Rajoy se ceba con Cobo y Costa
El líder del PP impone un año de sanción al vicealcalde de Gallardón como gesto hacia Aguirre - El ex secretario general de Camps recibe el mismo castigo
En política, las batallas se ganan o se pierden casi siempre por culpa de las expectativas. Y, a falta de datos objetivos, que sólo dan las elecciones y los congresos, la victoria o la derrota se mide normalmente por estados de ánimo. Basándose en ese criterio, tras consultar a un nutrido grupo de dirigentes, el marianismo perdió ayer una batalla frente al aguirrismo.
Todos los afines a Rajoy trataban ayer de quitarle hierro a la noticia del día: Manuel Cobo, mano derecha de Alberto Ruiz-Gallardón y persona de confianza de Mariano Rajoy, será sancionado con un año de suspensión de militancia, bastante más de lo esperado -se habló de tres o, como mucho, seis meses-. Y, además, se lleva la misma sanción, por motivos bien diferentes, que Ricardo Costa, ex secretario general del PP de la Comunidad Valenciana.
Los afines a Rajoy tratan de restar importancia a la suspensión de Cobo
Los dirigentes valencianos consideran excesivo el correctivo a Costa
"Era inevitable, los estatutos no dejan margen, es una falta grave, penada de uno a cuatro años. Era lo mínimo, tal vez pueda rebajarse si no hacen mucho ruido, ya que es revisable a los seis meses...", se defendían los marianistas. Mientras, los aguirristas estaban satisfechos, aunque aún no querían vender la piel del oso porque la sanción no es definitiva: se trata de una propuesta. Los dos afectados recurrirán porque no admiten los cargos que se les imputan ni la sanción. Tienen 15 días para hacerlo.
Cobo ha sido suspendido por criticar a Aguirre en una entrevista en EL PAÍS, donde dijo que era "de vómito" lo que estaban haciendo con la candidatura de Rodrigo Rato para presidir Caja Madrid. A Costa le sancionan por insistir en que era secretario general cuando Génova lo daba por cesado.
"Los órganos del partido funcionan, pero aquí no se ha producido ninguna decisión. No se ha reunido el comité de conflictos", se limitó a decir la propia Esperanza Aguirre a los periodistas.
Una suspensión de militancia es algo muy grave para dos personas como Cobo y Costa, que acumulan entre ambos más de 40 años de pertenencia al PP. Ambos llevan ya tres meses suspendidos cautelarmente.
A pesar de que se han llevado la misma sanción, Cobo y Costa no se parecen en casi nada. El primero es un dirigente nacional, ariete histórico contra Aguirre, a la que responsabiliza por el espionaje que sufrió en 2008, un asunto investigado por los tribunales. Costa es un dirigente regional, crecido a la sombra de Francisco Camps, que en el último instante lo dejó caer. Por Camps recogió avales para Rajoy y en contra de su hermano Juan, el ex ministro. "Algunos pretenden convertirme en un chivo expiatorio o en un cabeza de turco, y no me parece razonable", llegó a decir Costa.
Políticamente, la suspensión a Cobo tiene mayor relevancia interna. Gallardón sigue confiando en él -ayer mismo estaba en el pleno del Ayuntamiento ejerciendo de vicealcalde y portavoz del Grupo Popular, un puesto que no ha perdido pese a no ser ya militante del PP- y su papel es clave en la guerra que ha mantenido Aguirre contra el alcalde de Madrid y el propio Rajoy.
La suspensión de Cobo es un gesto de acercamiento más en una semana que ya tuvo uno muy relevante: el martes, Aguirre invitó a Rajoy como estrella de un acto del PP madrileño, y ambos se lanzaron múltiples elogios. Además, Rajoy confirmó que ella será de nuevo candidata a presidir la Comunidad de Madrid en 2011, algo políticamente clave después de que él mismo recordara en tono amenazante que, según los estatutos, el presidente del PP pone y quita todos los candidatos.
El acercamiento ya se había iniciado en la cena de Navidad del PP madrileño, según los aguirristas. Aunque el recelo y las diferencias políticas no se han disipado, ningún dirigente oculta que la relación es ahora distinta. La cercanía de las autonómicas y municipales, donde el PP se la juega, y la buena marcha en las encuestas han provocado una tregua, que no la paz definitiva.
Si Cobo cuenta con el apoyo de Gallardón y del marianismo, y piensa recurrir una sanción que no asume, Costa también tiene el apoyo de su partido en Valencia y recurrirá. De hecho, la sensación generalizada es que Rajoy y, sobre todo, Dolores de Cospedal, han utilizado a Costa para dar un golpe de autoridad contra Francisco Camps, que llegó a engañar al líder al decirle que el Comité Regional le había relevado como secretario general, algo que nunca sucedió, según coinciden todos los presentes en esa reunión del 13 de octubre. De hecho, aún no se ha aprobado oficialmente el acta de esa reunión, en la que se señala que Costa salió ratificado.
Ese engaño distanció a Rajoy de Camps, aunque el líder mantiene públicamente su defensa del valenciano y confía en que el Tribunal Supremo no acabe llevándolo al banquillo por cohecho y pueda llegar a las próximas elecciones.
La mayoría de los dirigentes valencianos consultados consideran que la sanción es demasiado severa. El sucesor de Costa, Antonio Clemente, dijo que un año era "excesivo". "En su momento, a lo mejor, pudo cometer un error más de formas que de otra cosa", indicó Clemente.
El propio Camps, copa de cava en mano, brindó con Ricardo Costa en la cena de Navidad del Grupo Popular en las Cortes Valencianas a finales del pasado mes de diciembre y tuvo palabras de aprecio hacia él. Camps llegó a barajar la posibilidad de nombrar consejero a Costa antes de que éste fuese defenestrado por la dirección nacional del PP.
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