_
_
_
_

Reino Unido dejará sin ayudas a quien rechace tres ofertas de trabajo

La reforma conservará una parte del subsidio al reincorporarse al mercado de trabajo para garantizar que se gana más dinero trabajando que cobrando el desempleo

Un policía vigila el edificio donde se encuentra la sede del Partido Conservador británico, tras los disturbios durante una manifestación estudiantil contra los recortes del Gobierno.
Un policía vigila el edificio donde se encuentra la sede del Partido Conservador británico, tras los disturbios durante una manifestación estudiantil contra los recortes del Gobierno.AFP

La coalición de conservadores y liberales-demócratas que encabeza el primer ministro David Cameron ha abrazado la vieja técnica del palo y la zanahoria para lanzar una reforma social que tiene vocación de pasar a la historia y quiere poner a trabajar a los británicos que llevan años viviendo de las ayudas del Estado.

El palo es la amenaza de privar del seguir de desempleo a aquellos parados que rechacen tres ofertas de trabajo. La zanahoria es que se conservará una parte del subsidio al reincorporarse al mercado de trabajo para garantizar que se gana más dinero trabajando que cobrando el desempleo.

Ideada por Iain Duncan-Smith , un oscuro político que lideró de forma efímera el Partido Conservador entre 2001 y 2003 pero ha vuelto a nacer políticamente de la mano de su inquietud social, la reforma aspira a sintetizar en un solo "crédito universal" la actual treintena de distintos tipos de ayudas sociales.

Más información
Una treintena de detenidos en el asalto de jóvenes manifestantes a la sede de los 'tories' en Londres
Cameron mutila el Estado de bienestar
Un recorte de más de 20.000 millones
Cameron pronostica un 2011 "difícil" para Reino Unido

El objetivo de la reforma no es tanto ahorrar dinero -aunque ese sí es una de sus señas de identidad largo plazo, de entrada aumentará en 2.000 millones de libras, 2.350 millones de euros, el gasto social- sino acabar con la extendida tendencia de muchos británicos a vivir sin trabajar. El peligro de ese planteamiento, que tiene de hecho un apoyo enorme entre los contribuyentes, es que acaben pagando justos por pecadores y se prive de ayudas sociales a quienes genuinamente las necesitan.

En síntesis, la reforma contempla la introducción a partir de 2013 de una única ayuda universal que agrupará, entre otros, los actuales subsidios de desempleo, las ayudas a la vivienda o las familias con hijos. Aunque se trata de una ayuda universal, el montante dependerá del nivel de ingresos del beneficiario y otras circunstancias familiares. El objetivo es que tenga una estructura simple y que al mismo tiempo sirva para proporcionar ingresos básicos a la gente que no trabaja, conseguir que sea más rentable trabajar que vivir de los subsidios y ayudar a la población a salir de la pobreza.

La izquierda ha reaccionado con cierta cautela ante la propuesta. Quizás porque la impresión de que hay demasiada gente que vive sin trabajar ha calado profundamente entre los contribuyentes británicos. Quizás, también, porque la propuesta no parece un misil lanzado contra los más humildes por un conservador ultraliberal, sino que es el fruto de muchos años de reflexión personal de Iain Duncan Smith, conocido políticamente en Reino Unido por sus iniciales IDS, un político profundamente católico que cuando fue descabalgado del liderazgo conservador concentró su vida política en reflexionar sobre cómo acabar con el problema de la pobreza.

Su reflexión llegó a una conclusión: hay que incentivar el regreso de los parados a la vida laboral. En un país de mucho empleo, pero bajos salarios en las escalas inferiores de la vida laboral, la solución ideada por Duncan Smith ha sido la de mantener una parte de esos subsidios durante un tiempo: el subsidio se irá recortando de manera paulatina un 65%.

Al mismo tiempo, IDS cree que la unificación de una treintena de subsidios en uno solo permitirá a largo plazo ahorrar 5.200 millones de libras (6.150 millones de euros) que ahora se pierden por fraude o por errores administrativos. Pero para que el sistema funcione, Duncan Smith cree que tiene que haber elementos de coerción: los parados que rechacen una oferta de trabajo o una petición para que realicen trabajo comunitario no remunerado verán suspendido el subsidio por tres meses, si lo rechazan por segunda vez la suspensión será por seis meses y a la tercera vez la sanción será por tres años.

La obligación de tener que aceptar trabajo comunitario no remunerado es uno de los aspectos más controvertidos del plan, porque mucha gente cree que puede darse el caso de gente que ha sido despedida de un Ayuntamiento por falta de presupuesto y puede acabar viéndose obligada a ejercer el mismo trabajo gratis si quiere mantener el seguro de paro.

Cinco millones de subsidiados

Según el Departamento de Trabajo y Pensiones, en Reino Unido hay cinco millones de personas que viven de los subsidios. De ellos, 1,4 millones no han trabajado en nueve de los últimos 10 años. Hay 1,9 millones de niños que viven en familias en las que nadie trabaja. Hay 900.000 personas que llevan al menos 10 años cobrando las ayudas por larga enfermedad, con un coste para los contribuyentes de 160.000 millones de euros desde 2000.

Algunos críticos han señalado que la economía británica no es capaz de ofrecer empleo a todos los parados que hay en la actualidad y que están en condiciones de trabajar. Duncan Smith respondió a eso con el argumento de que ahora mismo hay 450.000 ofertas de empleo sin cubrir, "a pesar de que acabamos de salir de la crisis" y el dato de que el 70% de los empleos creados en los últimos años se han tenido que cubrir con mano de obra extranjera. La tasa de paro en el Reino Unido es del 7,7%.

Otros críticos advierten de que no es la primera vez que se intenta poner en marcha una reforma semejante. Según un articulo de Alex Barker en Financial Times, la primera ley para suprimir el subsidio a los parados que no aceptan una oferta de trabajo se remonta a 1913; muchas de las sanciones ya existen: Duncan Smith lo que hace es endurecerlas; el principal problema es que no se aplican; la misma retórica fue utilizada por los laboristas en 1999; y la clave está en el poco tiempo que se dedica a los parados en las oficinas de desempleo: solo cuatro minutos por entrevista.

Un grupo de jóvenes irrumpe en la sede del Partido Conservador, tras romper las vitrinas del edificio.
Un grupo de jóvenes irrumpe en la sede del Partido Conservador, tras romper las vitrinas del edificio.AP

Cameron: "Vivir de las prestaciones no será ya una opción"

El primer ministro, David Cameron, que ha viajado a Seúl para asistir a la cumbre del G-20, ya adelantó el tenor de las reformas. "El mensaje es claro. Si puedes trabajar, vivir de las prestaciones no será ya una opción. Si se pide a la gente que haga trabajos para la comunidad, se esperará que lo hagan. Si un funcionario les pide que soliciten un trabajo, tendrán que moverse. Si a personas que pueden trabajar se les ofrece un trabajo, se esperará que lo cojan. Ése es el trato. Si lo rompes, perderás tus prestaciones. Si lo haces tres veces, perderás tus prestaciones durante tres años".

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_