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El plan de Cabo Verde para acabar con el hambre y fortalecer la economía local

La creación de redes de agricultores que venden sus productos a instituciones gubernamentales del país africano, como a las escuelas o a las Fuerzas Armadas, contribuye a luchar contra la inseguridad alimentaria que sufre el país y a convertir la agricultura en un modo de vida digno para muchas familias sin recursos

Los índices de escolarización en Cabo Verde han aumentado considerablemente tras la independencia de Portugal en 1975, igualando ratios europeas en apenas 40 años. Parte de este éxito se atribuye a la instauración de las cantinas escolares en 1978. La comida caliente que se ofrecía en los colegios se convirtió en el aliciente para que comenzaran a asistir a las aulas con asiduidad muchos jóvenes que participaban de las tareas del campo. Las sucesivas crisis alimentarias han provocado que, hoy en día, el refuerzo nutricional de las cantinas escolares sea primordial. Muchas familias se enfrentan a grandes dificultades para tener acceso a los alimentos ya que carecen de recursos económicos para asegurar una dieta equilibrada en el hogar.Alfredo Cáliz
Bartolomeu es líder comunitario y agricultor de la zona de Janela, un pequeño valle agrícola al norte de la isla de Santo Antão, al que ha viajado EL PAÍS invitado por la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECID). En 2020, Bartolomeu empezó a comercializar sus bananas en las cantinas escolares de São Vicente a través de la Red de Productores Agrícolas Locales (REPAL), y desde entonces ha ido aumentando la superficie del cultivo de bananera, dedicado a la alimentación, en detrimento del de caña de azúcar, orientado a la producción de aguardiente. En la actualidad, es uno de los promotores de la red de productores de su municipio, con la que se pretende mejorar el acceso al mercado de los pequeños generadores agrícolas y rentabilizar sus producciones para que los jóvenes vean el campo como una alternativa viable y digna para ganarse la vida.Alfredo Cáliz
Pontinha de Janela es un pueblo de refugiados climáticos. A causa del agotamiento de los recursos hídricos, una población de unas 500 personas se vio obligada a desplazarse en los noventa a esta zona, una pequeña playa con una mínima actividad pesquera. Sus nuevos habitantes tuvieron que adaptarse a las nuevas condiciones para retomar su actividad agrícola. Su antiguo hogar está a dos horas a pie del nuevo emplazamiento.Alfredo Cáliz
Alberto Sentís, técnico de la ONG española CERAI, colabora en el ‘entreposto’ Agrícola de Ribera da Cruz, en la isla de Santo Antão, un lugar dedicado al procesado de los alimentos. La organización trabaja en Cabo Verde desde 2010 para garantizar la seguridad alimentaria y nutricional desde un enfoque agroecológico. En la imagen, Sentís prepara, junto con trabajadores locales, las hortalizas que van a formar parte del almuerzo que ofrecen los centros educativos durante la semana.Alfredo Cáliz
Escuela infantil a la hora del almuerzo. El FICASE es la institución encargada de dirigir el Plan Nacional de Alimentación y Salud Escolar (PNASE) de Cabo Verde, que entre otros beneficios garantiza al alumnado un almuerzo que aporta el 25% de sus necesidades diarias. De este refuerzo nutricional se benefician aproximadamente 100.000 menores en edad escolar. El sistema de alimentación escolar se abastece de productos hortofrutícolas a través de las redes de productores familiares, que han sido creadas en distintos puntos del archipiélago desde 2015 para satisfacer las necesidades de un mercado que representa al 20% de la población. La apertura económica del país trajo consigo los desórdenes ya clásicos del progreso. La dieta tradicional de gran valor nutritivo ha dado paso a una pauta de consumo desordenada con alimentos ultraprocesados que genera problemas de carencias de hierro. Si en 1978 los jóvenes del país se enfrentaban a problemas de crecimiento, ahora afrontan otros como la obesidad y el sobrepeso infantil.Alfredo Cáliz
‘Entreposto’ agrícola de Ribeira da Cruz. Su proyecto para reforzar las capacidades de producción agrícola ha sido financiado por la AECID.Alfredo Cáliz
La exuberancia tropical del valle de Paul, en la isla de Santo Antão, contrasta con el paisaje árido de un archipiélago que históricamente ha mostrado ciertas fragilidades a la hora de garantizar una alimentación adecuada a sus habitantes. El suelo agrícola apenas cubre el 10% del territorio, mientras que el 80% de los alimentos, en su mayoría ultraprocesados, se importan del exterior. Sectores como la agricultura o la pesca, a pesar de su escasa participación en el PIB nacional, son pilares fundamentales para que los caboverdianos puedan acceder a una dieta con parámetros nutricionales adecuados.Alfredo Cáliz
El cabo de Rivera es el lugar donde acaba la carretera, ‘fim de strada’, en criollo. Es el punto de confluencia de muchos caminos vecinales, desde donde sale una red de caminos rurales que comunican las viviendas de las personas con las zonas de cultivos. Están trazados sobre una orografía muy agreste que obliga a realizar grandes recorridos a pie y transportar a cuestas los productos de las huertas.Alfredo Cáliz
Dos mujeres con un bebé, en el cabo de Rivera. Las mujeres son las encargadas de transportar a pie los productos de las huertas.Alfredo Cáliz
Fábrica de aguardiente o grogue en el valle de Paul, en Santo Antão. La plantación de la caña de azúcar que domina el paisaje agrícola de las zonas con más recursos hídricos, ocupa hasta el 70% de la superficie de regadío. El monocultivo de la caña de azúcar es el resultado de la dificultad que enfrentan los pequeños productores para comercializar sus productos hortofrutícolas, ya que individualmente carecen de posibilidades para acceder a mercados más atractivos.Alfredo Cáliz
Aguador de las huertas de Morro Cavalo. Vunduk Ivanir, 'Vandúk', es un joven de Santo Antão que lucha contra el cambio climático y contra el cambio socioeconómico del país que empujó a muchos jóvenes a salir del medio rural. La migración de las llamadas “islas periféricas” es otro fenómeno global al que no se ha sabido dar una respuesta eficiente. Aquellos lugares que basaron su economía en el turismo, tras el abandono del sector agrario, experimentaron una gran dependencia del exterior, especialmente grave tras consecutivas crisis mundiales como la pandemia de covid-19 o la invasión rusa de Ucrania.Alfredo Cáliz
Miembros de la ONG española CERAI, en su oficina de la ciudad de Mindelo (Cabo Verde). La organización trabaja en el país africano desde 2010 para garantizar la seguridad alimentaria y nutricional, desde un enfoque agroecológico. Junto con Amigos de la naturaleza, una organización local con 40 años de experiencia, trabajan en consolidar un modelo de abastecimiento de mercado que recurra a la producción local de alimentos. En 2022, puso en marcha el proyecto Terra Azul en zonas de pesca para desarrollar la cadena de valor (desde el productor al transportista o al vendedor), que permite colocar recursos pesqueros en el almuerzo escolar. En la imagen, técnicos de CERAI y de Amigos de la Tierra: desde la izquierda, Elton do Rosário, Alberto Sentís Rodríguez, Ana Cristina Moreira, Aguinaldo David, Adriano Palma, Elisa Carlotta Quadri y Suely Ordes.Alfredo Cáliz
En Mindelo, trabajan jóvenes de la Red de Productores Agrícolas Locales (REPAL), procedentes de las zonas rurales de la isla, que acceden al mercado formal de trabajo a través de la dinámica creada por las redes de agricultores que participan en los programas de abastecimiento de las cantinas escolares. Las instalaciones, cedidas por el Ministerio de Educación a la red de productores, fueron habilitadas a través de un proyecto financiado por la AECID en 2015. Desde entonces, São Vicente, una isla sin vocación agrícola, ha servido de referente a otras comunidades que han seguido el modelo de organización. En la imagen, desde la derecha, Jandira Gonzales, Danisia Gonçales, Jerson Andrade y Jose Pedro Fortes.Alfredo Cáliz
Manuel y Carlos son dos agricultores dirigentes de la REPAL en la isla de São Vicente. La creación de redes de productores para abastecer a los mercados institucionales (como las cantinas escolares) surge tras la aprobación de un conjunto de leyes en Cabo Verde que promueven un modelo de alimentación seguro y saludable para la población y que abren una ventana de oportunidad a los productores locales de alimentos. Desde entonces, la experiencia de REPAL se ha ido replicando en el resto de las islas con potencial agrícola como Fogo, Santiago o Santo Antão, convirtiéndose en una herramienta próxima y viable para capear la crisis alimentaria que acecha a este Estado insular.Alfredo Cáliz
En el Mercado Central de la ciudad de Mindelo, se encuentran productos de la agricultura de tipo familiar que predomina en el norte de Cabo Verde. La disponibilidad de productos y los precios fluctúan en consonancia con las bondades del clima. Sin embargo, en la última década son pocos los años que han sido declarados “buen año agrícola”. En los últimos cinco años, por ejemplo, prácticamente no hubo precipitaciones. La sequía ha ido mermando la capacidad interna de producir alimentos. Al fuerte impacto que la pandemia de covid-19 tuvo sobre una economía sostenida por el turismo, se añaden ahora los efectos de la guerra en Ucrania. Muchas familias de Cabo Verde se encuentran ahora en situación de crisis alimentaria, según alertan organismos oficiales de África occidental que estudian el estado del hambre en la región.Alfredo Cáliz