El pasado sábado Bluper publicó la noticia de que RTVE no renovará el programa de debates Gen Playz. Las noticias apuntan al fichaje de José Pablo López como nuevo director de contenidos generales, y a la necesidad de recortar gastos de cara a la compra de los derechos de emisión del Mundial de fútbol que se jugará en un país en el que la homosexualidad está penada por ley y en el que las mujeres requieren de la tutela legal de un hombre. Pe...
El pasado sábado Bluper publicó la noticia de que RTVE no renovará el programa de debates Gen Playz. Las noticias apuntan al fichaje de José Pablo López como nuevo director de contenidos generales, y a la necesidad de recortar gastos de cara a la compra de los derechos de emisión del Mundial de fútbol que se jugará en un país en el que la homosexualidad está penada por ley y en el que las mujeres requieren de la tutela legal de un hombre. Pequeñeces al lado de la audiencia que puede dar un mundial. Ahondar en ello nos llevaría a preguntarnos cómo debería ser la radiotelevisión pública. Hace un año el horizonte de RTVE estaba en dejar de abusar de las contrataciones externas y recuperar la audiencia, y hoy parece que ni producción propia ni audiencia. La cosa no chuta.
He visto unos cuantos debates de Gen Playz (incluso he participado en uno), y por lo general no entiendo nada. Me parece una versión colorida de Hablando se entiende la basca. Sí me atrevo a calcular, sin embargo, cuánto van a ahorrar quitando ese programa. A lo mejor pagan un par de cenas en Qatar. Quien dice un par, dice una cena con postres. Es un formato muy económico y, a día de hoy, la cara visible de Playz, un pequeño canal injustamente maltratado por un ente que parece empeñado en destruirse a sí mismo. Échenle un ojo antes de que lo borren por completo. Si usted alguna vez visita —por lo que sea— las instalaciones, sentirá el ya mítico silencio espectral de sus pasillos, y el descontento de los cuatro gatos que aún habitan las instalaciones de lo que fue un servicio público de calidad. Dentro de poco quedará un solo empleado manejando un cuadro de mandos, como el caballero del Grial al final de Indiana Jones y la última cruzada. Y será un externo, como si lo viera.
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