La banca española, estigmatizada
Las entidades españoles salen como grandes perdedoras frente a las francesas y alemanas pese a su nula exposición a la deuda griega
La banca española ha salido de la cumbre de Bruselas como la gran perdedora de Europa. La prensa de toda Europa publica que necesita más de 26.000 millones, una cuarta parte del total de 106.000 millones de recapitalización prevista para toda la banca europea. Un plan de refuerzo inicialmente pensado para hacer frente a las consecuencias de la suspensión de pagos de Grecia ha acabado por señalar al país (entre los grandes del euro) y cuyas entidades tenían menor exposición a la deuda griega. Mientras, la banca francesa y la alemana, los grandes tenedores de títulos griegos, se van de rositas.
El Gobierno español ha sido incapaz de lograr en primera instancia que se hiciera caso a alguna de sus exigencias. La EBA no ha dado a la deuda española a vencimiento el tratamiento de activo libre de riesgo, y no ha tomado en cuenta ni las previsiones genéricas (en este caso era lo previsible y, hasta cierto punto, lógico) ni los bonos necesariamente convertibles en acciones que, en la práctica, son tan capital como el mejor capital. España ha arrancado una promesa de que se tendrán en cuenta, pero parte del daño ya está hecho.
España fue el país con más suspensos en las pruebas de resistencia a la banca de julio y sí, luego había muchas explicaciones: que era el país que presentaba más bancos, que las provisiones genéricas deberían haber contado, que algunas recapitalizaciones ya estaban en marcha... Pero fue el país con más suspensos. Ahora, solo cinco bancos han entrado en el cómputo (Santander, BBVA, Bankia, La Caixa y Popular) y España es el país que más capital necesita. Y sí, luego vendrán las explicaciones, los convertibles, el beneficio orgánico, las plusvalías... Pero España es el país que más capital necesita. Aunque no sea verdad que necesite tanto.
El líder del Partido Popular, Mariano Rajoy, había advertido del riesgo de que la deuda española saliera estigmatizada de la cumbre europea, pero la que sale más estigmatizada ha sido la banca española. Las cinco entidades necesitan capital, según la EBA, y entre ellas están los mejores bancos españoles. ¿Cómo estarán los demás?
Y lo peor es que para el cálculo de las necesidades de capital no se tiene del todo en cuenta el que es de verdad el gran riesgo del sistema financiero español: los activos del ladrillo, ya que están concentrados sobre todo en las cajas de ahorros que en su gran mayoría no han sido sometidos al examen. La gran recapitalización de la banca española es para cubrir aquello en lo que tiene menos riesgo: la deuda soberana.
La opinión de los expertos
El mazazo a la banca española sorprendió -relativamente- a los expertos consultados. Los sistemas financieros de Alemania y Francia son, de largo, los que más exposición tienen a la deuda soberana de los países con problemas, y sin embargo los grandes bancos galos y germanos tendrán que levantar mucho menos capital que las entidades españolas. "Lo más probable es que los mercados reaccionen mal a las necesidades impuestas a España, tanto en las cotizaciones de la banca en Bolsa como en la prima de riesgo de la deuda. En algunos casos hay margen para conseguir ese dinero en el mercado, pero en otros no va a quedar más remedio que acudir al fondo de rescate español o europeo", explicó José Carlos Díez, economista jefe de Intermoney. "No son buenas noticias", cerró.
El otro problema es que la reforma financiera puesta en marcha por el Ministerio de Economía y el Banco de España, con un elevado número de fusiones y fuertes exigencias de capital, queda en entredicho con las cifras de la EBA en la mano. Para Santiago Carbó, asesor de la patronal Ceca y director de estudios y análisis de Mare Nostrum, las cifras de la EBA "obligarán a las cinco grandes entidades españolas, cuando son precisamente algunas de esas las que mejor están, a salir al mercado a buscar capital en un momento muy difícil". No solo eso, los mercados "van a medir al resto de entidades con el mismo rasero", algo que augura nuevos problemas. "Los test de estrés ya salieron mucho peor de lo que creían las autoridades españolas. Estas cifras son aún más duras, son un revés en toda regla de los socios europeos de España, que no queda en buen lugar pese al gran esfuerzo que ha supuesto la reforma financiera, pese al resto de recortes y reformas de los últimos meses, que hacían pensar en un tratamiento algo más benévolo. Y lo más contradictorio es que ni siquiera recogen el deterioro en las cuentas del sector derivado del agujero inmobiliario", aventuró.
¿Estigmatización de la deuda?
En comparación con el golpe recibido por los bancos, el mazazo a la deuda es menor. Como cuestión de principio, es cuestionable que no se considere la deuda pública a vencimiento como un activo libre de riesgo, pero no hay una quita, una depreciación o devaluación como consecuencia de las decisiones europeas. Lo que hay es una valoración a precio de mercado que, en la práctica, implica un recorte de valoración a la hora de calcular las necesidades de capital. El impacto ha sido de 6.290 millones.
La deuda pública ya se contabiliza a precio de mercado en otras carteras. En la cartera de negociación, las minusvalías se apuntan en la cuenta de resultados y disminuyen el beneficio. En la cartera de activos disponibles para la venta, las diferencias se recogen en los fondos propios. Y ahora la que se toca es la cartera a vencimiento. La UE subraya que se trata de una medida excepcional y temporal y que no afecta a la contabilización de la deuda sino que solo se tiene en cuenta a la hora de calcular las necesidades de capital.
En teoría, puede haber entidades que tengan plusvalías en la deuda española (si su coste de adquisición es inferior al precio actual de mercado). En la práctica, todos los bancos españoles tienen ahora mismo minusvalías en el conjunto de su cartera, aunque tienen títulos con plusvalías y títulos con minusvalías. La diferencia de valoración con respecto al nominal, por tanto, depende la cartera de cada entidad y no es para todas del 2% o del 3%, sino que depende de cada una.
¿Disuade eso de comprar deuda española? ¿La devalúa? Los que han devaluado la deuda española han sido los mercados, no la cumbre de Bruselas. Desde luego que admitir la depreciación a efectos de cómputo no da la mejor imagen, pero en las nuevas emisiones, por definición, los títulos se compran a valor de mercado y, por tanto, no sufren de entrada ningún recorte. A futuro, tanto pueden tener plusvalías como minusvalías, lo mismo que los alemanes. De hecho, si se encuentran soluciones a la crisis del euro, es más probable que sufran minusvalías los bonos alemanes de las últimas emisiones que los españoles, que podrían salir ganando. Por eso tenía sentido vincular la recapitalización de la banca con depreciación de la deuda a una solución global. Pero cuando ayer se llegó al acuerdo para los bancos con la venia del Gobierno español, todo lo demás seguía en el alero.
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