¿‘Quo vadis’, Núñez Feijóo?

El PP debe decidir si está con Vox o con Europa. El Parlamento andaluz, desde esta semana, nos hace peores

Moreno Bonilla, tras el Consejo de Gobierno que celebró en Doñana en el 50 aniversario de su declaración como Parque Nacional, en 2019.José Manuel Vidal. (EFE)

La política debería consistir en hacernos cada día un poco mejores que el anterior. En darnos armas para progresar, para protegernos, para prosperar. Pero qué cosas digo.

Hoy somos peores que ayer.

La proposición de ley que ha arrancado en el Parlamento andaluz para legalizar más regadíos en el entorno de Doñana nos hace peores, mucho peores. Lejos de cumplir con ...

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La política debería consistir en hacernos cada día un poco mejores que el anterior. En darnos armas para progresar, para protegernos, para prosperar. Pero qué cosas digo.

Hoy somos peores que ayer.

La proposición de ley que ha arrancado en el Parlamento andaluz para legalizar más regadíos en el entorno de Doñana nos hace peores, mucho peores. Lejos de cumplir con una sentencia del Tribunal de Justicia de la UE que nos obliga como país a proteger un humedal estratégico para Europa, el Gobierno andaluz da un portazo a la legalidad, a la sensatez y al espíritu del tiempo para socavar aún más el pobre acuífero que deberíamos cuidar como oro en paño.

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Surgen preguntas: ¿Por qué lo hace el PP? ¿Realmente Moreno Bonilla gira sobre sus promesas de revolución verde por un puñado de votos en cinco municipios de Huelva donde está creciendo Vox? ¿O se está sumando a una corriente de fondo que iniciaron Bolsonaro y Trump? La respuesta da miedo.

Las certezas sobre la sequía creciente y la desertización de España y otras zonas del planeta se amontonan. Pero algo parece crecer más rápido aún que los efectos del cambio climático. Y es la necedad política y la burla de la ciencia que se han ido instalando en cierta derecha mundial.

La responsabilidad de la situación de Doñana es de todos: su degradación ha ocurrido bajo gobiernos socialistas y populares en la Junta, en ayuntamientos y en La Moncloa. Unos hicieron la vista gorda ante los pozos ilegales e hicieron mal. Pero otros están defendiendo abiertamente, por ley, la esquilmación de un agua menguante para los invernaderos que sobreexplotan la zona.

Núñez Feijóo tiene que aclararse, decidir en qué bando está. El vicepresidente de Castilla y León, Juan García-Gallardo (Vox), pregonó esta semana ante adolescentes sus tesis negacionistas, como antes hicieron de sobra Bolsonaro o Trump. Pero el presidente del PP debería recordar que, desde aquel negacionismo simplón de Rajoy (que citó a su primo físico para dudar del cambio climático) ya no necesitamos informes científicos para constatar un calentamiento que galopa y cambia nuestras vidas. ¿Quiere estar Feijóo con Vox y la derecha más negacionista o quiere estar con Europa? ¿Quiere recuperar su imagen de moderación o lanzarse para siempre hacia el extremo populista e irracional? ¿Quo vadis, Núñez Feijóo?

El cambio climático nos hace peores. Y el Parlamento de Andalucía, desde esta semana, también.

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