri es un misterio. La orden de arresto de la Interpol hace pensar que ya ha huido de Afganistán con uno de sus muchos pasaportes falsos.
También es un misterio si desempeñó o no algún papel en los ataques del 11 de septiembre, a las Torres Gemelas y al Pentágono. Familiares y amigos desmienten que Zawahiri pudiera atacar a civiles. Señalan que la Yihad, a diferencia de otro grupo terrorista egipcio, la Gama al Islamiya, limita sus objetivos a altos cargos políticos.
La hermana y la madre de Zawahiri viven en El Cairo, en un piso bajo de un barrio elegante en otros tiempos. En el portal hay un pequeño local donde se vende kebab, comida popular árabe. Una mujer vende pollos vivos en un puesto al otro lado de la calle, casi asfixiada por el polvo y la arena omnipresentes en El Cairo.
Una vecina, que hablaba inglés, se negó a ser entrevistada. Le dijo al periodista que se marchara. 'No tengo respuestas a sus preguntas', dijo.El doctor dirigió en otros tiempos una clínica floreciente en un barrio cairota de gente adinerada, con grandes villas y galerías de arte moderno. Era un vástago de una de las familias más respetadas de Egipto, había cursado estudios en un internado muy exclusivo; era un estudioso culto, buen cirujano y poeta. Pero eso fue hace mucho tiempo, cuando el mundo parecía un lugar menos amenazador y el médico se ocupaba más en sanar que en odiar. Ahora, Ayman Zawahiri es el segundo hombre más buscado del mundo.
Se cree que este egipcio, de 50 años, es el consejero más importante de Osama Bin Laden. A principios de este año incluso se habló de él como el próximo líder de la red terrorista Al Qaeda (La Base), después de que saliesen a la luz informes de que Bin Laden padecía una enfermedad de riñón.
Zawahiri tiene un intelecto brillante y enérgico, es el hombre que aporta una buena parte de la base ideológica y estratégica a la guerra de Bin Laden contra Occidente, según sus amigos, su familia y expertos en terrorismo. También aporta experiencia. Los antecedentes terroristas de Zawahiri se remontan a más de 20 años. Una pena de muerte pende sobre él en Egipto debido a su papel de líder de la Yihad Islámica egipcia, un grupo terrorista responsable del asesinato del presidente Anuar el Sadat, en el año 1981.
Se han presentado cargos contra Zawahiri por ser uno de los principales organizadores de los bombardeos de las embajadas estadounidenses en Kenia y Tanzania, en 1998. La Interpol ha distribuido una alerta mundial para su detención.
El largo y lento ascenso de Zawahiri ilustra la evolución ideológica de la lucha fundamentalista islámica. Bajo su liderazgo, los grupos integristas pasaron de atacar a Gobiernos árabes supuestamente corruptos a centrarse en civiles en territorio estadounidense.
Su vida sirve también de advertencia sobre las dificultades que se avecinan una vez que EE UU emprenda su guerra contra el terrorismo. El sentimiento antiestadounidense es profundo entre los seguidores de Bin Laden. Erradicarlo no será fácil. Ni rápido.
'La sensación de hipocresía, la falta de justicia, de democracia y de libertad, eso es lo que enfurece a la gente. Te hace sentirte lleno de odio hacia todos', dijo un compañero de colegio de Zawahiri y conocido de la familia que por razones de seguridad no quiso ser identificado. 'Llegas a detestar a todo el mundo'.
Zawahiri nació en El Cairo en 1951, en una familia de médicos y eruditos. Su abuelo era el gran imam de Al Azhar, en El Cairo, una de las mezquitas más importantes del mundo árabe y un centro del pensamiento islámico. Un tío abuelo fue el primer secretario general de la Liga Árabe. Otro tío abuelo es uno de los líderes de un importante partido de la oposición egipcia.
Zawahiri se implicó desde muy joven con la Hermandad Musulmana, un grupo no violento que pretendía la creación de una única nación islámica creada a partir de los Estados árabes.
El Gobierno egipcio, que consideraba al grupo como una amenaza para el Estado, lo declaró ilegal en 1954. En los años que siguieron, cientos de partidarios fueron encarcelados; muchos de ellos, torturados, y después, ejecutados.
La Yihad Islámica egipcia se fundó en 1973, en respuesta a estas medidas enérgicas, y su objetivo era derrocar violentamente al Gobierno de Egipto por medio del asesinato de sus altos cargos.
'Toda acción tiene una reacción opuesta', afirma Fahim Huweidi, redactor de Al Ahram, el periódico semioficial de Egipto. 'Aprendieron una lección en los años en que sus padres y familiares fueron torturados y ahorcados y pasaron años en la cárcel'.
El grupo tuvo su mayor éxito en 1981, cuando miembros de la Yihad disfrazados de soldados dispararon y mataron al presidente Sadat en un desfile militar. Zawahiri fue arrestado en las detenciones en masa que siguieron y fue acusado de conspiración.
Por aquel entonces, Zawahiri era un miembro más de la Yihad y se le declaró inocente de este cargo, pero culpable de llevar una pistola sin licencia. Pasó tres años en la cárcel.
Los reportajes de televisión al inicio de los juicios nos dan una pista de cómo iba aumentando su papel de líder. Zawahiri aparecía con otros conspiradores denunciando furiosamente al Gobierno. Ellos se callaron cuando él empezó a hablar tras las rejas en una celda abarrotada de hombres.
'Somos musulmanes que creemos en nuestra religión', gritó ante las cámaras en un inglés con acento. 'Estamos haciendo lo que podemos para establecer un Estado islámico y una sociedad islámica'.
Tras ser liberado, en 1984, Zawahiri abrió una clínica en el barrio de Maadi, en El Cairo, que había sido el lugar favorito de los burócratas británicos en los tiempos coloniales y que ahora es el centro de la comunidad estadounidense expatriada. Allí trató a pacientes de algunas de las familias más adineradas de Egipto y se ocupó de su propia familia.
Su tío abuelo Mafuz Azzam, vicepresidente del Partido Laborista en la oposición y abogado criminalista, le describía como un hombre amante de la familia, con esposa y varios hijos.
'Un buen padre'
'Era un buen padre. Es un tipo decente. Siempre ha sido una persona cariñosa. Nunca en su vida provocó un enfrentamiento con nadie', dijo Azzam. 'Era un buen hombre, educado y sensible'.
Zawahari no se estuvo quieto mucho tiempo. Dejó su clínica hacia 1985 para unirse a la organización de la Media Luna Roja y tratar a los grupos paramilitares apoyados por Estados Unidos que combatían a la Unión Soviética en Afganistán. Regresó una vez, según Azzam, y luego se marchó en 1986 para no volver más. 'Nadie de la familia ha sabido de él desde entonces', dijo Azzam.
Parece ser que fue en Afganistán y Pakistán, trabajando en condiciones primitivas (su tío dijo que Zawahiri tenía que usar miel para esterilizar las heridas), donde conoció a Bin Laden, que estaba reclutando y organizando guerrillas.
Ambos hombres eran ricos; los dos venían de familias famosas en sus países de origen; los dos habían sido educados en colegios de élite.
Su amistad se fue haciendo más profunda en los polvorientos campos de batalla de Afganistán y las ciudades fronterizas de Pakistán. Al parecer, fue en esta época, finales de los años ochenta y principios de los noventa, cuando Zawahiri consolidó su idea de exportar y expandir el terrorismo.
Convenció a Bin Laden de la necesidad de la acción armada para establecer Estados islámicos en otros países musulmanes. Una persona relacionada con ellos contó a Al Sharq al Awsat, el influyente periódico de Londres, de propiedad saudí, que Zawahiri tenía gran influencia sobre Bin Laden.
Zawahiri 'es lo que el cerebro al cuerpo con respecto a Bin Laden', dijo al periódico Muntasir Zayyat, un abogado que defendió a Zawahiri cuando fue acusado de terrorismo en Egipto en 1999. En aquel juicio, un tribunal militar le condenó a muerte.
'Fue capaz de moldear el pensamiento y la mentalidad de Bin Laden y hacer que dejara de ser un simple seguidor de la yihad afgana y se convirtiera en un creyente y exportador de la ideología de la yihad', dijo Zayyat.
Identidades falsas
A principios de los noventa, Zawahiri trabajó duramente para extender los recursos y el alcance de la Yihad Islámica egipcia. Utilizó identidades falsas y viajó por toda Europa.
En 1991, hizo por lo menos un viaje a California para recaudar fondos. Utilizando la identidad falsa de doctor Abdel Muez, Zawahiri visitó tres mezquitas y afirmó que estaba reuniendo dinero para las viudas, huérfanos y otros refugiados afganos.
En 1993 fue expulsado de Pakistán por el Gobierno de Benazir Bhutto, según Yasser Serri, un activista islámico en Londres que ha sido condenado a muerte en Egipto por su supuesta participación en un intento fracasado de asesinato de Bhutto en 1993, que era entonces primera ministra.
Después, Zawahiri huyó a Sudán, dijo Serri, para unirse a las fuerzas cada vez más numerosas de Bin Laden. Un informe le sitúa en Bosnia en aquel tiempo, apoyando a los musulmanes en su lucha contra los serbios.
'La gente dice que fue a Sudán o a Afganistán. No se puede estar seguro de lo que estaba haciendo', dijo Diaa Rashwan, un experto en fundamentalismo del Centro Al Ahram de Estudios Políticos y Estratégicos de El Cairo.
Una cosa está clara: a principios de los noventa, Zawahiri estaba a cargo de una rejuvenecida Yihad Islámica egipcia, que se había embarcado en una atroz campaña de terrorismo contra el Gobierno egipcio.
El grupo reivindicó los intentos fracasados de asesinato del ministro del Interior Hassan Alfi, en agosto de 1993, y del primer ministro Atef Sedki, en noviembre de 1993. También se declaró responsable del bombardeo de la embajada egipcia en Islamabad, en 1995.
Pero hasta 1998 Zawahiri no salió de la sombra. En febrero de aquel año se unió a Bin Laden en la declaración de una nueva alianza para luchar contra Occidente.
'Zawahiri se unió a Al Qaeda porque cree en ello y está de acuerdo con su propia filosofía', dijo Serri. 'Él cree que la política estadounidense está causando un montón de problemas en Oriente Próximo y en los países islámicos'.
Los expedientes del tribunal federal en Nueva York sobre los bombardeos de las embajadas estadounidenses en África en agosto de 1998 atestiguan la alianza de Zawahiri con Bin Laden y sus esfuerzos para reclutar gente y conseguir dinero en EE UU.
Ali Mohamed, un soldado nacido en Egipto que sirvió en los ejércitos de Estados Unidos y de Egipto, declaró ante el tribunal el 20 de octubre de 2000 que Zawahiri viajó dos veces a EE UU a principios de los noventa 'para recaudar fondos para la Yihad Islámica egipcia. Yo le ayudé a hacerlo'.
Mohamed, que se declaraba culpable aquel día de los cargos de conspiración para matar a estadounidenses y destruir edificios estadounidenses en los bombardeos de las embajadas, dijo que él también se ocupó de la seguridad para una reunión en Sudán entre Bin Laden y los líderes de la Yihad Islámica egipcia, Hezbolá y el Gobierno de Irán a finales de 1994.
Tras los bombardeos, Estados Unidos contraatacó con misiles de crucero. Zawahiri no se amilanó. A través de un teléfono vía satélite le dijo a un periodista del Los Angeles Times que habría más ataques en el futuro.
'La guerra no ha hecho más que empezar. Los estadounidenses deben contar con una respuesta', dijo entonces Zawahiri. En la primavera de 1999 fue juzgado en ausencia en Egipto por una serie de actos terroristas, entre ellos, un atentado contra la embajada estadounidense en Albania que nunca se materializó.
Pero la alianza de Zawahiri con Bin Laden resultó estar plagada de escollos. Había una disputa interna en la Yihad, y ahora hay quien cree que el grupo se escindió y que Zawahari sólo cuenta con unas pocas docenas de fieles.
A principios de año, varios miembros de la cúpula de la Yihad manifestaron su decepción por la decisión de Zawahiri de unirse a Bin Laden, diciendo que era un error estratégico que haría que se reforzara la presión policial.
Aunque Serri desmintió los rumores de una ruptura, Rashwan dijo que 'varios cientos' de miembros de la Yihad decidieron apartar a Zawahiri de su posición de liderazgo, dejándole sólo con un puñado de discípulos.
Pero, según los expertos, esos escasos seguidores son importantes. Zawahiri lleva el nombre de la Yihad Islámica egipcia, famosa en todos los tenebrosos rincones del mundo terrorista, así como una gran pericia para llevar a cabo ataques terroristas, especialmente atentados con coches bomba.
El paradero de Zawahiri es un misterio. La orden de arresto de la Interpol hace pensar que ya ha huido de Afganistán con uno de sus muchos pasaportes falsos.
También es un misterio si desempeñó o no algún papel en los ataques del 11 de septiembre, a las Torres Gemelas y al Pentágono. Familiares y amigos desmienten que Zawahiri pudiera atacar a civiles. Señalan que la Yihad, a diferencia de otro grupo terrorista egipcio, la Gama al Islamiya, limita sus objetivos a altos cargos políticos.
La hermana y la madre de Zawahiri viven en El Cairo, en un piso bajo de un barrio elegante en otros tiempos. En el portal hay un pequeño local donde se vende kebab, comida popular árabe. Una mujer vende pollos vivos en un puesto al otro lado de la calle, casi asfixiada por el polvo y la arena omnipresentes en El Cairo.
Una vecina, que hablaba inglés, se negó a ser entrevistada. Le dijo al periodista que se marchara. 'No tengo respuestas a sus preguntas', dijo.
Mark Fineman y el corresponsal en El Cairo Hany Fares, ambos de Los Ángeles Times, han colaborado en este informe.
Hermanos Musulmanes, una secta temida y temible
LOS HERMANOS MUSULMANES DE EGIPTO anunciaron su existencia al mundo con el asesinato a tiros hace 20 años del presidente Anuar el Sadat. No perdonaron al mandatario haber firmado el primer tratado de paz entre un país árabe e Israel. Pero antes del magnicidio ya tenían varias décadas de existencia a sus espaldas. Fundada en 1926 en El Cairo por el guía supremo Hassan al Banna, la Hermandad comenzó a actuar bajo la colonización. Y continuó combatiendo los regímenes árabes que les parecían contrarios a los principios de la fe. Es una secta temida y temible. Mientras que ciertos sectores intentaban renovar el mundo islámico asumiendo las conquistas de la civilización occidental, los Hermanos Musulmanes entendían que la fuerza del islam residía en rechazar todas las costumbres y los modos de vida de Occidente. Buscan la creación de una gran nación islámica más allá de las fronteras, en la que lo religioso y lo civil formen un todo indivisible. Su pragmatismo les llevó en su momento a buscar alianzas con los enemigos de sus enemigos: no tuvieron inconveniente alguno en ofrecer ayuda a los nazis y a los fascistas italianos con tal de que éstos y aquéllos les ayudasen a librarse del Imperio Británico o de Francia. Han sufrido persecuciones; han sido ahorcados, torturados y encarcelados. Pero sus actos terroristas han sido numerosos. Incluso verdaderas matanzas. En noviembre de 1997, 58 turistas extranjeros eran salvajemente asesinados en Luxor.
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