9 fotos

Solidaridad vecinal para las personas y familias que viven al límite en Líbano

Un barrio libanés fortalece sus redes de seguridad y ayuda social para sobrellevar la devaluación de la lira y el encarecimiento de los servicios básicos que han puesto al límite a miles de hogares del país

Un grupo de voluntarios prepara la comida que van a servir a los vecinos del barrio de Achrafieh en Beirut, Líbano. La comida se prepara a diario en la cocina de las instalaciones anexas a la iglesia de San Juan Bautista, en el mismo barrio de Achrafieh. Debido a la profunda crisis económica en la que se encuentra el país desde 2019, muchas comunidades religiosas, como la archidiócesis cristiana maronita de Beirut, se han organizado en los distintos distritos de la ciudad, para asistir a las personas que se encuentran en situación de pobreza (un 82%, según la ONU)Adri Salido
Retrato del padre Gabriele Tabet en su residencia. Líbano es un país donde las distintas religiones siguen teniendo un peso muy importante entre la población. Un sistema económico en crisis y que no asiste a las necesidades básicas de sus ciudadanos en términos de comida y de recursos básicos como el agua o la electricidad, ha contribuido a que los líderes de las distintas comunidades religiosas se hayan convertido en figuras fundamentales y respetadas debido al apoyo que dan a sus vecinos. Según fuentes oficiales, actualmente, las dos principales religiones en Líbano son el islam, que está dividido entre sunnas y chías y representa el 64,9% de la población, y el cristianismo, de mayoría maronita, que representa el 32%.Adri Salido
Retrato de Cosy, una mujer mayor del barrio de Achrafieh con escasos recursos económicos y sin nadie que se haga cargo de ella, espera su turno para ser atendida en la iglesia cristiana maronita de San Juan Bautista. Los vecinos intentan darle apoyo y hacerle compañía, para intentar que su situación resulte un poco más llevadera.Adri Salido
Haidar, vecino del barrio y uno de los voluntarios más jóvenes de la comunidad, carga con cajas llenas de comida para repartir entre los más necesitados de la zona. La inflación alimentaria ha aumentado hasta un 332%, haciendo inaccesible comprar alimentos como carne o fruta. Además, la devaluación de casi un 90% del valor de la lira libanesa he hecho aún más difícil llenar la cesta de la compra.Adri Salido
Charbel, otro voluntario del barrio de Achrafieh, se encarga de asistir a las personas mayores. En la imagen, lleva medicamentos a un hombre de edad avanzada que no puede asumir el coste de su tratamiento. Debido a que el Gobierno ha dejado progresivamente de subvencionar gran parte de los fármacos, el acceso a estos se ha hecho mucho más difícil. Esta situación se agudizó en 2021, cuando el Gobierno libanés redujo su partida presupuestaria para la compra de medicamentos de 130 millones de dólares a 35 millones. Ante esta situación, los afectados se vieron obligados a empezar a comprar, mediante intermediarios, copias de estas medicinas a países como Siria o Irán, que no han sido homologados por los correspondientes organismos oficiales en materia de salud.Adri Salido
"Mama Azar" (derecha) y Ward (izquierda) reciben comida de uno de los voluntarios. Ellas dos viven juntas en un pequeño apartamento del barrio de Achrafieh. Debido a la devaluación de la lira libanesa, muchos de los que cobran su salario en esta moneda han visto sus rentas reducidas (actualmente algunas personas con trabajos precarios apenas ganan 40 dólares mensuales) y a muchos se les hace muy complicado pagar el alquiler a final de mes. Las condiciones habitacionales son también un problema, con apenas dos horas de electricidad al día aseguradas por el Gobierno, los ciudadanos que pueden permitírselo alquilan un generador privado a empresas que ofrecen distintas tarifas para disponer de energía más horas al día. Por lo tanto, resulta complicado mantener los alimentos en condiciones óptimas para su consumo.Adri Salido
Ward es una mujer mayor del barrio de Achrafieh, con problemas físicos que no le permiten salir de la cama. Los cortes de servicios básicos, como la electricidad y el agua, intensifican la crisis energética del país. La escasez de combustible, necesario para el funcionamiento de las plantas que se encargan del tratamiento de los recursos hídricos, ha obligado a recordar la distribución de agua y su precio se ha disparado. Según la ONU, hasta cuatro millones de personas en el país podrían quedarse sin este suministro.Adri Salido
Retrato de Freddie, un hombre mayor que vive solo en un pequeño apartamento del barrio y que también es beneficiario de la red de ayuda vecinal de Achrafieh. Como él, la exclusión social en personas mayores es bastante frecuente en el Líbano. Siendo el país de Medio Oriente con la mayor tasa de población en edad avanzada (un 11%), aproximadamente el 80% depende de la ayuda económica de sus familiares para sobrevivir, según un estudio realizado por HelpAge y la OIT.Adri Salido
Charbel, voluntario de la iglesia de San Juan Bautista de Achrafieh, ayuda a Joseph a vestirse. Según informes publicados recientemente por organizaciones como HelpAge International y la OIT, las personas mayores se han visto tremendamente afectadas por el colapso de los sistemas de apoyo y atención de los que dependían (ONG’s, redes familiares, ayudas gubernamentales, etc.) y algunos se han visto obligados a volver a trabajar en su vejez. Según datos oficiales, alrededor del 80% de las personas de 65 años o mayores en el Líbano no reciben ningún tipo de ayuda económica que les permita salir adelante.Adri Salido