El Atlas goza de lo lindo el bicampeonato de la Liga MX

El equipo de Diego Cocca desactiva la remontada del Pachuca para ganar el segundo título mexicano de manera consecutiva

Los jugadores del Atlas celebran el bicampeonato de la Liga MX, este domingo en Pachuca.Eduardo Verdugo (AP)

Ha despertado el titán. El Atlas ha ganado la tercera Liga en sus 105 años de historia. Poca gloria para tanta grandeza de unos aficionados que han hipotecado su felicidad a más de 22 futbolistas. Los rojinegros vencieron al Pachuca (3-2, marcador global) para mantener la llama de la felicidad.

Diego Cocca, un entrenador argentino que hizo campeón al Racing de Avellaneda en 2014, sacó de los fosos a un triste Atlas que no sabía lo que era ser campeón...

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Ha despertado el titán. El Atlas ha ganado la tercera Liga en sus 105 años de historia. Poca gloria para tanta grandeza de unos aficionados que han hipotecado su felicidad a más de 22 futbolistas. Los rojinegros vencieron al Pachuca (3-2, marcador global) para mantener la llama de la felicidad.

Diego Cocca, un entrenador argentino que hizo campeón al Racing de Avellaneda en 2014, sacó de los fosos a un triste Atlas que no sabía lo que era ser campeón en más de siete décadas. Generaciones murieron sin ver a sus rojinegros ser campeones, decenas coleccionaron momentos melancólicos. Eso se acabó en 2021 cuando ganaron la Liga MX frente al León en una agónica tanda de penaltis. Y la racha de gloria siguió hasta este 2022 cuando se llevaron la final de ida (2-0) en una prueba de resistencia para su portero, el colombiano Camilo Vargas, y también una prueba de eficacia: dos goles en dos jugadas hechas al milímetro. En la vuelta la cosa empezaba a salir mal. El Pachuca, un equipo con un doctorado en remontar partidos, empezaba a ganar 1-0 desde los ocho minutos gracias a un tanto de Romario Ibarra. Parecía que la suerte del campeón se acababa, pero los de Atlas se negaban a creer que su rendimiento era una mera cosa del azar.

Antes del final del primer tiempo, el equipo de Guadalajara consiguió un gran respiro cuando les marcaron un penalti a su favor. La rigurosidad del VAR les ayudó a confirmar un tiro que cambió por gol su delantero fetiche, Julio Furch. Las agruras para el Atlas empezaban a volver cuando Nicolás Ibáñez del Pachuca marcó el 2-1 que elevaba las expectativas de los Tuzos. Lo que vino después fue un ataque desbocado del equipo de Hidalgo para concretar la voltereta. Los rojinegros empezaron a sentir mayor ansiedad cuando les expulsaron a uno de los suyos, Aníbal Chalá, a falta de ocho minutos del final. El muro de Vargas, sin embargo, pudo más. Los pupilos de Cocca aguantaron hasta el final para lograr cerrar una temporada llena de idilio. Ahora, ser del Atlas es sinónimo de victoria.

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