Sánchez y Von der Leyen prometen más de 500 millones para desarrollar Mauritania y frenar los cayucos a Canarias
La UE aporta 210 millones de forma directa para proyectos de inversión y control de fronteras y España promete otros 300 en distintas formas
Al sobrevolar en avión la interminable costa mauritana, rodeada de desierto, es fácil entender la enorme dificultad que tienen las autoridades de este país del Sahel, que tiene menos de cinco millones de habitantes en el doble de extensión que España, para intentar frenar el salto de cayucos con migrantes y refugiados hacia Canarias. Más de 700 kilómetros de costa casi imposibles de controlar. Solo en el mes de enero, de las más de 7.200 personas que llegaron a las islas en esta arriesgada vía marítima, el 83% habían salido de Mauritania. Por eso, para intentar frenar este tránsito creciente, ...
Al sobrevolar en avión la interminable costa mauritana, rodeada de desierto, es fácil entender la enorme dificultad que tienen las autoridades de este país del Sahel, que tiene menos de cinco millones de habitantes en el doble de extensión que España, para intentar frenar el salto de cayucos con migrantes y refugiados hacia Canarias. Más de 700 kilómetros de costa casi imposibles de controlar. Solo en el mes de enero, de las más de 7.200 personas que llegaron a las islas en esta arriesgada vía marítima, el 83% habían salido de Mauritania. Por eso, para intentar frenar este tránsito creciente, Pedro Sánchez, presidente español, y Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, han viajado a Nuakchot, la capital mauritana, para ofrecer importantes cantidades de dinero en inversiones y en ayudas, una auténtica lluvia de millones que puedan servir para mejorar la situación del país y sobre todo para intentar frenar esa presión migratoria, que tiene como protagonistas a ciudadanos del vecino Malí, un país en plena guerra. Se calcula que hay más de 150.000 malienses en Mauritania, la mayoría malviviendo en campos de refugiados. En Mauritania ya hay medio centenar de agentes españoles para ayudar en la lucha contra la inmigración irregular, con patrulleras, embarcaciones, un helicóptero y un avión. Sin embargo, el viaje en sí indica que los esfuerzos se han quedado cortos y los dos líderes han decidido aumentarlos.
Von der Leyen ha comprometido para este año 210 millones de forma directa de la UE para ayudar a Mauritania a frenar la inmigración hacia las costas españolas y para distintas inversiones, como adelantó EL PAÍS. Ese dinero se usará también en varios proyectos energéticos y de infraestructuras o un gran centro de datos para desarrollar el país. 40 millones serán para reforzar la seguridad y controlar especialmente la peligrosa frontera con Malí. Sánchez ha anunciado, en distintos proyectos, ayudas, inversión y sobre todo en préstamos, más de 300 millones de euros, en especial para multiplicar la potencia de Mauritania en hidrógeno verde, una nueva energía limpia que necesita mucho espacio y sol, algo que en este país abunda, pero que requiere enormes inversiones en infraestructuras.
Ambos dirigentes han alabado la colaboración de Mauritania, pero sobre todo han viajado para firmar acuerdos y prometer una auténtica lluvia de millones que convierte a este país en uno de los Estados africanos que más dinero europeo va a recibir en los próximos años. Los dos han considerado que la UE y España deben ayudar a Mauritania porque es un socio estratégico y un país que ayuda a frenar la inestabilidad de una las regiones más conflictivas del mundo, con una creciente fuerza de los yihadistas.
Sánchez, que siempre ha mostrado una gran preocupación por la situación en el Sahel, ha sido claro: “Mauritania desempeña un papel fundamental como un referente de estabilidad democrática en el Sahel, una región crucial para España y para Europa. La creciente inestabilidad política, los diferentes conflictos, y la falta de seguridad en esta zona están afectando de manera directa a Mauritania y a todos nosotros. Estamos siendo testigos de la caída de gobiernos democráticos, el auge de ataques terroristas, el rápido aumento del número de refugiados y de desplazados internos, y el empeoramiento de una ya de por sí aguda crisis alimentaria”, ha resumido el presidente. “Mauritania tiene un papel primordial para garantizar la estabilidad en la región”, ha rematado Von der Leyen.
El presidente mauritano, Mohamed Ould Ghazouani, que ha recordado que ya no son solo un país de paso, como antes, sino también de destino, porque muchos inmigrantes se quedan a sobrevivir como pueden, ha reivindicado su papel estratégico y la dificultad de soportar la presión migratoria. “Mauritania paga un precio muy alto por la inestabilidad del Sahel. Tenemos que trabajar todos juntos para lograr la estabilidad. Estamos comprometidos con la lucha contra la inmigración irregular, esta visita es muy importante para reforzar nuestra asociación y abrir posibilidades de inversión”, ha resumido.
La misma estrategia que con Túnez o Libia
La UE ya ha probado en otros países esta estrategia de financiar con cientos millones el control de la inmigración irregular. El acuerdo más amplio fue con Turquía, pero después llegaron otros con Libia, y más tarde con Túnez, cerrado en un viaje similar a este de Von der Leyen y la primera ministra italiana, Giorgia Meloni. Ahora que la ruta hacia Canarias desde Mauritania se está convirtiendo en el gran quebradero de cabeza de España, pero también de la UE, Sánchez y Von der Leyen, que tienen una evidente sintonía pese a pertenecer a familias políticas diferentes y han viajado juntos en el avión oficial español, quieren convertir a Mauritania en un aliado estratégico.
La idea de fondo, que trasladan fuentes de la delegación española, es que la UE está trabajando para que los inmigrantes no lleguen a la frontera europea, sino que los países limítrofes puedan intentar contenerlos antes, si vienen de otros países, y sobre todo mejorar la situación económica para intentar que sus propios nacionales no den el salto, como está sucediendo en Marruecos, Mauritania o Túnez. En esta estrategia, la UE asume que varios de estos países reprimirán con dureza y sin especial respeto a los derechos humanos la inmigración, pero el objetivo político fundamental es que esta no llegue a las costas europeas o a las vallas de Ceuta y Melilla, y los gobernantes europeos aceptan el coste que pueda implicar esta especie de subcontratación de la solución a las crisis migratorias, que ya se inició con los acuerdos con Turquía.
Sánchez anunció que el nuevo acuerdo con Mauritania prevé 60 millones de euros para proyectos de desarrollo durante los próximos cuatro años y que además habrá proyectos de cooperación financiera por otros 50 millones de euros en los próximos cinco años. Además se doblará la ayuda humanitaria de uno a dos millones de euros. “El impacto de los conflictos en Mali y Níger está ocasionando un incremento significativo del número de refugiados y la situación es preocupante. Por ello, vamos a continuar a apoyar a Mauritania en sus esfuerzos”, aseguró el presidente español.
En el avión viajaban también empresarios españoles interesados en proyectos de hidrógeno verde. Sánchez ha anunciado que España destinará hasta 200 millones de euros “al apoyo financiero durante los próximos cinco años” a través del Fondo para la Internacionalización de la Empresa Española (FIEM) y de la Compañía Española de Seguros de Crédito a la Exportación (CESCE). “Esto facilitará el desarrollo de proyectos de hidrógeno verde con la participación de empresas españolas, líderes mundiales en el campo de las energías renovables, que permitirán el progreso social, la creación de empleo y el crecimiento económico. El desarrollo de hidrógeno verde y la extracción descarbonizada de minerales también benefician a Europa, ya que estamos tratando de hacer más ecológicas nuestras economías y diversificar nuestras cadenas de suministro. En el mundo tan volátil en el que vivimos, necesitamos socios que compartan nuestra visión de un futuro más verde, sostenible y equitativo. Socios como Mauritania”, ha rematado Sánchez.
Una visita, pues, llena de dinero y de proyectos, que la UE y España confían en que sirva para desarrollar el país, pero sobre todo, a corto plazo, para intentar que se frene la llegada de cayucos con inmigrantes que se juegan la vida —”Es una de las rutas más peligrosas del mundo”, ha dicho Von der Leyen— para llegar a Canarias.