La oposición de los países fuertes de la UE aplaza un acuerdo sobre el fondo de rescate
Alemania, Francia y Holanda suman sus fuerzas para rechazar la ampliación del mecanismo de rescate
La oposición de Alemania, Francia y Holanda a aprobar la ampliación del fondo de rescate sin reforzar la disciplina fiscal en la UE amenaza con retrasar un acuerdo hasta el próximo Consejo europeo de primavera, que es la opción preferida por Berlín. Sin embargo, la Comisión Europea, tal y como ha reiterado su presidente José Manuel Durão Barroso al final de la reunión de los ministros de Economía de la UE en Bruselas, no comparte esta opinión. De hecho, el líder del Ejecutivo comunitario ha insistido en que intentará sacar adelante la propuesta, cuyo objetivo es atajar las dudas de los mercados, a principios del próximo mes de febrero.
Según ha explicado a la prensa el ministro holandés de Finanzas, Jan Kees de Pager, país que junto a Alemania o Francia conserva una calificación de su deuda de matrícula de honor (triple AAA), "ayer hubo definitivamente una conversación sobre aumentar (el mecanismo de rescate) por encima de 440.000 millones, hasta un total de 750.000
millones, pero el Eurogrupo rechazó la idea". Hoy, ha matizado, no han hablado "realmente sobre el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera" ya que este asunto no pertenece exactamente al ámbito del Ecofin", sino del Eurogrupo. A diferencia del primero, que reúne a todos los ministros del ramo de los países miembros, el Eurogrupo solo acoge a los responsables de los Estados que comparten el euro.
"Hay que reforzar la capacidad financiera de este fondo y ampliar el ámbito de su aplicación", ha defendido Barroso antes de recordar que esta es la "posición unánime" de los comisarios europeos. Para Barroso, el refuerzo es "algo que habría que aplicar cuanto antes en el marco de una respuesta mucho más amplia" para estabilizar los mercados en los próximos meses. "Tenemos que ir por delante de los mercados, no ir a la zaga de lo que estén haciendo", ha insistido.
En la misma línea que Barroso, el comisario de Asuntos Económicos, Olli Rehn, ha advertido de que no hay que perder perspectiva y hay que seguir trabajando pese al "respiro" de los mercados durante los últimos días. "Es importante que nos demos cuenta de que la crisis en el mercado de deuda pública continúa. Tuvimos un respiro en los últimos días, pero no nos podemos permitir ninguna autocomplacencia en esta situación, sino que tenemos que actuar lo antes posible para acordar el refuerzo del fondo", ha dicho Rehn.
El ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, advirtió este lunes de que "no hay ninguna necesidad de adoptar una decisión urgente" sobre esta cuestión. Schäuble, que hizo estas manifestaciones antes de la reunión de los ministros de la zona euro, es partidario de tomar un acuerdo en la reunión del Consejo Europeo de marzo, y no en el la del 4 de febrero como había solicitado el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso.
El ministro alemán precisó: "Empezaremos a discutir hoy una respuesta palpable a la crisis que se prolonga, pero hoy no adoptaremos la decisión". "Llevaremos a cabo", añadió, "los numerosos trabajos que se deben realizar desde ahora hasta el Consejo Europeo", en referencia al de marzo. Berlín quiere hacer coincidir la decisión de ampliar el fondo -que no es la que más le satisface por ser el mayor garante (119.000 millones de los 440.000 del total)-, con un Consejo donde se dará un nuevo impulso al endurecimiento de las sanciones a los infractores fiscales en el marco de reforzar el gobierno económico de la UE.
El presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, aseguró al término de la reunión que "se han acelerado los trabajos para presentar las conclusiones al Consejo lo antes posible". Pero no precisó si ese Consejo será el que la Comisión propone en febrero o en el de marzo, como quiere Alemania. Juncker se refirió a España y calificó de ejemplar el proceso "de consolidación fiscal y de reformas estructurales". Por su parte, el comisario de Asuntos Económicos, Olli Rehn, aseguró que los nuevos test de resistencia a la banca serán más rigurosos y en ellos intervendrá la nueva autoridad bancaria europea.
La idea de ampliar el Fondo, actualmente de 440.000 millones (pero solo disponibles efectivamente unos 250.000) había sido lanzada a mediados del pasado diciembre por el director ejecutivo del Fondo Monetario Internacional (FMI), Dominique Strauss- Kahn. En aquel momento fue desechada por la Comisión porque se interpretaba como una señal peligrosa que implícitamente señalaba a países como España o Italia, como posibles demandantes de ayuda.
Después, tras los ataques a Portugal y España, la semana pasada, Barroso manifestó la necesidad de "reforzar la capacidad de financiación y ampliar el ámbito de sus actividades". Se trataba de aumentar la cuantía pero también abrir la posibilidad de comprar deuda pública de los Estados con problemas. La propuesta de modificar el fondo tanto en sus aspectos cualitativos como cuantitativos será plasmada formalmente en una carta que Barroso dirigirá próximamente a los líderes europeos.
La iniciativa de Barroso ha molestado a Berlín, muy celoso de mantener el control de los tiempos en todas las decisiones de la UE. "Estas propuestas aisladas", dijo Schäuble, "no hacen la situación más fácil, sino que la complican". La realidad es que cada vez que los máximos responsables de la política de la UE, como Barroso o el presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, adoptan una iniciativa, que antes no ha sido bendecida por Berlín o París, reciben una censura más o menos velada.
La vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Economía, Elena Salgado, manifestó antes de la reunión, que las modificaciones del fondo de rescate en estudio no son "un traje a medida ni a no medida" para resolver los problemas de España. Salgado fue taxativa al señalar que "no cabe ninguna interpretación", asegurando que los ministros están "a favor de hacer lo máximo para garantizar la estabilidad del euro". La posición de España es la de introducir "la máxima flexibilidad y la máxima amplitud".
Las alternativas para consolidar el sistema a debate
Aumento limitado de la capacidad efectiva
- El Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF), cuenta con una capacidad teórica de 440.000 millones de euros. Sin embargo, las fuertes garantías exigidas por las agencias de calificación de rating para concederle la máxima nota (AAA), suponen que el dinero disponible por el fondo sea solo de unos 250.000 millones. Los Estados deben garantizar un 120% de la cantidad que el fondo toma prestada del mercado y además debe constituir un depósito en metálico como reserva que se irá acumulando cada vez que se conceda un préstamo. Para aumentar la capacidad del FEEF se barajan dos opciones: modificar el sistema de garantías de manera que el fondo disponga efectivamente de los 440.000 millones de euros para prestar o aumentar su cuantía hasta unos 700.000 millones para que se dispongan efectivamente de 440.000.
Aumento ilimitado del volumen
- La ampliación de la lista de países que podían encontrar dificultades en la obtención de compradores de su deuda pública ha promovido la búsqueda de soluciones más ambiciosas. El ministro de Finanzas de Bélgica, Didier Reynders, ha propuesto que el fondo de rescate de la UE disponga de recursos "ilimitados" para hacer frente a todas las demandas que se presenten y evitar así la situación de provisionalidad e incertidumbre. Recientemente Bélgica sale también en la lista de sospechosos habituales en la que aparecen Grecia, Irlanda, Portugal, España e Italia, por motivos muy distintos en cada caso. Esta propuesta conlleva también sus propias dificultades. La dotación ilimitada del fondo no impide cada vez que se acuerde un préstamo para el rescate de un país, pasar por todos los parlamentos nacionales para su aprobación.
Ampliación de las competencias
- En realidad no se trata de una propuesta alternativa sino que se añadiría a cualquiera de las dos anteriores. El presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, ha pedido un aumento "cualitativo y cuantitativo del fondo". Uno de los objetivos que defienden tanto Trichet como la Comisión Europea es permitir al FEEF que pueda comprar deuda pública de los países con dificultades, liberando así al BCE de esta tarea, que según algunos analistas está poniendo en duda su independencia. También se baraja la posibilidad de que el FEEF pueda conceder líneas de crédito a los Estados o directamente a los bancos que precisen recapitalizarse. Bruselas promueve la idea de que el FEEF de acuerdo con los Estados pudiera efectuar emisiones de eurobonos en las que se "mutualizarían los esfuerzos". "Hay muchas alternativas en discusión", ha reconocido el comisario de Asuntos Económicos, Olli Rehn.
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