Japón sigue pendiente del riesgo de fusión del núcleo de Fukushima
Los expertos creen que el paso de las horas aleja el espectro de otro Chernóbil - El sector asume que el accidente será reclasificado como de mayor gravedad
La central nuclear de Fukushima I cumplió ayer su segundo día de emergencia nuclear y eso, según los expertos, es lo mejor que le podía pasar. Las autoridades japonesas lucharon durante todo el día por evitar que dos de sus reactores cediesen. Lo hicieron mediante una drástica refrigeración con agua de mar y con vertidos radiactivos al exterior. Y aunque los indicios apuntaban a una deformación de las vainas de combustible -paso previo a la fusión del núcleo-, todos los expertos consultados coincidieron en que cada hora que la central seguía en pie la probabilidad de un nuevo Chernóbil quedaba más lejos. Así lo resumió el catedrático de ingeniería nuclear Javier Dies: "La situación es muy preocupante pero el tiempo juega a nuestro favor, porque la central tiende a enfriarse. Si aguanta tres o cuatro días la situación estará superada".
El Gobierno japonés admitió ayer que una fusión del núcleo en los dos reactores afectados de la central era algo posible. Fukushima I -a 240 kilómetros al norte de Tokio- tiene seis reactores, el más antiguo de los cuales abrió en 1971.
Cuando una nuclear tiene problemas de refrigeración y la temperatura se descontrola, el uranio que utilizan como combustible y los elementos metálicos que lo sustentan se pueden llegar a fundir para formar en un magma radiactivo. Eso ocurrió en Harrisburg (Estados Unidos) en 1979, el claro precedente de Fukushima.
Si la fusión del núcleo había llegado a darse o no fue objeto de discusión y de informaciones contradictorias. "Es muy difícil diagnosticar en estas circunstancias la situación del núcleo. Parece que ha empezado a haber deformaciones", explicó María Teresa Domínguez, presidenta del Foro Nuclear, el lobby que agrupa a las nucleares españolas.
A partir de 2.000 grados de temperatura, las vainas metálicas de cuatro metros de alto y en cuyo interior están las pastillas de uranio comienzan a combarse y ese es el inicio de la fusión. La agencia de noticias Kyodo sí afirmó que se habían fundido al menos parcialmente los núcleos de los dos reactores afectados. El reactor 1 estaría en ese estado desde el sábado y el 3 habría comenzado la fusión ayer, según fuentes citadas por Kyodo.
Los expertos consultados insistieron en que, llegado este punto de grave accidente nuclear, no era lo más relevante si se había fundido o no, sino si aguantarían las barreras de seguridad alrededor del núcleo. El ingeniero industrial y experto nuclear Antoni Tahull señaló que "si se ha iniciado el proceso de fusión metálica se crea un magma activo de uranio y de metal que debe quedar dentro de la contención. En Chernóbil no había contención".
El trabajo siguió como en el día anterior. Para bajar la temperatura, refrigeración de emergencia con agua de mar, prueba de lo desesperado de la situación, ya que el uso de agua salada descarta el uso de la central en el futuro. Y para reducir la presión en el interior de la contención, las autoridades mantuvieron -como mal menor- la emisión al exterior de gases radiactivos de los dos reactores. A las 08.33 de ayer (medianoche del sábado) la radiación medida fuera de la central fue de 1.204 microsievert -según el portavoz del Gobierno japonés, Yukio Edano-, cuando la natural en esa zona es de 0,07.
El accidente ha sido calificado inicialmente como nivel 4 en la escala internacional de sucesos atómicos, que va de 0 a 7. El nivel 4 es "accidente con consecuencias de alcance local". Pero el sector considera probable que la calificación sea revisada al alza. "Un Chernóbil parece descartado, pero está dentro de lo posible que suba a nivel 5 o 6", declaró Tahull. Harrisburg fue un nivel 5 -"accidente con consecuencias de mayor alcance"- y Chernóbil un 7 -"accidente grave"-. Es frecuente que los incidentes se clasifiquen inicialmente de forma conservadora y, con los detalles, se eleve su gravedad. La propia presidenta del Foro Nuclear admitió que el incidente podía acabar reclasificado como más grave aún. "Nivel 4 es lo mínimo. Si se revisa será al alza. Menos no lo veo".
Si el incidente recibe una categoría mayor, el golpe para la industria nuclear en el mundo sería mucho peor. Harrisburg paró durante tres décadas el programa nuclear en EE UU, y los ecologistas y los contrarios a la energía nuclear van a utilizar Fukushima como prueba de que es imposible generar suficientes barreras de seguridad ante una tecnología con un potencial tan destructivo. Los ingenieros del sector -generalmente defensores de la nuclear y por tanto mucho menos críticos que los ecologistas con la energía atómica- insisten en la dura prueba que supuso para las centrales un terremoto de magnitud nueve seguido de un tsunami.
Tahull recuerda cómo Japón optó por la energía nuclear pese a estar en la zona más sísmica del planeta: "California y Japón debatieron mucho si debían tener nucleares con tantos terremotos. Japón asumió el riesgo y nadie les puede enseñar nada sobre cómo se construyen las centrales". Para la tercera economía del mundo, con una gran densidad de población y sin petróleo ni carbón, la opción nuclear fue considerada como un camino casi inevitable. En 2010 produjo el 29% de la electricidad del país. Ayer, después de que 11 de sus 54 reactores pararan por el terremoto, Japón anunció apagones selectivos.
Problemas en cadena
- Viernes, 11 de marzo. A las 6.46 (hora peninsular española), un terremoto de 8,9 en la escala de Richter sacude la costa japonesa.
- Como medida de seguridad, los reactores de las centrales de Fukushima, Onagawa y Tokai se paran. Esto quiere decir que dejan de producir energía, pero en su interior continúan los procesos radiactivos, por lo que hay que seguir refrigerando sus núcleos.
- Un fallo eléctrico debido a la ola causada por el tsunami deja sin refrigeración a la central de Fukushima. El sistema
de generación diésel de emergencia comienza a enfriar la planta.
- Aproximadamente una hora después, el tsunami inutiliza los generadores diésel.
- 16.00. Japón declara la emergencia nuclear.
- Sábado 12 de marzo. A la una de la madrugada, las autoridades japonesas comunican al Organismo Internacional para la Energía Atómica (OIEA) que se disponen a liberar parte de los vapores concentrados en la nuclear de Fukushima, por lo que van a evacuar a la población en un radio de tres kilómetros.
- A las 7.36 las cámaras de televisión registran una gran explosión en la central de Fukushima. La estructura externa del reactor 1 se derrumba (la central tiene tres).
- A las ocho, los dueños de la fábrica comunican la explosión a las autoridades, y estas lo hacen al OIEA. También aumentan el radio de la evacuación hasta los 20 kilómetros, y anuncian que van a distribuir yodo entre la población para prevenir afecciones en el tiroides.
- A las doce se confirma el derrumbe, pero se notifica que la cámara que alberga al núcleo de la central, con el material radiactivo, no ha sido dañada.
- Ante el aumento de la temperatura en el núcleo de la central, la compañía Tepco, dueña de la central, empieza a bombear agua del mar mezclada con boro hasta el reactor. El objetivo es doble: disminuir la temperatura y tratar de capturar las partículas radiactivas. La empresa anuncia que hay emanaciones con cesio y yodo radiactivos. La dosis (un microsievert) es la aceptable para una persona un año.
- 13 de marzo. Las autoridades japonesas informan de que ha habido cuatro trabajadores heridos en la explosión de la central, y otros tres en otros accidentes.
- Se declara la alerta en la central de Oganawa, a unos 100 kilómetros de Fukushima. Aunque se teme que haya habido una nueva fuga, esta hipótesis se descarta y se achaca el aumento de radiactividad a la llegada hasta la planta de parte del gas liberado en Fukushima.
- Otra central, la de Tokai, anuncia que tiene problemas con el sistema de refrigeración de su reactor.
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