Celos entre hermanos, ¿cómo ayudar al hijo que los padece?

Aunque son una emoción natural e inconsciente que puede aparecer por varios motivos, los padres deben prestarles atención gestionándolos desde la empatía y la comunicación asertiva y ayudando al niño a hacerles frente, desarrollando las habilidades emocionales necesarias

Los celos son una emoción natural y evolutiva que sienten la mayoría de hermanos y nacen del mismo instinto de supervivencia.Marina Cavusoglu (Getty Images)

Uno de los aspectos que más preocupan a las familias sobre la relación entre sus hijos son los celos que, en ocasiones, aparecen entre hermanos. Una aversión que provoca entre ellos desencuentros, competitividad y, en ocasiones, violencia física y verbal. Unas peleas que crean en casa un clima desagradable para todos los miembros de la familia. Los gritos, los lloros y los enfados constantes generan situaciones muy estresantes a las que cuesta hacer frente con calma y comprensión. Para los pro...

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Uno de los aspectos que más preocupan a las familias sobre la relación entre sus hijos son los celos que, en ocasiones, aparecen entre hermanos. Una aversión que provoca entre ellos desencuentros, competitividad y, en ocasiones, violencia física y verbal. Unas peleas que crean en casa un clima desagradable para todos los miembros de la familia. Los gritos, los lloros y los enfados constantes generan situaciones muy estresantes a las que cuesta hacer frente con calma y comprensión. Para los progenitores es muy molesto ver cómo sus hijos se pasan el día discutiendo, no tienen una buena relación o parece que no se respetan ni se quieren.

Los celos son una emoción natural y evolutiva que sienten la mayoría de hermanos y nacen del mismo instinto de supervivencia. Es una reacción completamente normal que aparece cuando un niño teme perder el afecto o la atención de sus progenitores. Tiene que ver con la creencia que en algún momento no es correspondido emocionalmente por las personas que le cuidan y le quieren en la intensidad y la frecuencia que necesita o desea.

Cuando un niño siente celos de un hermano le invaden emociones como la frustración, el miedo, la inseguridad, la rabia, la tristeza o la sensación de no encontrar su espacio dentro de la dinámica familiar. Unas emociones que suelen despertarle mucho malestar, resentimiento y rabia impidiéndole sentir el apego con las personas que le quieren. La llegada de un nuevo bebé, la errónea percepción que papá o mamá quieren más a un hermano que a otro, cambios de roles familiares o el estilo de comunicación ante un hermano u otro pueden ser alguna de las causas que desencadenen estos celos.

Muchos son los síntomas que pueden alertar de que un niño siente celos hacia alguno de sus hermanos: rechazar el contacto físico por parte de sus progenitores, mostrar un excesivo nerviosismo o negativismo, provocar peleas o tener muchas rabietas, estar siempre de mal humor o irascible, tener conductas desafiantes o agresivas, reclamar la atención constante de forma desajustada o mostrar comportamientos regresivos a la hora de dormir, comer o en los hábitos personales.

Aunque sean una emoción natural e inconsciente, es necesario prestarles atención, acompañarlos desde la serenidad y la empatía y ayudar al niño a hacerles frente desarrollando las habilidades emocionales necesarias para conseguirlo. Ocasionalmente, a los progenitores les cuesta identificarlos o reaccionar ante ellos de forma correcta y eso agrava el estado emocional de su hijo. Lo que menos necesita un niño que se siente celoso de su hermano es que sus padres reaccionen ante esta situación riñéndole, castigándole, ridiculizando sus sentimientos o juzgándole. En esas situaciones lo que precisa es que le presten atención, le comprendan y le ayuden a hacer frente a esas emociones que le hacen tanto daño.

Algunas estrategias para que el niño supere los celos:

  • Evitar poner etiquetas y realizar comparaciones entre hermanos que tanto dañan la autoestima y la creación de un buen autoconcepto y autoestima. Si únicamente marcamos a uno de los hijos como el listo, el simpático o el que a menudo actúa de forma correcta, los hermanos pueden sentir que ellos no son valorados por sus progenitores de la misma forma.
  • Enseñar al niño que siente celos a trabajar correctamente su control emocional. Ayudándole a identificar las emociones que se los generan, los motivos que los provocan y a desarrollar las estrategias para hacerles frente. Fomentar la comunicación en casa y hablar de las emociones sin tapujos ni miedos a ser juzgados ayudará a normalizarlos y a buscar soluciones que surjan desde la paciencia, el amor y la aceptación.
  • Dedicar un tiempo y una atención especial a cada hijo. Es muy importante poder encontrar momentos para compartir en solitario con cada uno: un tiempo exclusivo y de calidad para jugar juntos sin prisas, para pasear, hablar de aquello que les gusta o les preocupa y para explicarle todo aquello que nos gusta de él. Estos momentos especiales lee ayudarán a sentirse especial, recuperar la confianza y sentir que es una persona muy especial para sus progenitores.
  • Cuando los celos se intensifican, se vuelven desproporcionados, interfieren en las actividades familiares de forma significativa o no disminuyen con el paso del tiempo, sino que empeoran o empiezan a afectar a las relaciones con otros niños, se debe acudir a un profesional para que pueda ayudar al niño a gestionar correctamente sus emociones. Si no lo hacemos, estos celos pueden dar lugar a respuestas desadaptativas que afecten seriamente el desarrollo del menor y el ambiente familiar.

El amor incondicional, la comunicación asertiva y el respeto serán la clave para conseguir que se cree un vínculo entre hermanos fuerte y especial. Las familias deben proporcionar a sus hijos las herramientas necesarias para que puedan aprender a resolver de forma autónoma y constructiva sus conflictos. Como decía el escritor francés Ernest Legouvé: “Un hermano es un amigo dado por la naturaleza”.

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