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Reportaje:Revolución democrática en el Magreb

Una oposición dividida y débil

El sindicato único UGTT emerge como principal fuerza para desmantelar el régimen de Ben Ali - Los islamistas actúan con prudencia para no asustar

Los islamistas tunecinos de En Nahda (Renacimiento), un partido ilegal, quieren acabar de desmantelar el régimen de Ben Ali y por eso uno de sus responsables, Ali Laraidh, encabezó ayer una manifestación en el centro de Túnez. Pero por ahora la única fuerza de oposición con peso y arraigo es la Unión General del Trabajo Tunecina (UGTT).

Tres partidos legales y con representación parlamentaria se han opuesto hasta ahora, con escasos medios e ignorados por la prensa audiovisual, al hegemónico Reagrupamiento Constitucional Democrático (RCD) que capitaneaba el dictador.

- Islamistas. Los islamistas tunecinos son conscientes de su fuerza potencial y no quieren asustar a las demás formaciones políticas. Por eso uno de sus portavoces confirmó ayer en París a la agencia France Presse algo ya anunciado en 2002: no presentarán candidato a las primeras elecciones presidenciales.

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En Nahda ha sido diezmado por la represión de Ben Ali, pero "no así la corriente islamista que sigue existiendo", afirma Abdelatif Ben Salem, un intelectual tunecino exiliado en París. Es probable que Rachid Ghanuchi, el líder de En Nahda, que está a punto de regresar del exilio, logre capitalizar esas simpatías en la población.

Hasta que eso suceda, En Nahda es una formación raquítica como todas las demás, legales o ilegales, que conformaban la oposición al derrocado presidente. "Todos ellos podrían celebrar sus congresos en una cabina telefónica", ironizaba un bloguero tunecino.

- Sindicalistas. Las bases de la UGTT, el antiguo sindicato único, se sumaron a la revuelta, convocaron huelgas y dieron los partes de los muertos abatidos por la policía. "La UGTT era el eslabón débil del régimen", escribe Vicent Geisser, investigador francés dedicado al mundo árabe. "Se va a convertir en un protagonista del proceso en curso", vaticina. Pero los tres ministros sindicalistas fueron ayer los primeros en dar un portazo en el Gobierno de coalición.

- Izquierda legal. El Foro Democrático para las Libertades y el Trabajo, que dirige el médico Mustafá Ben Jaafar, de 70 años, es miembro consultivo de la Internacional Socialista. At Tajdid es el antiguo Partido Comunista que encabeza Ahmed Ibrahim, de 64 años, hostil a cualquier colaboración con los islamistas.

La figura de oposición que más ha emergido desde hace un mes es Nejib Chebbi, abogado de 66 años, en teoría número dos del Partido Democrático Progresista (PDP). Su formación es un cóctel de baazistas y nasseritas, es decir, de nacionalistas árabes con un barniz de izquierdas.

- Otros partidos no legales. A esos partidos legales de oposición hay que añadir otras cuatro formaciones ilegalizadas o nunca legalizadas.

La más conocida es el Congreso para la República fundado por Moncef Marzouki, un médico de 65 años exiliado en París y que ayer regresó a Túnez aclamado por sus seguidores.Marzouki, el primero que se ha declarado candidato a las presidenciales, dirige una formación que, según él, "trasciende las ideologías", pero en la que hay un buen número de antiguos islamistas.

Entre los ilegales hay también dos grupos de extrema izquierda, el Partido Comunista Obrero de Túnez, de Hamma Hammami, de 59 años, una de las bestias negras de Ben Ali que le encarceló durante largos años. Cuenta con cierta implantación en las zonas mineras del centro del país.

Mohamed Al Kilani abandonó hace un par de años de la formación de Hammani y fundó el Partido Socialista de Izquierdas. También existe un diminuto Partido Verde, que encabeza Abdelkader Zeitouni, y que tenía visos de ser el primero en ser legalizado por el Ministerio del Interior.

El líder opositor tunecino Moncef Markouzi, recibido por sus seguidores tras aterrizar ayer en el aeropuerto de Túnez capital.
El líder opositor tunecino Moncef Markouzi, recibido por sus seguidores tras aterrizar ayer en el aeropuerto de Túnez capital.AP

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