Carl Safina: “La caída catastrófica en el número de insectos es tremenda”

Experto en el comportamiento de los animales, el estadounidense afirma que la salvación de nuestro planeta reside en que las familias decidan tener un único hijo

Carl Safina fotografiado el 10 de febrero de 2021 alrededor de su casa en Setauket, Nueva York, con su gallina, Lacey.Patricia Paladines

Carl Safina (Nueva York, 1955) es un gran experto en el comportamiento de los animales. En su último libro, Aprender a ser salvajes. Cómo las culturas animales crían familias, crean belleza y consiguen la paz (editorial Galaxia Gutenberg), cuyo lanzamiento en inglés pasó desapercibido eclipsado por la pandemia, ahonda en las relaciones que se establecen en las familias de tres especies: los cachalotes, los guacamayos rojos y los chimpancés. Safina afirma que la cultura es algo que trasciende al ser humano: los animales también tiene...

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Carl Safina (Nueva York, 1955) es un gran experto en el comportamiento de los animales. En su último libro, Aprender a ser salvajes. Cómo las culturas animales crían familias, crean belleza y consiguen la paz (editorial Galaxia Gutenberg), cuyo lanzamiento en inglés pasó desapercibido eclipsado por la pandemia, ahonda en las relaciones que se establecen en las familias de tres especies: los cachalotes, los guacamayos rojos y los chimpancés. Safina afirma que la cultura es algo que trasciende al ser humano: los animales también tienen una propia. Y advierte que, cuando una especie se extingue en una zona concreta, se pierde también su cultura. Su empeño como divulgador es que nos preguntemos si estamos dispuestos a seguir siendo la causa de la pérdida de cientos de distintas maneras de vivir en el único planeta habitable del que tenemos constancia.

PREGUNTA. La lectura de Aprender a ser salvajes ayuda a ver con más claridad una realidad terrible: la pérdida que estamos causando de culturas o maneras de vivir de animales a los que estamos llevando a la extinción. Además de perder especímenes, estamos perdiendo la posibilidad de aprender sus habilidades.

RESPUESTA. Imaginemos que los ejemplares de un animal concreto se extingue en el norte. No podríamos reemplazarlo por los del sur porque no sabrían sobrevivir en su hábitat. No sabrían protegerse del frío ni encontrar su comida. Muchos esfuerzos de reintroducción han fracasado porque no ha dado tiempo a que se desarrollen generaciones y a que aprendan de los mayores a sobrevivir en la nueva zona. Hasta hace muy poco nadie hablaba de la necesidad de preservar la diversidad cultural de las especies. Y esto vale tanto para humanos como para el resto de los seres vivos. Nuestra cultura es arbitraria. El idioma que hablamos, la música que oímos, nuestra bandera o la religión que defendemos… Estas cosas arbitrarias son la respuesta a cómo vivimos aquí y ahora.

P. ¿Los humanos deberíamos querer preservar el máximo de especies posibles por razones egoístas o por la Tierra, en mayúsculas?

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R. En mi opinión no debemos proteger a las especies por motivos egoístas. Los animales necesitan resultarnos importantes o no podrán sobrevivir. Debemos tener una actitud moral sobre el valor de la vida en el único planeta habitado, que es nuestro único hogar. Pensar que los pocos años que los humanos llevamos sobre la Tierra nos otorgan un derecho moral para decidir qué animales nos sirven y cuáles no para mí es moralmente equivocado. No es nuestro papel preguntarnos eso ni decidir sobre las generaciones futuras ni por el resto de los seres vivientes. Si no, en el futuro nos mirarán y dirán: ¿qué nos hicisteis?

P. Su generación es en parte protagonista de esta destrucción.

R. Cuando nací había un tercio de habitantes de los que hay ahora. Praderas, bosques, corales... están desapareciendo por la presión de la expansión de los humanos, por la cultura occidental, cuyo modelo se nutre del planeta para que los humanos sigamos consumiendo.

P. En plena pandemia es difícil no desear que la economía vuelva a crecer y que las cosas vuelvan a ser como eran en 2019. Pero es obvio que con el mismo modelo no iríamos por buen camino.

R. Creo que podemos tener todo lo que nos gusta de nuestra civilización sin necesidad de crecer o incluso con decrecimiento. Crecemos porque hay demasiada población. Si cada pareja tuviera un único hijo, cada niño podría aspirar a tener más.

P. ¿Y ve usted que se esté frenando el crecimiento de la población?

R. Si te fijas en las mujeres que tienen estudios superiores, votan, son dueñas de empresas…, ¿quieren tener 10 niños? No. Quieren un par de niños, espaciarlos y tomar decisiones de una forma digna. Las familias pequeñas te dan una vida más llena. Y todo pende de los derechos y de la dignidad de las mujeres. Si eso sucede, las familias tendrán menos hijos.

P. Al narrar la forma en que los chimpancés viven y a veces mantienen la paz entre los distintos clanes, ¿busca que el lector aprenda a manejarse en la vida?

R. Una de las cosas de las que me he dado cuenta es que muchos humanos creen que nuestros impulsos negativos provienen de nuestros ancestros simios. Pero no es así. Los únicos simios cuyos machos luchan para lograr la dominación son los humanos y los chimpancés. Así que antes tendríamos que aprender del resto de los simios. Hay otras formas para que varones y hembras logren un buen estatus, no hace falta someter a otro simio. El hecho de que solo humanos y chimpancés estemos atrapados en ese modelo prueba que no tiene por qué ser así. Los chimpancés difícilmente podrán salir de este modelo. Pero nosotros, teóricamente, podríamos idear otras formas de comportamiento. ¿Tenemos la capacidad de superar los conflictos y de perdonar? Incluso los chimpancés tienen sus habilidades para resolver conflictos. Ver esto debería ayudarnos a entender que cuando nos comportamos desde el instinto estamos ignorando alternativas para vivir que serían mejores para todos. Observar nos aporta perspectiva.

P. ¿Por qué algunos somos capaces de ver al amigo animal que tenemos enfrente y otros no?

R. Depende de lo que se nos haya enseñado. Los seres vivos aprendemos la cultura de nuestras madres y, después, del grupo social. Y esto es absolutamente cierto en los humanos. Lo que muchos enseñan a sus hijos es que los animales son tontos y que no tenemos que preocuparnos por ellos, o que su utilidad es su carne… La falta de empatía también se enseña.

P. ¿Estamos labrando nuestro ecocidio o ve una posible salvación?

R. Sí, lo estamos labrando. Es un proceso de extinción enorme, la caída catastrófica en el número de insectos, por ejemplo, es tremenda. Ya sabemos qué es lo que podemos hacer para parar este proceso y que la naturaleza se recupere. ¿Lo haremos? Globalmente, lo dudo. ¿Qué tendría que pasar para que le diéramos la vuelta? El avance en los derechos de la mujer que vemos en Europa y Norteamérica. Sería un cambio enorme. Eso sí, sucederá cuando usted y yo estemos muertos.

P. ¿Qué valoración hace de las semanas que Joe Biden lleva en el cargo?

R. Ha anunciado que para 2030 un tercio de la tierra y del agua de EE UU quedarán protegidas. Quizá no debería estar tan emocionado pero está haciendo exactamente lo que querría que hiciera.

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