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Cuando el paisaje es arte: 15 monumentos naturales en España, en imágenes

Por su singularidad, por su belleza o por su fragilidad, hay parajes muy especiales, comparables a un gran palacio o a una catedral. Lugares únicos como Las Médulas, la duna de Bolonia, las Bardenas Reales o el Roque Nublo, perfectos para una escapada “monumental”

Figuras de formas casi humanas, pero moldeadas por los antojos calcáreos de este rincón de Cuenca, son un escenario fabuloso para regalar la retina de pequeños y mayores. Para ello basta realizar un sencillo recorrido por esa maravilla nunca olvidada que es la Ciudad Encantada, instalada en el imaginario de todas las generaciones de amantes de las naturalezas más arbitrarias.Ventura Carmona (Getty Images)
Los romanos explotaron aquí una de las mayores minas de oro a cielo abierto de su imperio, donde pusieron en práctica su ingeniería más avanzada, alterando un paisaje que hoy es una inusual muestra de los encantos del Bierzo leonés, en un ambiente cargado de misterio e imposible de concebir sin la mano destructora del ser humano. Castaños y robles luchan por recuperar un territorio que fue declarado bien de interés cultural en 1996, patrimonio mundial de la Unesco un año más tarde, monumento natural en 2002 y espacio cultural después. Casi nada.Daniel Candal (Getty Images)
El salitre y el viento han erosionado estas areniscas costeras para formar un peculiar entorno de aire fantasmagórico. Este paisaje encantado en primera línea de playa es habitual escenario de 'performances' artísticas, objeto de deseo de fotógrafos y rareza natural protegida a los pies de la sierra de las Moreras, en Mazarrón.Fernando Prats (Getty Images)
En la comarca burgalesa de Las Merindades, encontramos un auténtico laberinto subterráneo, compuesto por más de 110 kilómetros de galerías, el complejo kárstico más grande de la Península y uno de los más grandes de Europa. En una de ellas se encuentra el complejo kárstico de Ojo Guareña, uno de los conjuntos de cuevas más extensos del planeta; grutas que fueron habitadas desde hace 70.000 años hasta la Edad Media. De marzo a diciembre se pueden visitar la cueva de Palomera y la ermita-gruta de San Bernabé (en la imagen), llena de pinturas murales de los siglos XVII y XVIII. Por el exterior vuelan las águilas reales, los búhos, los buitres leonados y los halcones peregrinos. El lugar es también un punto fantástico para emprender numerosas rutas de senderismo por los alrededores.Kevin George (Alamy)
Un sorprendente domo arenoso se eleva más de 30 metros sobre uno de los espacios menos transformados y mejor conservados de la costa gaditana. Sus centenares de metros lineales batidos por los vientos del parque natural del Estrecho, en el istmo de Punta Camarinal, constituyen uno de los valores naturales más notables de Andalucía. Aquí la naturaleza aún gana terreno a la civilización. El sendero de la duna es muy sencillo, apenas un kilómetro y sin desniveles, aunque se realiza por arena. El aliciente es pasar junto a la duna y también visitar las ruinas de ciudad romana de Baelo Claudia.blickwinkel (Alamy)
Entre las poblaciones almerienses de Aguadulce y Roquetas de Mar se encuentra este monumento natural, uno de los últimos reductos de los arrecifes de posidonia en las costas del Mediterráneo. Su necesidad de aguas limpias y oxigenadas convierte esta barrera en un espacio amenazado por el progreso y en un testigo privilegiado del cambio climático. También es un excelente reclamo para el buceo en unos fondos submarinos sublimes.Seaphotoart (Alamy)
Por las comarcas pirenaicas del Alto Gállego, Sobrarbe y Ribagorza, en la provincia de Huesca, esperan monumentos naturales impresionantes a una altitud entre los 2.700 y los 3.000 metros. Además, aquí están algunos de los montes más importantes de la Península, como el Posets, Maladeta, Aneto o Monte Perdido, en los que se pueden encontrar zonas glaciares que, aunque en retroceso, encuentran aquí su último refugio. Los ibones son pequeños lagos de origen glaciar que sorprenden por su belleza. Algunos ejemplos: los de Acherito y Estanés, en Ansó; los de Anayet, los ibones Azules y los de Arriel, en el valle del Tena; o los de Bernatuara y Marboré, en el parque nacional de Ordesa y Monte Perdido. Todos ellos espectaculares.Ainara García (Alamy)