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Guerra entre Israel y Gaza
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Tres patatas, 36 euros: el rostro del hambre en Gaza

El precio de los alimentos se ha disparado en la Franja, sobre todo en el norte, donde es muy complicado hacer llegar la asistencia. Hay familias que no comen una fruta o una verdura desde octubre y en este momento nueve de cada diez niños sufre malnutrición. En estas imágenes no hay sangre ni escombros, pero en ellas se resume el desastre humanitario que padecen dos millones de personas

Estas tres patatas, fotografiadas el 25 de agosto en un mercado del norte de Gaza, cuestan 150 séqueles, unos 36 euros. Eso cuando se encuentran, porque los bombardeos y los desplazamientos masivos han obligado a abandonar la mayoría de campos y huertas y la ayuda humanitaria sigue siendo muy escasa para atender a los más de dos millones de habitantes de este territorio palestino. Antes de la guerra, que comenzó en octubre de 2023, estas patatas costaban unos dos séqueles, unos 50 céntimos. Según las últimas cifras de la Clasificación Integrada de las Fases (CIF, en español, IPC, en inglés), una herramienta independiente y mundialmente reconocida que mide la seguridad alimentaria y la nutrición y en la que participan varias organizaciones de la ONU, el 96% de toda la población de Gaza enfrenta altos niveles de inseguridad alimentaria aguda. Los últimos resultados indican que unas 495.000 personas sufren niveles catastróficos de inseguridad alimentaria, y el riesgo de hambruna persiste en toda Gaza.
Estas tres patatas, fotografiadas el 25 de agosto en un mercado del norte de Gaza, cuestan 150 séqueles, unos 36 euros. Eso cuando se encuentran, porque los bombardeos y los desplazamientos masivos han obligado a abandonar la mayoría de campos y huertas y la ayuda humanitaria sigue siendo muy escasa para atender a los más de dos millones de habitantes de este territorio palestino. Antes de la guerra, que comenzó en octubre de 2023, estas patatas costaban unos dos séqueles, unos 50 céntimos. Según las últimas cifras de la Clasificación Integrada de las Fases (CIF, en español, IPC, en inglés), una herramienta independiente y mundialmente reconocida que mide la seguridad alimentaria y la nutrición y en la que participan varias organizaciones de la ONU, el 96% de toda la población de Gaza enfrenta altos niveles de inseguridad alimentaria aguda. Los últimos resultados indican que unas 495.000 personas sufren niveles catastróficos de inseguridad alimentaria, y el riesgo de hambruna persiste en toda Gaza. Mahmoud Issa (REUTERS)
Tres pimientos y dos cabezas de ajo cuestan unos 50 séqueles, unos 12 euros, en la zona norte de la Franja, donde los precios son especialmente elevados porque llega muy poca ayuda humanitaria. "El kilo de pepinos ha llegado a costar 100 dólares. Nadie puede comprar verduras a ese precio. Los más afortunados compran un pepino, un tomate, una cebolla, si tienen suerte y los encuentran", explica desde el centro de la franja de Gaza a este periódico Samir Zaqut, de la ONG palestina Al Mezan. Mahmoud Issa (REUTERS)
Estas conservas cuestan unos 120 séqueles en el norte de Gaza en estos momentos, unos 30 euros. "La calidad de la comida enlatada ha mejorado algo. Al principio solo venían de Egipto, ahora también de Jordania, que son algo mejores, pero los niños no pueden pasar casi un año comiendo comida en lata", explica Samir Zaqut. En estos días, y por primera vez desde el inicio de la guerra, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) logró que sus comedores comunitarios en el norte de Gaza proporcionen a la población comidas calientes con verduras frescas (patatas y cebollas). Sin embargo, los ataques contra el personal y las misiones humanitarias aumentan el riesgo de limitar el acceso y la entrega de ayuda vital. Sin ir más lejos, el PMA anunció que, aunque las operaciones en Gaza continúan, ha tenido que suspender temporalmente los movimientos de personal tras un ataque contra uno de sus convoyes el 28 de agosto.Mahmoud Issa (REUTERS)
Un bote de leche en polvo para niños y de cereales para bebés cuestan unos 100 séqueles, unos 25 euros. Según cifras recientes de Unicef, un 90% de los niños de Gaza está desnutrido y sufre amenazas "severas" para su "supervivencia, crecimiento y desarrollo". Mahmoud Issa (REUTERS)
Estas bolsas de garbanzos, arroz, lentejas, frike y bulgur cuestan unos 120 séqueles (30 euros). Estos alimentos, muy usados en las cocinas palestinas, entran en los camiones de ayuda humanitaria y hay algunas personas que los revenden. Aunque siguen siendo escasos comparados con las necesidades de la Franja, las legumbres, cereales y alimentos enlatados son algo más fáciles de encontrar que los productos frescos. En Gaza hay familias que llevan 11 meses sin comer un tomate, una manzana o un huevo. La desnutrición alcanza niveles insospechados. Mahmoud Issa (REUTERS)
Estas tres guayabas cuestan unos 10 euros. "En Gaza no entran semillas, fertilizantes ni ningún tipo de materia prima para relanzar los cultivos", afirma Zaqut. A todo eso se suma el problema del agua, que escasea y la poca que hay no se puede usar en regar. En mayo, Israel cerró Rafah, la terminal fronteriza con Egipto por la que ingresaba la mayoría de ayuda humanitaria a Gaza. Ahora, se usa otro paso, llamado Kerem Shalom. Del 1 al 25 de agosto entraron en Gaza 1.713 camiones de ayuda humanitaria. En abril, superaron los 5.000. "La ofensiva israelí tiene muchas caras, pero todas nos llevan a la muerte. ¿Por qué no dejan que los camiones lleguen al norte?", se pregunta Zaqut. Mahmoud Issa (REUTERS)
Se necesita pagar 24 séqueles, unos 6 euros, para comprar dos huevos en el norte de Gaza. El informe del CIF, el termómetro que mide el hambre, estimó que para comprar comida, más de la mitad de los hogares de Gaza venden su ropa y un tercio recoge y vende basura. Más del 20% de las personas entrevistadas por los expertos de este organismo declaró que pasa días y noches enteros sin comer. Según la Agencia de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO), entre un 60% y un 70% del ganado de Gaza ha muerto debido a la guerra y al menos un 65% de las tierras de cultivo está inutilizable.Mahmoud Issa (REUTERS)
Una bolsa de leche en polvo y un kilogramo de azúcar cuestan 300 séqueles, unos 75 euros. Son productos que casi nadie puede permitirse en este momento en Gaza. ¿Pasaban hambre los gazatíes antes de esta guerra? La Franja llevaba sometida a un bloqueo israelí desde 2007, cuando el grupo islamista palestino Hamás se hizo con el poder. Antes de octubre, dos tercios de la población de Gaza recibían ayuda para comer, en forma de alimentos o de subvenciones. Pero la desnutrición infantil aguda no llegaba al 1%. Entre un 53 y un 59% de los gazatíes vivían en la pobreza antes de esta guerra, que ha provocado la muerte de más de 40.000 palestinos, según fuentes del ministerio de Salud de Gaza. El 7 de octubre de 2023, milicianos de Hamás se infiltraron en Israel y mataron a unas 1.200 personas y tomaron como rehenes a 250, según cifras oficiales. Un centenar sigue en Gaza y no se sabe a ciencia cierta cuántas están con vida. Mahmoud Issa (REUTERS)
La mermelada, el dulce de dátiles y una botella de melaza de uva pueden costar en este momento en Gaza unos 70 euros. Son productos de lujo, muy raros de encontrar. Y además, la pregunta es quién tiene ese dinero en efectivo en Gaza en este momento. Desde hace meses, los bancos no funcionan, no hay dinero en metálico entrando en la Franja y cada vez es más complicado enviar una transferencia y sobre todo que la persona a la que va dirigida pueda recibirla y cobrarla. "Los billetes son viejos, el papel está desgastado y roto y mucha gente ya no acepta algunos billetes", explica Zaqut, de Al Mezan. "Esta situación, esta falta de todo, lleva a la gente al límite, sobre todo a los más pobres", agrega. Mahmoud Issa (REUTERS)
Una botella de aceite de oliva y otra de aceite para cocinar cuestan 125 séqueles, unos 30 euros. En julio y agosto, el PMA solo logró hacer entrar en Gaza la mitad de las 24.000 toneladas de ayuda alimentaria necesarias para alcanzar sus objetivos. Por ello, tuvo que reducir el contenido de los paquetes de alimentos que distribuye. Este organismo insiste en la necesidad urgente de reparar las carreteras, muy dañadas por la guerra, para poder llevar la asistencia humanitaria a todas las personas que la necesitan. La mayoría están impracticables y la situación empeorará con las próximas lluvias e inundaciones. Mahmoud Issa (REUTERS)