Mixcoac, epicentro de los microsismos: edificios agrietados y “el peor temblor desde 2017”
Los movimientos de tierra de hasta 3,0 de magnitud sacuden las alcaldías Álvaro Obregón y Benito Juárez y dejan ocho inmuebles desalojados
La gente se para a admirar la fachada azul celeste del número 959 de la avenida Revolución. No hay un escaparate con adornos navideños; en el edificio de tres plantas hay grietas en las que cabría una mano. La colonia Mixcoac fue la más afectada por los tres microsismos de hasta magnitud 3,0 que sacudieron el pasado martes el límite entre las alcaldías Álvaro Obregón y Benito Juárez. Allí fue el epicentro y hay ocho estructuras afectadas. Algunos de sus habitantes explican que los pequeños temblores so...
La gente se para a admirar la fachada azul celeste del número 959 de la avenida Revolución. No hay un escaparate con adornos navideños; en el edificio de tres plantas hay grietas en las que cabría una mano. La colonia Mixcoac fue la más afectada por los tres microsismos de hasta magnitud 3,0 que sacudieron el pasado martes el límite entre las alcaldías Álvaro Obregón y Benito Juárez. Allí fue el epicentro y hay ocho estructuras afectadas. Algunos de sus habitantes explican que los pequeños temblores son comunes en la zona, pero estos últimos los describen como los más fuertes desde 2017.
Los tres sismos que martillearon la colonia se produjeron en menos de tres minutos: magnitud 2,8 a las 11.06. En los dos minutos posteriores, 3,0 y 2,4. En la peluquería de Pedro Espinosa, que hace 25 años compró el local en la parte baja del edificio desquebrajado de Revolución, el zumbido de las máquinas para cortar el cabello sigue sonando. “Vinieron los de protección civil, y no pudieron asegurar que el edificio estaba fracturado. Me dijeron que vendrían a hacer la prueba y que podía seguir laburando bajo mi responsabilidad”, explica el hombre de 52 años.
El ir y venir de peritos en el barrio ha sido constante desde los microsismos. Ellos fueron los que clausuraron, con cintas amarillas y negras, el portal que da a los pisos altos, junto al negocio de Espinosa. “Yo aquí le doy mantenimiento a la fachada y el local. Ahí al lado no, es normal que se venga abajo”, razona el peluquero sobre los departamentos que hay sobre su cabeza. La puerta que los conecta con la calle está bloqueada con varios muebles y una luz blanca alumbra en la primera planta.
A pocas cuadras de allí, la calle Campana ha sido otra de las más afectadas. En el número 21, varios departamentos han tenido que ser desalojados, al igual que otras ocho estructuras en Mixcoac, según las autoridades. Muy cerca trabaja Ana Caballero, que lleva 13 años regentando una tiendita de barrio que dice que se movió de lado a lado “Pase bastante miedo. Mi hija entró en shock y se puso a llorar. Salimos rápido a la calle y la casa de aquí al lado se empezó a caer. Pensamos que iba a pasar lo mismo con los edificios. Ha sido lo peor que he sentido desde el 2017”, recuerda.
Justo a un metro de su tienda está la fachada de la Casa de La Campana, una bella estructura colonial coronada por ladrillos rojos, aunque no en su totalidad. Hay unos espacios de yeso blanco que se dejaron ver tras los microsismos. Unos temblores que para Arturo del Rijo fueron peores que el movimiento de tierra de magnitud 5,8 que agitó el pasado jueves toda la capital. Incluso declara que es “el peor que ha sentido en años”. Sobre su edificio, del Rijo explica que solo han tenido unas pequeñas grietas, “pero por suerte, nada estructural”.
Una de las razones de que en Mixcoac se sintiera tan fuerte fue que los pequeños terremotos se produjeron a solo 1 kilómetro de la superficie. Elisabeth Ocampo, que no quiere dar su edad, bromea en la baguetería en la que trabaja sobre los intensos sismos. “A mí me dan miedo los temblores, pero como siga así me voy a acostumbrar”, explica con su delantal blanco mientras señala las grietas del local. Este martes, por suerte, no trabajo, pero sí que reconoce que “tiembla bien seguido”.
La misma sensación tiene Montse de Marcos a kilómetros de allí, en la Casa de Japón en México. Situada en la lujosa colonia Águilas, en ese punto también se sintió “un jalón” fuerte. “Estoy en un grupo de Facebook de la zona y me han aparecido varias veces publicaciones de gente que nota microsismos en la noche”, explica. Con los tres de ayer, el sistema de detección Sky Alert ha registrado 40 sismos en el poniente de Ciudad de México desde el pasado 30 de mayo.
De Marcos trabaja como responsable del Museo del Manga de la institución nipona. Allí, entre los grandes jardines rebosantes de árboles alrededor de un estanque y con una casa de té al fondo, no sonaron las alarmas sísmicas, como en toda la capital. La encargada de los cómics japoneses lo atribuye a una desconexión de los sistemas. “Solo están conectadas en las costas de Guerrero y Oaxaca, no es una red local, por lo que los microsismos no los va a detectar”, comenta. Sky Alert lo atribuye a que la cercanía del epicentro no permitió avisar con anticipación.
Karen Amezquita estaba en la recepción del restaurante de la institución, donde se puede degustar teppanyaki y sushi, cuando comenzó a temblar. “La estructura se movió mucho, vibraron un poco las ventanas. Me quedé parada, pero luego volvió a sentirse un jalón pequeño”. Según ella, la semana pasada el sismo de 5,8 también se sintió menos en la Casa de Japón, un país que a miles de kilómetros es el que mayor riesgo de terremotos de magnitud 6.5 o superior tiene en el mundo. En México, de momento, hasta los menores de 3,0 causan estragos en la capital.
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