Marruecos reprende a la Eurocámara por dar crédito a la causa saharaui
El ministro de Exteriores asegura que no hubo violencia en el campo del Sáhara
Taieb Fassi-Fihri, ministro marroquí de Asuntos Exteriores, cumplió ayer su palabra de comparecer en el Parlamento Europeo para dar cuenta de los sucesos de hace tres semanas en El Aaiún en un ejercicio que se convirtió en la perfecta reencarnación del diálogo de sordos. A la pasión y las aceradas críticas y preguntas de los europarlamentarios, el jefe de la diplomacia marroquí respondió negando acusaciones, eludiendo satisfacer las demandas de transparencia y de permiso para visitar el territorio y asegurando que "el campamento fue desmantelado de forma pacífica". Fassi-Fihri arremetió contra la prensa española, a la que acusó de manipular los hechos, y atribuyó a la sociedad española un complejo de culpa por cómo se saldó la evacuación del Sáhara en 1975.
Según Rabat, España tiene complejo de culpa por la mala descolonización
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Sus euroseñorías esperaban al ministro marroquí cargadas de preguntas claras y directas para esclarecer los hechos. Se quedaron con las ganas. "Aquí se han usado las palabras con demasiada ligereza", comenzó la réplica del ministro a la batería de cuestiones planteada por una veintena de parlamentarios. "Se ha hablado de ocupación, pero les desafío a que encuentren una resolución de Naciones Unidas que hable de la ocupación del Sáhara. No utilicen palabras que son pura propaganda".
Había calentado Fassi-Fihri los ánimos de los miembros de la Comisión de Exteriores subrayando en su intervención inicial que "el campamento
[de Agdaym Izik, en las afueras de El Aaiún] fue desmantelado de forma pacífica. Los muertos fueron policías marroquíes. No hubo ni un solo civil muerto. La violencia era de la otra parte, con cócteles molotov, delincuentes y degolladores".
Las posiciones de ministros y diputados eran diametralmente opuestas. La socialista portuguesa Ana Gomes aludió a evaluaciones de la "inteligencia occidental que hablan de entre 500 y 600 muertos", a lo que respondió Fassi-Fihri que "todo el mundo, Human Rights Watch, Amnistía Internacional, la Federación Internacional de Derechos Humanos, dicen que no hubo un solo muerto". Y añadió: "Yo he pedido al Polisario el nombre de los muertos y me dieron dos. Y los dos son de dos personas que están vivas y que han hecho declaraciones. Todo son exageraciones".
El ministro acudió a Bruselas espoleado por el contenido de la resolución adoptada la pasada semana por el Parlamento Europeo, en la que se reclamaba una investigación internacional auspiciada por Naciones Unidas, se condenaba la violencia del desmantelamiento del campamento y se lamentaban los ataques a la libertad de prensa y de información.
Una fuente parlamentaria comentó que el grupo de presión promarroquí en la Eurocámara solo es superado por el que vela por los intereses de Israel, lo que explicaría la frustración de Rabat con una condena que no pudo evitar. El ministro confiaba en que la resolución quedara para diciembre y fuera desarbolada por su anunciada comparecencia de ayer. La europarlamentaria y ex ministra de Justicia francesa Rachida Dati, de origen marroquí por parte de padre, dejó ver por dónde podrían haber ido las cosas al realizar las únicas preguntas blandas al ministro y alertar contra la adopción de resoluciones que luego no se ajustan a la realidad de los hechos.
Fassi-Fihri calificó la resolución de precipitada, injusta y desequilibrada y ante los europarlamentarios defendió la negociación con el Polisario como la única vía para hallar una solución al conflicto. Pero una negociación sin condiciones previas. Según él, "nadie va a negociar con la condición de que haya un referéndum, que es la posición del Polisario". "El referéndum no es la panacea", insistió. Marruecos descartó unilateralmente el acuerdo de 1991 con el Polisario para celebrarlo "porque no hay censo" y desde 2004 plantea negociar una salida que descarta la independencia.
El ministro reiteró que no hay que caer en la trampa de la propaganda urdida por el Polisario que juega con los complejos de la sociedad española. "Una parte de las fuerzas vivas españolas tienen complejos de culpa por la mala descolonización del proceso de Madrid", diagnosticó.
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