El primer desfile de los aspirantes de Morena a la presidencia
La plenaria de Morena para el inicio del año legislativo recibe en el Congreso a los candidatos a suceder a López Obrador
El curso legislativo empieza marcando lo que será el año: un desfile de aspirantes hasta que Morena defina un buen día a su candidato. Así fue este lunes en la cuarta plenaria del partido en el Congreso de los Diputados donde fueron invitados quienes se han postulado para suceder a Andrés Manuel López Obrador. Como la reunión se expresaba libremente durante las intervenciones, en previsión, quizá, de que los aplausos y las alabanzas se tornaran pitidos en alguna ocasión, el ma...
El curso legislativo empieza marcando lo que será el año: un desfile de aspirantes hasta que Morena defina un buen día a su candidato. Así fue este lunes en la cuarta plenaria del partido en el Congreso de los Diputados donde fueron invitados quienes se han postulado para suceder a Andrés Manuel López Obrador. Como la reunión se expresaba libremente durante las intervenciones, en previsión, quizá, de que los aplausos y las alabanzas se tornaran pitidos en alguna ocasión, el maestro de ceremonias, Ignacio Mier, no hizo otra cosa que llamar a la unidad a los “hermanos” y “hermanas” allí reunidos. Pero si ha de interpretarse su discurso, entre líneas podía leerse casi como un pequeño regaño cuando presentó a Ricardo Monreal, su homólogo en el Senado. “En la mañana empezamos, Ricardo, hablando de la unidad, que somos una familia, que somos hermanos, y que no es solo una metáfora más de la demagogia política”, soltó. Monreal suele ser el verso suelto y sus declaraciones a veces provocan escozor entre los suyos.
Monreal despachó un discurso muy laboral, sobre lo hecho en estos cuatro años a nivel legislativo y lo que falta por hacer. Y aprovechó para presentar su nuevo libro, que aún no ha salido a la venta, un regalo que llevó a los diputados, donde dejó sus principales entre líneas, empezando por el título: Errar es humano, rectificar es política. A quién aplicar esa frase no lo dijo. Más fácil sería adivinar el destinatario de otros capítulos, como el dedicado a Pericles, para hablar de que la “soberbia es el camino hacia el distanciamiento social y el decaimiento de la democracia”, o el de Aristóteles, sobre cómo “el fingimiento político destruye a la sociedad”. Cada quien, sus conclusiones.
La más aventajada en las antiguas encuestas, ahora quizá estén algo cambiadas tras los últimos acontecimientos del metro de la Ciudad de México, su jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, también pidió el apoyo de los suyos: “Compañero calumniado, compañero que debe ser defendido, esa es la unidad”, solicitó a los morenistas. Sheinbaum se ha visto fuertemente atacada en las últimas semanas por los incidentes que sorprenden casi a diario en el metro y que desde su gobierno se han achacado a una campaña de sabotaje.
La alcaldesa aprovechó su intervención para hacer un recorrido sobre los éxitos de su mandato. Y empezó por la educación, una materia que en el Gobierno federal se toca muy poco, por no decir nada o casi nada. Las becas que reciben los niños que estudian en la ciudad, con una inversión de 6.500 millones de pesos, que crecerán a 7.000 este año: “No creemos en la meritocracia y menos en la infancia, si un niño llega sin desayunar no puede tener la misma calificación del que está en otras condiciones”. Se enorgulleció también de las dos universidades nuevas, Rosario Castellanos y la de la Salud. La movilidad, sobre todo para los barrios pobres, con el trolebús, el cablebús y las mejores en el suburbano. También mencionó los muchos parques públicos creados o renovados, hasta 16 en toda la ciudad. “El esparcimiento no debe estar asociado al consumo o la diferenciación social”, dijo. Citó las políticas feministas, como la expulsión de casa de un maltratador si el juez lo decide, aunque la casa sea del agresor, la iluminación de las banquetas, 710 kilómetros de senderos libres, o los 27 centros de atención a la mujer.
Sheinbaum, como tantos en Morena, siempre lleva en su estandarte al presidente López Obrador y su Cuarta Transformación. Todos los candidatos saben que es vital para la lucha que se avecina. En tiempos de la invasión española en México se dio una batalla en que tantos los autóctonos como los foráneos llevaban en su bandera a la Virgen de Guadalupe, todavía se sonríen los historiadores pensando el apuro de la pobre señora ante tantos que se le encomendaban. Así se libra esta lucha política en Morena, volcados en una sola deidad, por así decir.
El canciller Marcelo Ebrard agarró, pues, el mismo pendón, para enfatizar que el presidente ha logrado una diplomacia tranquila a pesar de decir lo que piensa, aunque sea en la cara del primer mandatario mundial, el presidente Joe Biden. “Tengo una libreta donde voy anotando todo lo que les dice y les ha dicho qué piensa, porque la buena relación con Estados Unidos no tiene que estar sustentada en una estrategia de sumisión sino de reciprocidad y respeto mutuo a la soberanía”. El canciller habló también de una democracia solidaria e inclusiva con todos, del México que acoge y mencionó el caso de la crisis peruana, cuya gravedad se manifiesta en el recuento de muertos en las protestas callejeras desde que Pedro Castillo salió del palacio para entrar en el calabozo. Su familia se refugió en México y se alabó el trabajo del embajador expulsado. Especial interés puso Ebrard en las demandas que se han interpuestos contra empresas de Estados Unidos por el asunto de las armas que entran a México, incluso de poder antiaéreo. “Son empresas que deben estar vinculadas con el narcotráfico”. Por mandato del presidente, añadió. “No soltaremos eso”.
Adán Augusto López, el cuarto en liza, fue el primer postulante en dirigirse a sus correligionarios en la mañana: parco y sin gran sustancia. Apeló de nuevo a la unidad: “Necesitamos a todos, aquí no sobra nadie”, dijo. E instó a los diputados a hacer campaña en sus territorios, o sea, a comunicar la gestión de la 4T en cada rincón del país. Y cuando ellos quieran, Adán Augusto irá a ayudarles en esa misión, les dijo.
Unidad y no es demagogia política, decía el presentador Mier. Lástima que días antes había saltado a la opinión pública que Monreal no había sido mencionado como uno de los asistentes a la plenaria celebrada este lunes. Hubo llamadas entre ambos, disculpas por la omisión y, finalmente, Monreal aceptó la invitación. “Unidad, hermanos”.
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