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Ocho pueblos bonitos y fresquitos en España para escapar de la ola de calor

La ola tórrida se alarga. Puede llegar incluso hasta la próxima semana con temperaturas de los 35 a los 40 grados en zonas de interior y sofocantes noches tropicales. Desde la Asociación de Pueblos más Bonitos de España, que ya engloba 105 localidades españolas, proponen ocho villas que no pasarán de unos soportables 30 grados esta semana. Entornos rurales donde disfrutar de la fresca de la tarde y dormir a pierna suelta

Apenas 30 vecinos viven en Bulnes, un pequeño pueblo del concejo de Cabrales (Asturias) con casas de piedra caliza y teja roja. Hasta la construcción en 2001 del funicular subterráneo que une esta aldea con el vecino pueblo de Poncebos, la única forma de llegar a Bulnes era a pie, por el estrecho y empinado sendero que recorre la Canal del Texu (tejo, en castellano). Dominando el paisaje, el Picu Urriellu o Naranjo de Bulnes, la mítica cima del parque nacional de los Picos de Europa. Por las noches se impone la rebequita. Más información: turismoasturias.esJuan Ignacio Rodríguez Moronta (Getty images)
Situada a 52 kilómetros al este de la ciudad de Gijón está la villa de Cudillero, un anfiteatro de casas de colores que abrazan la plaza de la Marina y empinadas cuestas por las que se llega a sus miradores para disfrutar de las brisas marinas y las vistas del coqueto puerto de uno de los pueblos más bonitos de Asturias. Más información: turismocudillero.comGetty images
Esta es una parroquia marinera del concejo de Colunga con cerca de un millar de habitantes. En Lastres (Llastres, en bable), estrechamente ligada al mar, destacan sus típicas casas colgadas sobre el acantilado y un barrio ballenero que se remonta al siglo XVI. Aquí se rodó la serie ‘Doctor Mateo’. Más información: turismoasturias.esJavier Castro (Getty images)
El puerto de esta pequeña villa marinera fue el primero que pisó el emperador Carlos V cuando llegó a la Península. Declarado conjunto histórico artístico en 1991, su belleza merece una visita, pero hay otros motivos: los magníficos pescados y mariscos que sirven sus restaurantes y sidrerías. Más información: turismoasturias.esDCarreño (alamy)
Este bello pueblo del Pirineo de Lleida, de poco más de 100 habitantes, es el municipio habitado más alto del valle de Arán (se encuentra a 1.490 metros de altitud). Destacan el museo Eth Corrau, que alberga más de 2.500 piezas que muestran la vida cotidiana y la artesanía más rústica aranesa, y la iglesia parroquial de Sant Feliu, del siglo XIII. Más información: visitvaldaran.comSergi Reboredo (alamy)
Situada en la comarca de A Mariña Central, Mondoñedo es una de las joyas de la Galicia interior. Su centro histórico ha conservado su rico patrimonio monumental, donde destacan la catedral basílica de La Asunción (en la imagen), el palacio episcopal, la fuente vieja, el seminario de Santa Catalina, la alameda de los Remedios —con su santuario barroco—, el cementerio viejo o el barrio artesano de Os Muíños. Por esta localidad pasa también el Camino del Norte a Santiago, más fresco y boscoso que el Camino Francés, y muy cerca se pueden visitar el castro de Zoñán y la cueva del Rei Cintolo, la mayor de la comunidad, accesible solo por espeleólogos expertos. Más información: concellomondonedo.esJosé Antonio Caravaca (Getty images)
A pesar de su nombre, este pueblo se encuentra en medio de una verde llanura a unos 10 kilómetros de la costa cántabra. Edificada a partir del siglo IX alrededor de la colegiata románica de Santa Juliana, su casco histórico concentra casonas de floridos balcones, torreones y elegantes palacios señoriales. Una visita recomendable es el museo Jesús Otero, escultor que a su muerte, en 1993, donó toda su colección de obras al Ayuntamiento. Sus esculturas y bocetos se pueden ver tanto en el edificio como en el jardín, que invita a descansar a la fresca umbría de los árboles. Más información: santillanadelmarturismo.comRaquel María Carbonell Pagola (Getty images)
En el valle cántabro de Cabuérniga, en la comarca de Saja-Nansa, las tradiciones se mantienen intactas en aldeas como Bárcena Mayor, Valle, Terán, Los Tojos y Carmona, una de las más bonitas de la zona. Con un riachuelo que serpentea entre sus casas de mampostería y vacas de raza tudanca pastando tranquilamente, el pueblo se divisa en conjunto desde la Asomada del Ribero, mirador natural que contempla sus edificios más llamativos: la iglesia de San Roque, el palacio de los Mier, del siglo XVII, y la casona de Cossío. Más información: turismodecantabria.comJosé Manuel Castillo (Getty images)