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La floración de los cerezos y otras nueve razones para escaparse al valle del Jerte

De una ruta a caballo por cumbres y bosques pintados de blanco a un reconfortante plato de migas, una escapada para contemplar los paisajes de la comarca extremeña en su mejor momento

El valle del Jerte se pinta de blanco durante la primavera. Más de un millón de cerezos florecen cubriendo de un manto níveo la sierra de Tormantos y los montes Traslasierra, ofreciendo un espectáculo natural de increíble belleza. El río Jerte (Xerit, río cristalino) inunda el valle y riega sus tierras convirtiéndolas en unas de las más fértiles de la región, y para celebrar el Cerezo en Flor las localidades de la comarca invitan a conocer y disfrutar de la cultura local hasta el próximo 3 de mayo, a través de diversas actividades como obras de teatro, conciertos, rutas en la naturaleza, actividades deportivas, mercadillos o pasacalles tradicionales, entre otras.getty images
Con multitud de cascadas, saltos de agua y remansos naturales, el valle del Jerte es conocido también como como el valle del agua. Rodeada de agreste naturaleza –como bosques de ribera y pastizales alpinos–, la Garganta de los Infiernos es uno de los puntos más bonitos (y visitados) de la comarca, por las peculiares formaciones rocosas que el río Jerte ha ido moldeando en su constante descenso: divertidas piscinas naturales en forma de pilones y pozas cristalinas. Declarada reserva natural en 1994, en la garganta destacan Los Pilones, una de las zonas de baño naturales más bonitas del mundo. Su nombre científico es marmitas de gigante, y hace mención a las decenas de pozas que el agua ha ido horadando pacientemente sobre el granito.Manuel Breva Colmeiro (Getty)
Los 11 pueblos del valle del Jerte se dividen en ribereños (a orillas del río) y serranos. Cabezuela se encuentra entre los primeros y su origen data del Medievo. Sus casas porticadas, palaciegas, cuyas fachadas conservan escudos nobiliarios (y muchas leyendas a sus espaldas), han sido declaradas Conjunto Histórico Artístico. La parte antigua, de origen judío y conocida como ‘La Aldea’, está formada por laberínticas calles y empinadas travesías. Es la localidad más poblada del valle, con 2.000 habitantes.Nacho Guisado (Getty)
Cuatro esculturas humanas miran hacía la V que traza el río Jerte a su paso por el pueblo de El Torno. Las figuras, con la mirada perdida, representan a los olvidados de la Guerra Civil y la dictadura. El monumento, obra de Francisco Cedenilla, se inauguró en 2008 y al poco tiempo las esculturas que lo integran fueron tiroteadas; todavía conservan las ‘heridas’ de aquel ataque. Pero el monumento es sobre todo una invitación a disfrutar de la amplitud y el paisaje del valle gracias a las magníficas vistas que ofrece. Especialmente en primavera.M. Ramírez (alamy)
Si contemplar el Jerte cubierto de blanco es ya una experiencia, trotar entre los cerezos da una profundidad aún mayor a este recorrido por la comarca extremeña. El Picadero Los Pilones propone paseos guiados a caballo por todo el valle que recorren sus montes y laderas modeladas por el hombre, a base de terrazas dedicadas al cultivo de la cereza. Ofrecen rutas fijas o la posibilidad de improvisar un itinerario a gusto del viajero, de diversa duración: desde paseos de una o dos horas hasta rutas de un día, con picnic incluido. Si preferimos ir a pie, el Jerte cuenta con 21 rutas de senderismo perfectamente señalizadas para hacer por nuestra cuenta o a través de alguna empresa local.José Antonio Luque Olmedo (Getty)
Es el balcón de Extremadura. Piornal, a 1.180 metros de altitud, es el pueblo más alto de la región, de marcado carácter montañés, como refleja tanto su clima como el granito que adorna sus casas. Desde allí podemos admirar todo el Valle del Jerte. En enero se celebra una de las fiestas más impresionantes de España: el 'Jarramplas'. En ella, un hombre disfrazado con máscara y un traje de tiras de vivos colores (en la imagen) es sometido por parte de los vecinos al cruel lanzamiento de miles de nabos. Una especie de lapidación a base de tubérculos cuyos orígenes se pierden en el tiempo y en teorías de diversa procedenciaJUAN CARLOS MUÑOZ ROBREDO (Getty)
Es el plato por excelencia en el valle del Jerte y en toda Extremadura. Y el único, junto con el gazpacho, que luce el apellido de extremeño. Las migas se toman para desayunar o para comer, pero siempre acompañadas de café y aguardiente de cereza, el famoso kirsch. Es el plato típico que comían los pastores antiguamente, elaborado con pan de días anteriores cortado en trozos muy pequeños y pasado por la sartén. Chorizo frito o panceta son sus mejores aliados. Un receta nutritiva que reconforta tanto el cuerpo como el corazón. En el pueblo de Jerte se pueden degustar algunas de las mejores migas de toda la comarca en los restaurantes Las Palomas y Napoleón. Aunque es plato único, los más hambrientos pueden completar el menú con una caldereta de cabrito.age fotostock
La cereza es una fruta rica en minerales y oligoelementos, recomendados para paliar problemas cardiovasculares. Pero la picota –una variedad de cereza originaria del valle del Jerte– ha demostrado, además, propiedades estéticas a través de la cerezaterapia. El Hotel Balneario Valle del Jerte, en Valdastillas, ofrece tratamientos para mejorar la firmeza e hidratación de la piel, aportando mayor luminosidad al tejido cutáneo. La cerezaterapia se completa aquí con una gama de tratamientos – de 90 minutos de duración y en torno a 100 euros– desarrollados en exclusiva con productos originales del Jerte, con propiedades regeneradoras y antiinflamatorias.
Se trata de uno de los saltos de agua más impresionantes del valle del Jerte, y a la vez poco conocida. Se encuentra muy cerca del pueblo de Navaconcejo y recibe su nombre por la cantidad de nogales que crecen en sus orillas. El sonido del agua al chocar contra la roca antecede al visitante, que al plantarse ante ella contempla una pared de granito, casi vertical, sobre la que rompen las aguas cristalinas formando una espuma blanca. Llegar hasta la cascada, paseando entre cerezos que tiñen el paisaje de blanco es sencillo y accesible para todo el mundo. El camino está señalizado y cuenta con aparcamiento. Otra garganta accesible y muy atractiva es la del Caozo, en Valdastillas.carlos sánchez pereyra (Getty)
Entre mayo y julio se recolecta la cereza. En el Jerte nace la mejor del mundo, la Picota. Un fruto carnoso y crujiente que se desprende del árbol sin rabito. Ésta y otras muchas cosas, como que ya en el siglo XIV se comían cerezas en el Valle del Jerte, se pueden aprender durante la “Cerecera”. Degustaciones, catas, exposiciones y muchos más actos tienen lugar al inicio del verano en los pueblos de la comarca. La mejor experiencia para vivir la “Cerecera” es participar en la recolección de la cereza. La empresa ValleAventura ofrece esta experiencia desde siete euros por persona. Al final del día, además de haber aprendido a recoger cerezas y a distinguir las variedades, también podremos degustar el rico manjar que hace único al Valle del Jerte.getty images