Eliminan un millar de ejemplares de coipú en Girona

Esta especie invasora, que de momento solo habita el nordeste catalán, provoca graves daños a cultivos y a flora y fauna autóctona

Una imagen de un coipú.

El coipú, roedor originario de Sudamérica de piel de gran calidad, llegó hace más de una década desde Francia por la cuenca del río Muga a l’Empordà y lo hizo para quedarse. De todo el territorio catalán, hasta el momento solo se ha localizado en algunas comarcas gerundenses, pero su rápida expansión ha hecho que se haya empezado a controlar su presencia en ríos y humedales de estas comarcas, implementando también un sistema específico de detección y de captura de los ejemplares colonizadores en...

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El coipú, roedor originario de Sudamérica de piel de gran calidad, llegó hace más de una década desde Francia por la cuenca del río Muga a l’Empordà y lo hizo para quedarse. De todo el territorio catalán, hasta el momento solo se ha localizado en algunas comarcas gerundenses, pero su rápida expansión ha hecho que se haya empezado a controlar su presencia en ríos y humedales de estas comarcas, implementando también un sistema específico de detección y de captura de los ejemplares colonizadores en el límite de su área de expansión, en Osona y el Vallès Oriental. El plan de choque iniciado este año pretende frenar su avance para prevenir los daños en cultivos, flora y fauna autóctona. Se espera una reducción del 70% de los entre 3.000 y 4.000 ejemplares que se calcula que hay en Girona. Desde marzo, se han eliminado un millar.

El coipú llegó a Europa como comercio de piel. “De él se hacen muchos abrigos de visón que son de coipú, pero ahora no hay demanda”, explica el director general de Políticas ambientales de la Generalitat, Marc Vilahur. Como acostumbra a suceder, algunos ejemplares se escaparon de las granjas y su gran resiliencia y adaptación al medio ha hecho que se haya expandido por las comarcas del Alt y Baix Empordà, la Garrotxa, el Pla de l’Estany, el Gironès y la Selva, poniendo en riesgo a sus animales autóctonos competidores, como la nutria, el turón o gran parte de la avifauna.

Esta especie exótica invasora, que se pasea incluso por el río Onyar a su paso por Girona, está incluida en el EXOCAT, un proyecto que impulsa y financia Acción Climática con el CREAF para conocer qué especies exóticas invasoras hay en Cataluña, dónde y cómo evolucionan. El Departamento ha dedicado durante 2022 casi un millón de euros al control de especies invasoras y para este 2023 la dotación prevista supera los dos millones.

Entre las medidas que contempla el plan de choque está la creación de una brigada específica formada por cinco personas en tres equipos, con vehículos todoterreno, que realizan actuaciones de urgencia por daños y proveen de recursos, tanto materiales como formativos, a la red de gestores para la erradicación del coipú. Asimismo, se han desplegado más de medio millar de trampas cedidas por la Generalitat para reducir la presencia de la especie.

Aunque la Generalitat todavía no ha hecho una estimación de los daños que causa el animal en cultivos como el sorgo, sí hay constancia de que ha dañado gravemente la escasa población de turón, una especie autóctona en extinción de la que ya solo quedan unas decenas de ejemplares, principalmente en l’Empordà.

A pesar de todos los esfuerzos, Vilahur, asegura que la tarea de reducción de la población de esta especie es difícil, especialmente porque “en Francia ya lo han naturalizado y no están trabajando en su gestión. Pueden ir entrando siempre”. “Es una de las especies imposible de erradicar, como la avispa asiática, solo se puede gestionar para que tenga en menor impacto en el medio natural y en la sociedad. Son capaces de moverse decenas de kilómetros en semanas, en 8 o 10 años estará por toda Cataluña”, alerta el director general.

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