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Estas son las costas más espectaculares del mundo

De los acantilados noruegos a los fiordos de Alaska, pasando por los canales patagónicos o la exquisita costa Dálmata, algunos de los lugares más bellos donde se besan el mar y la tierra

Big Sur (California, EE UU). Este es un viaje a través de la autopista Highway 1, que recorre esta rocosa costa del Pacífico de casi 800 kilómetros, aunque es el tramo entre Morro Bay (322 kilómetros al norte de Los Ángeles), hasta Monterrey (193 kilómetros al sur de San Francisco), el que se conoce como Big Sur. Esta carretera conecta el Castillo Hearst ―el suntuoso palacio encargado por el magnate de prensa William Randolph Hearst a la arquitecta Julia Morgan― con bosques de secuoyas, pequeños hoteles rurales o restaurantes al borde de los acantilados hasta llegar a Point Lobos para contemplar las nutrias marinas. El camino va revelando caídas escarpadas sobre un mar que se arremolina, golpeando acantilados, para luego lamer calas cristalinas. También hay numerosos lugares para detenerse a hacer fotos y disfrutar de unas vistas increíbles.Sean Gallup (Getty Images)
Fiordos noruegos. Una de las costas más impresionantes de la Tierra. Si todos los fiordos de Noruega fueran una colección de arte, el de Geiranger, declarado patrimonio mundial, sería la obra maestra. Es cierto que en verano se llena con los turistas de autobuses y cruceros, pero tienen motivos para estar ahí y su presencia apenas entorpece su belleza. El Naeroyfjord también figura en la lista de la Unesco, y es igualmente popular e impresionante. Solo es uno de los muchos ramales tributarios del Sognefjorden, que con 203 kilómetros de largo y 1.308 metros de profundidad, es el más largo y profundo de Noruega. También está Hardangerfjord, con aldeas encantadoras que forman una cadena de asientos de primera fila para contemplar la belleza en cada rincón, mientras que al sur, el largo fiordo de Lysefjord ofrece algunos de los mejores paisajes del país© Andrew Peacock (Getty Images)
Costa Turquesa (Turquía). En la antigüedad, la costa sur de Turquía era conocida como Licia. Hoy este litoral lleno de ciudades milenarias, playas de aguas color gema y pueblos llenos de encanto, es una de las joyas menos conocidas del Mediterráneo, con el valor añadido de la cultura. Entre las bahías más bellas están las de Patara, un impresionante tramo de arena blanca; la preciosa playa de Kaputas (en la foto), o la laguna Ölüdeniz, cerca de Fethiye, especialmente fotogénica. Y hay muchos otros puntos en los que detenerse: Daylan, con uno de los mejores tramos de arena de Turquía; la playa de İztuzu, y el complejo turístico de Kalkan. Los devotos del yoga, el senderismo y los paisajes inmaculados preferirán probablemente Kabab, un secreto para viajeros alternativos. La mejor forma de envolverse en la belleza de esta costa es navegar en una goleta tradicional descubriendo bahías y calas solitarias y llegando a lugares como Ucagiz, en el extremo sur de la península de Teke. Desde aquí se pueden visitar la ciudad sumergida de Kekova y el aislado pueblo de Laleköy, uno de los reclamos turísticos más sorprendentes de la zona. Ucariz es una impresionante fortaleza de los cruzados que presume de tener el teatro más pequeño del mundo antiguo, tallado en la roca. Anadolu Agency (Anadolu Agency via Getty Images)
Cinque Terre (Italia). Hoy puede parecernos el paraíso, pero en su día, esta escarpada costa italiana inspiró la visión del Purgatorio de Dante en la ‘Divina Comedia’. Para los pescadores de estos cinco pueblos (Monterosso, Vernazza, Corniglia, Manarola y Riomaggiore), la penitencia consistía en ascender penosamente por el vertiginoso acantilado hasta el santuario para suplicar el perdón. Hoy se hace el mismo recorrido entre viñedos en terrazas y colinas repletas de arbustos. A medida que se van viendo las hermosas vistas, resulta difícil imaginar un castigo más agradable. Los pueblos están conectados por el famoso ‘Sentiero Azzurro’, así como por otras rutas de senderismo que conducen a playas solitarias. La llamada Riviera italiana ocupa tan solo 12 kilómetros, pero sus pueblos son patrimonio mundial desde 1997, y su estampa de casas de colores y barquitas de pesca es de las imágenes más populares en la promoción turística de Italia.Andrea Comi (Getty Images)
Cabo Pulmo (Baja California Sur, México). Todos coinciden en que el mejor lugar para bucear en la Baja es Cabo Pulmo, a 63 kilómetros al noreste de San José del Cabo, por la carretera Mex-1: un hervidero de vida que bulle alrededor del único arrecife coralino de la costa oeste de América, declarado en 2005 patrimonio mundial por la Unesco. Aquí es posible observar bancos de peces ballesta, atunes, pargos rojos, coral negro y según la época, tiburones ballenas y enormes rayas. Una empresa inmobiliaria planeaba levantar cerca de este paraíso virgen un nuevo Cancún. El plan, bautizado como Cabo Cortés, contemplaba la construcción, sobre las dunas costeras, de una marina de 490 amarres, con 27.000 habitaciones y dos campos de golf. Afortunadamente, el Gobierno mexicano revocó la autorización para el proyecto. Alamy Stock Photo
Beachy Head y Seven Sisters (East Sussex, Reino Unido). Existen pocos acantilados tan deslumbrantes como los de la costa sur de Gran Bretaña. Esta pared de roca blanca, que parece totalmente infranqueable, protege un tramo de costa inglesa que da al canal de la Mancha. Las tierras altas de los South Downs están formadas por las Seven Sisters y se extienden a lo largo de varios kilómetros antes de ascender para convertirse en la barrera natural por excelencia: el Beachy Head, de 162 metros, el acantilado de caliza más alto de Gran Bretaña. Las Seven Sisters y el Beachy Head están en los últimos 13 kilómetros del llamado sendero de los South Downs, entre Exeter y Eastbourne. Paul Thompson (Getty Images)
Gran Bahía Australiana. Si se mira hacia el este desde la población de Eucla a lo largo de la árida costa meridional de Australia, parece que este monstruoso acantilado marino no tiene fin. Paredes de entre 60 y 120 metros de altura formadas por una pálida roca sedimentaria se extienden sin interrupción por un espacio vacío azotado por el océano. Aunque pocos humanos frecuentan esta apartada región bordeada por la solitaria llanura de Nullabor, hay muchos seres vivos que han evolucionado para sobrevivir en este medio hostil, entre ellos cientos de leones marinos, exuberantes dragones de mar foliados y manadas de ballenas francas australes, que hibernan frente a sus costas. Se las puede ver, de julio a septiembre, desde el mirador del Head of Bight, a 78 kilómetros al oeste de Yalata.Alamy Stock Photo
Antrim y la Calzada del Gigante (Irlanda del Norte). Aquí se filmaron escenas muy recordadas de la serie ‘Juego de tronos’, pero mucho antes ya era famosa por su gran belleza. Lo más llamativo es la llamada Calzada del Gigante, declarada patrimonio mundial de la Unesco, con más de 40.000 columnas de basalto, creadas hace más de 60 millones de años por una erupción volcánica, que se adentran en el océano Atlántico. Y como para todo lo extraño hay una leyenda que lo explica, la particular historia de este paisaje cuenta que había dos gigantes que se odiaban. Uno de ellos Fionn, cansado de soportar los insultos de su rival, construyó un camino usando piedras como peldaños para llegar a Escocia, pero el otro gigante, Benandonner, lo destruyó. El resultado fue la Calzada del Gigante. Toda la costa es magnífica para recorrer a pie, siguiendo la llamada Causeway Coastal Route, un sendero de 51 kilómetros que incluye el vertiginoso puente de cuerda Carrick-a Rede. Pero hay además otros hitos importantes, como las escarpadas ruinas del castillo de Dunluce o la playa de arena clara de Whiterocks.Stuart Stevenson (Getty Images)
Cabo Girão (Madeira, Portugal). Unos 12 kilómetros al oeste de Funchal está el icónico enclave de cabo Girão, uno de los acantilados más altos de Europa, con 580 metros y una plataforma de cristal suspendida. Cerca queda Câmara de Lobos (en la foto), un pueblo pesquero en el que Winston Churchill pasó una temporada pintando. Marko Stavric www.markostavric.com (Getty Images)
Los Doce Apóstoles (Estado de Victoria, Australia). La Great Ocean Road es una de las rutas por carretera más famosas de Australia. Pasa junto a rompientes de surf de categoría mundial, retazos de bosque húmedo, apacibles ciudades costeras y árboles llenos de koalas. Surca acantilados de piedra caliza, orilla granjas dedicadas a pastos para vacas y brezales y permite acercarse a las olas del Atlántico. Para escapar realmente de todo, hay que buscar los faros y playas aisladas entre las ciudades, así como los bosques de eucaliptos de Otway, en el interior. Pero su hito principal son los Doce Apóstoles, unas formaciones rocosas que emergen del mar, y que son una de las mejores imágenes del Estado de Victoria. La foto es poderosa, pero lo mejor es el camino hasta llegar allí. Se recomienda conducir despacio por las curvas que rodean las playas del estrecho de Bass y que se adentran después en la selva pluvial, salpicada de pequeños pueblos y grandes árboles. Más secretos de esta ruta: el tesoro marítimo de Port Fairy y el oculto cabo Bridgewater.NitiChuysakul Photography (Getty Images)
Costa Dálmata (Croacia). Desde la punta de Istria a la deslumbrante Dubrovnik, la costa adriática de Croacia es una de las más bellas y deslumbrantes del mundo. Aunque solo mide unos 600 kilómetros en línea recta, el litoral adriático de Croacia alcanza los 1.778 kilómetros si se tienen en cuenta todos los entrantes y salientes y el contorno de las islas. El encanto de las aguas claras y el clima templado hace que, literalmente, millones de turistas acudan a sus playas cada verano. Quien espere largos arenales, se llevará una decepción: lo más frecuente son las calas de guijarros o rocas protegidas por pinos, olivos y pequeños arbustos. En la costa dálmata hay más de 1.200 islas. La de Vir (en la foto) es el secreto mejor guardado del archipiélago de Zadar. Entre las más extensas están las de Krk y Pag, unidas al continente por puentes. Entre las más pequeñas, las del archipiélago de las Kornati, todas ellas un paraíso con un montón de bahías solitarias en islas desiertas por explorar.Anton Petrus (Getty Images)
Los fiordos brumosos de Alaska (EE UU). El Monumento Nacional de los Fiordos Brumosos (Misty Fiords National Monument) es una de las zonas más espectaculares de la costa del sur de Alaska: un mosaico natural de acantilados marinos y paredes de roca que se alzan a más de 900 metros del océano. Osos pardos y negros, cabras monteses, ciervos de Sitka, águilas calvas y multitud de mamíferos marinos habitan este lluvioso lugar. El mejor momento para visitarlo es cuando las paredes de granito y las cascadas están enteladas de niebla y rocío. Las zonas más pintorescas de esta reserva ―Walker Cove, la bahía de Rudyerd y Punchbowl Cove― son accesibles por el canal de Behm, el largo brazo que separa la isla de Revillagigedo de tierra firme.Alamy Stock Photo
Costa de los Esqueletos (Namibia). Sombría, dura y hermosa. Barcos naufragados y huesos de animales se esparcen por esta costa africana, donde las olas chocan contra el brutal desierto. Hay pocos lugares en el mundo donde se puedan ver leones acechando a leones marinos y elefantes corriendo por una playa, como ocurre en este aislado tramo de la costa de Namibia, al norte de Swakopmund.Alamy Stock Photo
Wild Atlantic Way (Irlanda). El extremo occidental de Irlanda tiene uno de los litorales más asombrosos del mundo: 2.500 kilómetros de abruptos acantilados y playas en forma de medialuna entre el oeste de Cork y el noreste de Donegal. La ruta tiene cinco tramos conectados entre sí, que abarcan nueve condados: Cork, Kerry, Clare, Limerick, Galway, Mayo, Sligo, Leitrim y Donegal. Está muy bien señalizada con casi 4.000 carteles y con la indicación de los puntos en los que detenerse. Las penínsulas más conocidas y visitadas del país están en Cork y Kerry, con lugares como Dunquin pier (en la foto) o el faro de Fasnet, colgado sobre una roca conocida como “la lágrima de Irlanda” porque era lo último que veían los emigrantes que partían hacia América durante la Gran Hambruna. En el Condado de Clare están los acantilados de Moher, los más famosos de Irlanda, un paisaje de caliza y bellas playas de surf. Mayo y Sligo son menos conocidos, pero tienen también paisajes sorprendentes y desolados, hermosas islas y varias playas que están entre las favoritas de los surfistas. Marco Bottigelli (Getty Images)
Nā Pali (Isla de Kauai, Hawái, Estados Unidos). Steven Spielberg escogió la isla de Kauai como escenario de rodaje de ‘Parque Jurásico’. No podía haber elegido un lugar mejor: los acantilados de Nā Pali se elevan cientos de metros y se sumergen directamente en el océano. Las cascadas aparecen de forma aislada en medio de la jungla y a las playas solo se puede acceder caminando durante al menos medio día. El conjunto es impresionante para la vista y para todos los sentidos. Uno de los accesos a Nā Pali es por el sendero Kalalau, de 17 kilómetros. Hay partes realmente complicadas y hay muchos visitantes que prefieren llegar en barca o en kayak desde Port Allen, desde las costas occidentales de la isla o en helicóptero: desde la altura se ven los paisajes de forma muy diferente.Brian Horne (Getty Images)
Canal Beagle (Tierra del Fuego, Chile y Argentina). Hay pocos lugares tan bellos y desolados como el canal Beagle, un estrecho de unos 240 kilómetros que conecta el Atlántico y el Pacífico por el sur de la isla de Tierra del Fuego. Los nativos de la zona lo llamaban Onashaga, que significa el canal de los cazadores, aunque su nombre actual se lo debe al bergantín ‘Beagle’ que llevó a Charles Darwin en su viaje de investigación por esta parte del mundo. Es un lugar de gran biodiversidad y paisajes asombrosos, flanqueado por picos nevados, un espeso bosque subantártico y glaciares de marea que caen desde el campo de hielo de la cordillera Darwin. Un brazo de este canal, el que discurre al noroeste, es conocido como Avenida de los Glaciares: por la cubierta de babor del barco van desfilando cuatro poderosos ríos de hielo que bajan desde la cordillera Darwin: el Romanche, colgado de un acantilado sobre el fiordo, el Roncalli, el Holanda y el Italia, que extiende sobre el mar su lengua de color berilo. Navegar por el canal Beagle es una de las experiencias imprescindibles para los viajeros que llegan a Punta Arenas (Chile) o Ushuaia (Argentina). Erik SAMPERS (Gamma-Rapho via Getty Images)
Archipiélago de Raja Ampat (Papúa, Indonesia). Situadas frente a la costa noroeste de Papúa, las remotas islas de Raja Ampat atesoran los arrecifes de coral con mayor biodiversidad de vida marina del planeta. Un lugar increíble, hasta hace poco casi virgen. Nunca han estado vacías, ya que siempre hubo pueblos de pescadores, pero un día los turistas descubrieron su potencial para el buceo, su principal atractivo: estas 1.500 islas, islotes y cayos se extienden a ambos lados del ecuador y son parte del llamado Triángulo de Coral. Incluso cuando la superficie parece tranquila, no siempre está plácida bajo el agua. Las grandes corrientes alimentan a 600 especies de coral, más de 1.400 variedades de peces de arrecife y 700 tipos de moluscos. Las playas y el interior de las islas son igual de llamativos, con especies raras de aves, cascadas y un montón de rincones increíbles por descubrir.Ridwan Prasetyo (Getty Images/500px Plus)