El pulgar hacia arriba es pasivo agresivo y “de viejos”: el radical cambio de significado de los ‘emojis’
El uso de ciertos símbolos en la comunicación, como el de ciertas prendas, se ha convertido en una prueba de la generación a la que uno pertenece
TikTok se ha transformado en el escenario preferido de los creadores de contenido para subrayar, no sin altas dosis de ironía y guasa, las diferencias generacionales entre boomers, millennials y centennials. Sin embargo, un estudio revela que estos vídeos refuerzan los rasgos negativos y positivos de los boomers. Un prisma edadista que, aseguran los responsables del análisis, perjudica directamente la salud mental de quienes lo sufren. Aunque uno de los aspectos que separan a los miembros de la Generación Z (nacidos entre 1995 y 2010 y también conocidos como centennials) de los millennials (nacidos entre 1980 y 1995), al menos en el universo online, es el largo de los calcetines, —los centennials parecen tenerle una especial manía a los modelos tobilleros—, es el uso de los emojis el responsable de que en muchos casos, las conversaciones entre personas de edades diferentes tengan un sabor agridulce.
El emoji de la discordia es, paradójicamente, el del pulgar arriba, que los miembros de la Generación Z consideran que es pasivo agresivo, mientras que las personas de mayor edad creen que se emplea como signo de afirmación y de acuerdo. Lo preocupante es que según indica un estudio puesto en marcha por Wavemaker Spain, excepto la Generación Z, el resto adora el emoji del pulgar hacia arriba, que emplea para mostrar acuerdo, por lo que quienes intentan cancelarlo no lo van a tener fácil, por más que su uso, como revela una encuesta de Perspectus Global, hace pensar a quienes tienen entre 16 y 19 años que quienes lo usan son “oficialmente viejos”. Al parecer, basta con enseñar los tobillos o poner un inocente emoji con el pulgar arriba para que el retinol no haya valido de nada…
Pero, ¿cómo ha cambiado su significado de una forma tan radical? El lingüista Adam Aleksic lo explica en sus redes sociales. “Ahora tiene una nueva función y es empleado para frenar una conversación. Cuando usas este emoji al terminar un mensaje, parece algo arrogante, porque indica que esa charla ha terminado de forma definitiva. Por eso hay quienes creen que su uso es pasivo agresivo. No siempre fue así, porque la gente antes lo empleaba con absoluta sinceridad. Incluso un juez canadiense dictaminó que el emoji del pulgar hacia arriba puede reconocerse como un medio válido para sellar un contrato, pero cuando un gesto se usa demasiado, se vuelve insincero y pierde su significado”, explica. Comenta que fue precisamente lo que ocurrió con el de la risa, que terminó por tener un matiz sarcástico, y ahora le ha llegado el turno al del pulgar hacia arriba.
“Los emojis, pese a tener un significado inicial establecido por Unicode, son pictogramas que refuerzan, complementan o suavizan la conversación textual digital. Dependiendo del contexto, el segmento de público y las circunstancias, estos sufren una resignificación para adaptarse al momento. Por ejemplo, la berenjena ha pasado a significar pene. El melocotón, culo. La razón es que los algoritmos de muchas plataformas censuran estas palabras y no existen emojis explícitos en sustitución. Sin embargo, entre cocineros o amas de casa una berenjena o un melocotón siguen siendo eso”, comenta a ICON Pavel Sidorenko Bautista, Profesor e investigador en Universidad Internacional de La Rioja.
Asegura que la Generación Z quiere romper con los segmentos etarios precedentes. “La tradicional carita sonriente, como ocurre con el dedo en señal de aprobación, tiene una connotación negativa para este grupo de usuarios (algo así como una imagen pasivo agresiva), por lo que para expresar alegría, aunque parezca mentira, utilizan la calavera”. Considera que el motivo por el que los millennials y los centennials realmente emplean los emojis de manera diferente es que fueron los millennials los que experimentaron su creación e implementación en la conversación digital. “Han acompañado el proceso y en muchos momentos, ellos han sido promotores principales. Sin embargo, cuando la Generación Z comienza a desenvolverse en internet, las redes sociales están en plena expansión. Los emojis ya tenían varias generaciones y en ese contexto aún no había una convención sobre su estética, por lo que cada tecnológica y cada plataforma desarrollaba sus alternativas”, asegura. Los centennials se desprenden de imposiciones de significados, para utilizar estos recursos gráficos según les convenga. “Su uso ya ha sido despreciado en algunos medios específicos, como WhatsApp, donde el sticker (una simplificación del meme) se adapta mejor a su idiosincrasia”, añade.
Aunque podría parecer que comprender el significado de los emojis es intuitivo, en realidad asimilar tanto lo que quieren decir como el subtexto puede no ser tan fácil, pues como explica en ‘Emoji Speak: Communication and Behaviours on Social Media’ (Bloomsbury Academic, 2023) Jieun Kiaer, no existe ningún diccionario que pueda incluir todos los significados de los emojis de manera sensible al contexto y al registro. “Los significados de los emojis deben considerarse cuidadosamente de acuerdo con el contexto. Aunque enviar el emoji del pulgar hacia arriba puede verse como una señal positiva de aprobación en muchas culturas, podría interpretarse como un gesto ofensivo en Grecia y Medio Oriente. Por lo tanto, es útil tener ciertos conocimientos culturales al usarlos”, advierte.
Por su parte Keith Broni, el primer “traductor de emojis” del mundo, explicaba a Daily Mail la importancia de tener en cuenta a las personas de las generaciones más jóvenes. “De hecho, alguien de la Generación Z también podría ver la cara que muestra una ligera sonrisa como altamente performativa e incluso como ligeramente pasiva agresiva”, asegura el lingüista. Aunque cree que en la actualidad, emplear emojis en correos electrónicos laborales es oportuno, pues considera que son indicadores de expresión emocional y ayudan a generar un sentido de camaradería dentro de una relación, resulta vital tener en cuenta las diferencias generacionales para evitar que un thumbs up se convierta en un bye definitivo. Si en algún momento quisieron simplificar la comunicación, definitivamente, ya ni siquiera un smiley puede escapar de las diferencias comunicacionales de las distintas generaciones.
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