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El hospital infantil de Kabul rebosa de pacientes

En el hospital Indira Ghandi de la capital de Afganistán están detectando un repunte de casos de sarampión en los últimos meses

El Hospital Infantil Indira Gandhi, en Kabul, es el principal centro médico de Afganistán para el cuidado de los más pequeños. Últimamente, las salas de ingreso están a abarrotadas de niños enfermos, muchos de ellos con sarampión. En el país, la enfermedad es endémica, afecta especialmente a los menores de cinco años no vacunados y puede ser mortal.
Un niño ingresado en el Hospital Indira Ghandi bebe un zumo. Este año, solo hasta el mes de marzo, la OMS ha notificado 18.000 infecciones y al menos 142 fallecidos, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Siendo una dolencia que afecta especialmente a los más pequeños, el 97% de los muertos fueron menores de cinco años.
Un doctor anota en su cuaderno tras examinar a dos niños de muy corta edad, ingresados en el hospital. El elevado número de desplazados internos desde la llegada de los talibanes al poder, la baja cobertura de vacunación –que ha llevado a la acumulación de población vulnerable–, las altas tasas de malnutrición, el tratamiento inadecuado por la escasez de equipo médico y los obstáculos de la población rural para acceder a la atención de salud son los principales motivos que han llevado a la propagación de la enfermedad, según la OMS.
Shaima y dos de sus hijas, en el hospital Indira Ghandi de Kabul, Afganistán. Uno por uno, desde hace 10 días, seis de sus ocho hijos han ido enfermando de sarampión. Todos se recuperaron menos estas dos niñas, que han tenido que ser ingresadas.
Una mujer cubierta por un burka accede al centro de diagnóstico del Hospital Indira Ghandi con su hija en brazos. Además de la letalidad que puede tener el sarampión, las autoridades sanitarias advierten del riesgo añadido para los enfermos, quienes, tras contraer la enfermedad, puedan verse vulnerables a otras dolencias como la neumonía o la diarrea, incluso varios meses después.
Humayoon Dadyar es enfermero en el departamento de enfermedades infecciosas del Hospital Indira Gandhi. Para poder controlar el sarampión, altamente contagioso, la vacunación es clave, pese al recelo que todavía despierta en parte de la población. “Hay gente que cree que inmunizarse les hace daño”, explica Dadyar.
En el hospital infantil, las madres pasan todo el día pendientes de sus hijos ingresados. El hospital también ha notado la crisis desde el cambio de régimen, aunque antes ya vivía una situación difícil, pues reciben más pacientes de los que pueden atender y los medicamentos no siempre están disponibles.
Karima y su hijo Umar, de tres años y medio. Una semana atrás empezaron sus problemas en el pecho. Luego, siguieron los sarpullidos y manchas rojas. Viendo que no mejoraba, hace un par de días lo llevó al hospital.
Mohammad Hasib es el director del Hospital Indira Gandhi y miembro de la milicia talibán. Se graduó en la Universidad Médica de Kabul y luego trabajó durante 15 años como pediatra en los pueblos afganos donde su milicia conseguía tomar el control. Él atribuye la responsabilidad sobre la situación de emergencia al Gobierno anterior. “Esto es el resultado de 20 años de invasión de Estados Unidos y otros países”, asegura.