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Una iglesia de cartón en Nueva Zelanda, las ‘diaolou’ de China y otros lugares del mundo tan peculiares que no parecen reales

El músico y arquitecto Pedro Torrijos, autor de #LaBrasaTorrijos, elige 10 enclaves sorprendentes por su arquitectura que se han convertido en atracciones turísticas

Las iglesias esculpidas en roca de Lalibela (Etiopía). El músico y arquitecto Pedro Torrijos es el autor de #LaBrasaTorrijos, planteada como un programa semanal de televisión que se emite cada jueves en X (antes Twitter), sobre “territorios improbables”, tan peculiares que no parece que existan. Hace dos años, en ‘El Viajero’ le invitamos a elegir 10 edificios singulares y poco conocidos en España. En esta ocasión le pedimos que haga lo mismo, pero con lugares de todo el mundo. En su lista asoman las impresionantes iglesias de la ciudad de Lalibela, al norte de Etiopía: 11 iglesias cristianas ortodoxas esculpidas “en un único y colosal bloque de roca”. Diez de ellas forman dos grupos de cinco, mientras que al oeste, “en el fondo de una fosa conectada por pasajes estrechos, se levanta la más magnífica de todas”, según describe #LaBrasaTorrijos. Es Biet Ghiorgis, la casa de san Jorge. El conjunto fue declarado patrimonio mundial de la Unesco en 1978, y es uno de los centros de peregrinación más importantes de África.Eric Lafforgue (Art in All of Us / Corbis / Getty Images)
El rascacielos que estuvo a punto de destruir medio Manhattan (Estados Unidos). En 2019, Pedro Torrijos contaba en la revista ICON de EL PAÍS la historia del rascacielos que Citicorp (actual Citigroup) inauguró en 1977 en pleno Nueva York, con toda la pompa. Aquel prodigio de la arquitectura moderna tenía un error de cálculo en su rompedora estructura, como la Estrella de la Muerte de ‘La guerra de las Galaxias’, aunque en su caso no era el disparo certero de un caza rebelde, sino el empuje de vientos de a partir de 110 kilómetros por hora que soplasen perpendiculares a las caras del edificio lo que podría hacerlo colapsar, llevándose por delante a medio Manhattan. El fallo lo descubrió, en 1978, Diane Hartley, una estudiante de Ingeniería Civil de Princeton, que avisó a la oficina de LeMessurier, el ingeniero de la obra. Aquella información activó un plan secretísimo para soldar todas las juntas del rascacielos sin que nadie se enterara, reparando así la vulnerabilidad. Todo esto en plena temporada de huracanes, y con una gran tormenta aproximándose. El argumento es tan atractivo que Torrijos lo ha utilizado para su primera novela, ‘La Tormenta de cristal’.Brownie Harris (Corbis / Getty Images)
La pirámide antimisiles que solo funcionó tres días (Estados Unidos). “Las ruinas de cuando todos creíamos que mañana sería el fin del mundo”. Estas palabras son el colofón del capítulo que #LaBrasaTorrijos dedica a una pirámide construida por el Gobierno de Estados Unidos en mitad de la nada de Dakota del Norte, en plena Guerra Fría. Un sistema de detección mediante Radares de Adquisición Perimetral (PAR, en inglés) que, como explica en un hilo en X, formaba parte del Stanley R. Mickelsen Safeguard Complex: un escudo antimisiles que incluía 80 silos con 80 cabezas nucleares. La idea era que si los radares detectaban un misil ruso de largo alcance, el complejo lanzaría los suyos para hacerlos explotar lo más alto posible en la atmósfera, comprometiendo al mínimo las poblaciones que estuviesen debajo. ¿Problema? Que ese “mínimo” significaba sacrificar cientos de miles de vidas. De manera que la Pirámide apenas estuvo en funcionamiento completo durante tres días de 1975, según detalla Torrijos. Actualmente, la instalación se encuentra abandonada y es un reclamo turístico de la zona.Alextov (GETTY IMAGES)
El Museo Judío de Berlín (Alemania). Pedro Torrijos combina sus historias sobre lugares o edificios singulares con ejemplos de lo que denomina “arquitectura dura”. Botón de muestra de esta segunda categoría es el Museo Judío de Berlín, una impresionante construcción del arquitecto Daniel Libeskind, quien en 1989 ganó el concurso para diseñarlo. Como cuenta #LaBrasaTorrijos, si el resto de proyectos aspirantes pretendían inspirar paz y tranquilidad, Libeskind, polaco y judío, con unos padres y una hermana supervivientes del Holocausto nazi, quiso hacer bien visible esa herida, convertida ya en cicatriz, con una mole de hormigón y zinc que zigzaguea sobre el terreno en el que se asienta, no muy lejos del Checkpoint Charlie. Se accede a través de un paso subterráneo, ya que no tiene puerta de entrada ni salidas visibles al exterior. “Hace 80 años, en Berlín nació la idea más horrible de la historia. Hoy, en esa misma ciudad, hay un edificio anguloso y extraño que intenta cerrar la herida que abrió esa idea”, lo describe Torrijos.Right Perspective Images / Alamy / CORDON PRESS
La catedral de cartón de Christchurch (Nueva Zelanda). La catedral anglicana de Christchurch, situada a unos 300 kilómetros de Wellington, la capital del país, ha soportado terremotos desde que se consagró su torre y su nave en 1881 (el edificio no se completó hasta 1904). En febrero y junio de 2011, sendos seísmos de una magnitud 6,3 en la escala de Richter provocaron el derrumbe de la torre y del rosetón de la fachada oeste, y dañaron gravemente la estructura. En noviembre de ese año, el templo fue desacralizado para su demolición, al menos parcial. Había que levantar otro, de transición, lo más económica y rápidamente posible, y para ello la ciudad recurrió al arquitecto japonés Shigeru Ban, quien propuso una catedral provisional hecha de tubos de cartón, vigas de madera y material reciclado. Tardó en construirse poco más de un año, y fue inaugurada en agosto de 2013. Tiene más de 20 metros de altura, capacidad para unas 700 personas y un diseño pensado para durar más de 20 años. Acaba de cumplir 10 y ahí sigue, como una atractiva interina convertida en foco de las cámaras de los turistas.travellinglight / Alamy / CORDON PRESS
Las ‘diaolou’ o casas de pisos fortificadas chinas. Cuando en 2007 la Unesco declaró a las ‘diaolou’ y aldeas de Kaiping, en la provincia china de Cantón (Guangdong), patrimonio mundial, lo justificó diciendo que estas casas fortificadas de varios pisos “constituyen un ejemplo de fusión compleja y brillante de las formas estructurales y decorativas de China con las de Occidente”. Añadió que reflejan el importante papel de los emigrados de Kaiping en el desarrollo de varios países del sur de Asia, Australasia y América del Norte. Datan de finales del siglo XIX y principios del XX, y las mandaron construir emigrantes, para los familiares que se habían quedado en su tierra y sufrían a los señores de la guerra. Están hechas de hormigón armado (más resistente que el tradicional adobe), y son de tres clases: torres comunales (construidas por varias familias y utilizadas como refugios), viviendas fortificadas, de familias pudientes, y torres vigías. La galería abierta en sus plantas superiores, además de ofrecer unas vistas estupendas, permitía vigilar los campos de arroz y el avance de bandidos y saqueadores.Giuseppe Sparta (Alamy / CORDON PRESS)
Halley VI: una base científica sobre esquís en la Antártida. Cuenta #LaBrasaTorrijos que las cinco primeras bases científicas Halley, instaladas en la Antártida como parte del British Antarctic Survey, sucumbieron al hielo. “Cada 10 o 20 años, el hielo se fractura; esto fue un problema para los Halleys precedentes”, señaló Hugh Broughton, el arquitecto principal del Halley VI en una entrevista con The Economist. El actual centro de investigación, descubridor, por cierto, del agujero en la capa de ozono, se construyó en 2012, y Torrijos la compara con un tren o con un ciempiés artificial de ocho módulos (cada uno de ellos se puede trasladar de forma independiente) asentados sobre patas hidráulicas equipadas con esquís. Es la manera de poder remolcarlo cada cierto tiempo hasta su posición original, ya que la plataforma de hielo sobre la que está colocado el Halley VI (y todos sus predecesores) se desliza hacia el océano a una velocidad de 400 metros por año. El autor recomienda la visita virtual 360º que puede realizarse en la web del British Antartic Survey.PandorumBS / Alamy / CORDON PRESS
Una prisión en un rascacielos de Chicago (Estados Unidos). En el número 71 de West van Buren Street de Chicago se alza un rascacielos de base triangular y 28 pisos que podría ser uno más del Chicago Loop, el distrito financiero, si no fuera porque se trata de un Centro Correccional Metropolitano (en inglés, MCC, una prisión de mínima seguridad). Lo diseñó el arquitecto Harry Weese y se inauguró en 1975. Tiene 100 ventanas de 13 centímetros de ancho (por lo que no necesitan rejas), y el patio está en su azotea, a 90 metros de altura. Se considera prácticamente inexpugnable, aunque ha tenido un par de fugas (y varios intentos). Es uno de los escasos presidios mixtos de Estados Unidos, por la sencilla razón de que sus distintas plantas funcionan como compartimentos estancos independientes: en el bloque superior están los hombres y en el interior, las mujeres, según precisa Torrijos. En esta “cárcel vertical”, como la define, está encerrado desde septiembre de 2023 el narcotraficante mexicano Ovidio Guzmán, hijo de Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán.Raymond Boyd (Michael Ochs Archives / GETTY IMAGES)
Frøsilo, viviendas ‘colgadas’ de antiguos silos (Copenhague, Dinamarca). Los apartamentos más deseados de Copenhague están construidos en dos antiguos silos cilíndricos de grano, pero no dentro —lo que hubiera condicionado su distribución e imposibilitado unas vistas fantásticas al mar— sino colgados de ellos mediante una funda o fachada de vidrio en forma de ocho, colocada sobre los volúmenes originales. En el espacio vacío de ambos silos de hormigón, cubierto con un techo de membrana plástica transparente, se disponen las tuberías y los conductos de instalaciones, los ascensores y las escaleras. Las 84 viviendas, de entre 90 y 200 metros cuadrados de superficie, se distribuyen en ocho plantas en la antigua zona del puerto de la capital danesa. El edificio se llama Frøsilo (silo, en danés), y ha sido diseñado por el estudio de arquitectura holandés MVRDV, que es el primero en calificar de “radical” su intervención. Fue reconocido como el mejor edificio de la ciudad en 2005, año de su inauguración.Kim Petersen (Alamy / CORDON PRESS)
Cuadra San Cristóbal o el paraíso, según Luís Barragán (Ciudad de México, México). Pedro Torrijos opina que la obra del arquitecto Luis Barragán (1902-1988), maestro en el uso de la luz y del color y el único mexicano en recibir el premio Pritzker, es un símbolo de la arquitectura moderna en México y, aún más, un símbolo del propio país norteamericano. Se decanta por Cuadra San Cristóbal: una finca privada con una casa y establos para caballos ubicada en Los Clubes, enclave residencial adyacente a Las Arboledas, también desarrollado por Barragán, en una antigua zona rural al noreste de Ciudad de México, según la descripción que puede leerse en la web de la Barragán Foundation. Es “una experiencia visual y espacial”, enfatiza. Un largo muro acabado en estuco rosa define el eje norte-sur de la parcela, dividiéndola en dos porciones: una sección más estrecha hacia el oeste, reservada a los espacios privados de la residencia, y, hacia el este, los principales espacios residenciales, así como las instalaciones ecuestres. En el centro, una cuenca de suave pendiente sirve como estanque para los caballos. “No sé como será el paraíso ni si existe, pero a mí me gusta pensar que se parecerá a este lugar”, comenta Torrijos.Mathilde Mrst / Alamy / CORDON PRESS