"Mi decisión será muy personal"
Zapatero comunica a su entorno cercano que la resolución sobre su candidatura electoral la tomará en solitario - El presidente no quiere precipitarse
"La decisión sobre mi candidatura electoral será muy personal". Así se ha pronunciado José Luis Rodríguez Zapatero ante su entorno más cercano tras las presiones para que despeje cuanto antes las incertidumbres sobre su candidatura para un nuevo mandato a la presidencia del Gobierno. Zapatero no ha tomado aún la decisión ni pretende precipitarla porque ha fijado como prioridad la lucha contra la crisis y serán su evolución y sus consecuencias políticas las que la determinen.
Zapatero opina que cuando hay dificultades, como los malos resultados que ahora reflejan las encuestas, hay quienes piensan que la solución pasa por un cambio de Gobierno o por el adelanto de su decisión acerca de la candidatura. Pero la solución a ese problema, según el presidente, "pasa porque gane la política, porque la acción política del Gobierno sea capaz de vencer a la crisis económica; si vamos despejando el camino de la crisis, lo demás, la decisión sobre la candidatura, caerá sola".
El presidente no ha tomado aún la decisión sobre su candidatura
Si dijera hoy que se presenta tendría que ser presidente y candidato a la vez
"La decisión de la candidatura caerá sola al despejar el camino de la crisis"
Una mayoría de dirigentes del PSOE cree que Zapatero es el mejor candidato
Zapatero, según ha confesado a su entorno cercano, piensa que las decisiones más trascendentes de un líder político, como la de presentarse a unas elecciones, son muy íntimas, proceden de la convicción política, de una decisión muy personal que se toma en solitario. Así ocurrió con su presentación como secretario general del PSOE en 2000; con la retirada de las tropas de Irak y la convocatoria del pleno del Congreso, en mayo, para explicar los recortes sociales. Y así lo hará con otra de las decisiones más trascendentales de su vida política, la de si se presenta o no a un tercer mandato.
Zapatero cree que la respuesta al dilema de si se concurre a un tercer mandato está en la propia lucha para contribuir a que España salga de la crisis, en cuya tarea está volcado y dispuesto a inmolarse tomando, incluso, decisiones de elevado coste electoral.
El presidente del Gobierno aún no ha tomado la decisión y tampoco lo hará este año, pese a las presiones que reciba y a sabiendas de que la incertidumbre genera preocupación, como han demostrado las declaraciones del presidente de Castilla-La Mancha, José María Barreda.
Y Zapatero no se va a precipitar porque, a su juicio, teniendo como objetivo la superación de la crisis, un anuncio sobre la candidatura, fuera de él o de otro, afectaría a su papel prioritario de presidente en momentos de crisis tan graves como los actuales.
Si dijera ahora que no se presenta, inmediatamente el debate político se centraría en la sucesión, o el postzapaterismo, en detrimento de la lucha contra la crisis económica. Según este razonamiento, la situación de provisionalidad que se crearía, al año y medio de las elecciones generales, dejaría al Gobierno en situación muy vulnerable cuando la crisis aún no está superada. El propio presidente acaba de reconocer que hasta 2012 la economía no entrará por la senda de un crecimiento del 2%. Además, al irse, la propia figura de Zapatero sería muy vulnerable y eso limitaría mucho su margen de maniobra política.
Y si dijera que se presenta tendría que sostener, a la vez, dos figuras incompatibles, la del presidente que toma las medidas necesarias frente a la crisis, y la del candidato que tiene que ofrecer horizontes nuevos. Un candidato sería reacio a tomar medidas impopulares, como las de ajuste que Zapatero tomó en mayo. Y la situación económica no ha despejado del todo sus incertidumbres como para garantizar que el presidente del Gobierno no tenga que tomar aún alguna medida impopular más.
La posibilidad de que se presente o no inquieta mucho en el PSOE. Lo ha puesto de relieve la reacción tan crítica que se ha generado en el PSOE contra Barreda al sugerir este que Zapatero no se presente.
Esa inquietud se ha visto acrecentada por la sostenida ventaja del PP sobre el PSOE en las encuestas desde mayo del año pasado, la evolución negativa de la confianza del electorado sobre Zapatero y la lejanía de la creación neta de empleo. El propio presidente reconoció el miércoles que en España no se volverá a crear empleo hasta 2012, justo el año en que se celebran las elecciones generales.
Como las situaciones de incertidumbre generan inquietud, algunos dirigentes del PSOE presionan para que Zapatero despeje la incógnita cuanto antes y, de este modo, asegurar su presentación. Según algunos, la decisión debe comunicarla a principios de 2011. Creen que llegar a las elecciones municipales y autonómicas de mayo de 2011 con una indefinición sobre la candidatura puede afectar negativamente al resultado de esos comicios que ya se presentan con grandes nubarrones a causa de las consecuencias de la crisis.
No obstante, la mayoría se inclina por esperar al resultado de las elecciones municipales y autonómicas de 2011. Pero de ahí no debe pasar. El presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, precisa que sólo si no se va a presentar debe decirlo cuanto antes.
Con la única excepción del presidente castellanomanchego, José María Barreda, que el jueves sugirió que Zapatero no se volviera a presentar, los barones territoriales y alcaldes consultados apuestan porque Zapatero sea el candidato. Uno de los más veteranos presidentes socialistas augura que habrá un clamor mayoritario en el PSOE para que se presente.
En la nueva generación socialista -Carme Chacón, Leire Pajín, Eduardo Madina, Antonio Hernando...- también hay un clamor para que Zapatero se presente. La nueva generación no se ve aún preparada para tomar el relevo a Zapatero y cree que la crisis económica ha sido una losa que le ha impedido el desarrollo de su programa social y político. Además, teme que la salida de Zapatero pudiera zanjarse con un candidato de la generación anterior, "lo que nunca ha dado buenos resultados en el PSOE".
Por su parte, Zapatero se ha reservado el "qué" y el "cuándo" de su decisión. Ha manifestado a su entorno que el paso del tiempo, el desarrollo de la lucha contra la crisis y sus consecuencias políticas "permitirán que la decisión caiga sola". Zapatero ha manifestado a ese mismo entorno que "buscará la naturalidad y la normalidad en la decisión en la que tendrá en cuenta el futuro del país y el del partido sin provocar tensiones ni situaciones dramáticas".
Lo que significa, entre otras cosas, que necesita tiempo para que la crisis económica despeje la situación política y pueda apreciarse algo tan importante para una decisión sobre su candidatura como es si recupera la confianza perdida en el electorado, algo que resulta difícil.
En todo caso, hay una amplia mayoría entre dirigentes del PSOE y líderes territoriales que consideran que, pese a todo, Zapatero es el mejor candidato posible. A fin de cuentas, Zapatero no está peor valorado que otros presidentes de gobierno de países del entorno europeo, sacudidos, también, por la crisis económica. Y, ante el temor de que no vaya a presentarse, quieren forzarle para que se decida cuanto antes.
En este sentido, el debate sobre la sucesión de Zapatero o sobre el "postzapaterismo", es débil para una mayoría socialista porque "no tiene nombre".
Esta tesis es compartida por barones territoriales y cuadros del partido que, a pesar de reconocer que Zapatero está muy mal valorado en las encuestas, sigue siendo el mejor candidato posible "aunque sea para perder".
Algunos hacen el ejercicio de nombrar a posibles candidatos para concluir que, aunque tengan determinados valores, ninguno quedaría mejor que Zapatero. En esta lista entra Alfredo Pérez Rubalcaba, a quien se le reconocen grandes capacidades, pero no se le ve como cartel electoral para toda España.
Ahora bien, el postzapaterismo será una realidad si el presidente del Gobierno decide no volver a presentarse. Entonces, necesariamente, tendrán que emerger los candidatos.
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