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Mujeres que toman el poder de vender con justicia

Una exposición en la estación de tren Puerta de Atocha Almudena Grandes, en Madrid, destaca la importancia del comercio justo para que la población femenina empobrecida gane autonomía y tome el control de sus vidas. Estas son sus protagonistas de India, Marruecos y Nicaragua

India tiene más de 1.300 millones de habitantes; el 48% son mujeres y, sin embargo, ellas apenas representan el 28% de la fuerza laboral. En cuanto a la Brecha Global de Género, el país se encuentra en la posición 108 de 149 naciones.

En Bombay (India), la organización de Comercio Justo Creative Handicrafts da trabajo a 270 mujeres en seis talleres de confección. Cuando hay pedidos grandes, la cooperativa contrata a unas 400 personas más. La mayoría de las empleadas procede de grupos sociales muy desfavorecidos: mujeres solas, separadas o víctimas de violencia de género, de barrios especialmente pobres, con pocos estudios o sin cualificación. Los primeros meses reciben formación y posteriormente, con su oficio, obtienen un salario digno, mayor que la media en la industria convencional de moda, y una estabilidad laboral y económica.

Laura Martínez Peralta / Oxfam Intermón
A nivel mundial, de media las mujeres ganan un 23% menos que los hombres por su trabajo. En el mundo, ellas siguen teniendo menos posibilidades de acceder a un trabajo remunerado. Por cada diez hombres que trabajan, solo seis mujeres están empleadas. En Asia, ellas tienen un 70% menos de probabilidades que los varones de incorporarse a la fuerza laboral.

Unirse a empresas de comercio justo es una salida para ellas. Es el caso de Beula Jose. Ella es trabajadora de Creative Handicrafts. Dice: “Llegó un momento en el que tenía poco dinero, incluso para cubrir necesidades básicas como comida, ropa y vivienda. En Creative Handicrafts comencé a tener unos ingresos justos y pude cumplir mi sueño de dar una educación a mis hijos. Uno pudo graduarse en Ingeniería en la Universidad de Bombay y ahora trabaja para una compañía de desarrollo de 'software' informático. Pude cubrir el coste de la educación superior con ayuda de un programa de promoción a la educación de la empresa. Está muy agradecido por esta oportunidad y sabe que sin mi esfuerzo no hubiera sido posible su progreso”.

Creative Handicrafts (India)
Guddiya Yadav es trabajadora de Creative Handicrafts. “He sufrido violencia e insultos por parte de mi marido y otros miembros de su familia", relata. Su madre protestó ante sus consuegros por las agresiones, por lo que a Yadav la echaron de la casa. "Tuve que instalarme en Bombay, donde comencé a trabajar con Creative Handicrafts. Soy la primera mujer de toda mi familia que trabaja, algo de lo que estoy muy orgullosa. Me ha dado mucha confianza, ahora soy una buena modista y un ejemplo para la generación más joven de mi comunidad”.Creative Handicrafts
A pesar del crecimiento económico de las últimas décadas, India sufre altos niveles de pobreza, analfabetismo, epidemias, malnutrición y constantes violaciones de los derechos de las mujeres. Sidamma Naikodi lo sabe bien.

"Fui una de las primeras mujeres en unirme a Creative Handicrafts. La mayor dificultad estaba en mi vida personal. Era migrante, no hablaba el dialecto local y sufría maltrato de mi marido. Aquí las compañeras trataron de entenderme y ayudarme todo lo posible. El amor y el apoyo que me brindaron me ayudaron a superar aquellos momentos. Para mí, unirme a este equipo no solo suponía ser económicamente independiente, sino también tener a gente que me protegiera y cuidara, como una verdadera familia. Ahora soy una mujer segura de mí misma, sin miedo a expresar mi opinión. Se dice que después de cada noche oscura, hay un día más brillante. Ahora vivo los días más luminosos y estoy muy agradecida a todas las personas que me han ayudado".

Creative Handicrafts
En Marruecos, la tasa de analfabetismo es del 33%: el 24% de los hombres frente al 42,4% de las mujeres. "La brecha de género es especialmente pronunciada en cuanto a la participación de las mujeres en la vida política del país", denuncia la Coordinadora Estatal de Comercio Justo España, organizadora de una exposición sobre el tema en la estación de tren Puerta de Atocha Almudena Grandes.

Amina Ait Taleb, presidenta de una de las cooperativas integradas en Targanine, dice: “La mayoría de las mujeres de nuestra aldea proviene de familias pobres. Cuando creamos la cooperativa, los hombres no estaban de acuerdo en que nosotras pudiéramos salir de casa y trabajar. Gracias a las asociaciones, a los talleres de formación y también al apoyo de instituciones, hemos sido capaces de cambiar mentalidades y convencer tanto a las mujeres como a sus maridos de este cambio". No fue fácil, reconoce. Pero les ayudó conocer el trabajo de otras. "Al ver que hay mujeres que ya producen y comercializan aceite de argán, comprueban que el cambio es posible y que ellas también pueden conseguir lo mismo”.

Ronny Hermosa / FairTradeConnection
El 41% de las trabajadoras, es decir, más de 800 millones de mujeres, no tiene una cobertura adecuada de la maternidad. Y ellas dedican 2,6 veces más tiempo al trabajo doméstico y de cuidados no remunerado que los hombres.

En Agadir (Marruecos), seis cooperativas de mujeres que cosechan y procesan aceite de argán se unieron para formar la agrupación GIE Targanine. En total, unas 550 trabajan en ellas bajo los principios del comercio justo, que "desafía los estereotipos arraigados y rompe con los roles tradicionales, contribuyendo a la igualdad de género y al desarrollo sostenible", en palabras de la Coordinadora Estatal de Comercio Justo de España.

Ronny Hermosa / FairTradeConnection
Khadija Boumad, productora de aceite de argán en Marruecos. “Trabajo en la cooperativa desde su creación en 2004. Recibí clases de alfabetización y ahora muelo las nueces de argán. Aprendí a escribir mi nombre y mi número de teléfono. Me encanta todo lo que hago en mi trabajo: el despulpado, el prensado del argán. Estoy feliz de trabajar aquí. A través de nuestra labor ganamos algo de dinero que usamos para ayudar a la familia, a nuestros hijos. Compramos verduras, carne, contribuyo a la construcción de la casa, adquirimos utensilios y ropa. Mi vida ha cambiado, antes esperaba que mi marido me diera dinero, ahora gano mis propios ingresos. Estoy orgullosa porque ya no le pido a nadie. Ni mi marido ni a mi hijo”.Ronny Hermosa / FairTradeConnection
Latifah Anouche es directora comercial de una de las cooperativas de GIE Targanine. "Muchas familias de las regiones del sur, donde se encuentran los árboles de argán, satisfacen sus necesidades a través de la producción de aceite. Cuando las mujeres entraron a formar parte de las cooperativas, se dieron cuenta de que estaban ganando muy poco. Era necesario valorar el producto y obtener un ingreso adecuado. Nuestro objetivo es mejorar las condiciones de trabajo de las mujeres y también aumentar sus ingresos".Ronny Hermosa / FairTradeConnection
En Marruecos, el 42,6% de la población vive en el campo y casi la mitad de las mujeres rurales no participan en la toma de decisiones sobre la inversión de las ganancias. La legislación no prohíbe a las mujeres adquirir o heredar tierras, pero no tienen acceso a ellas en la práctica. "No tengo en propiedad ningún árbol de argán. Cosecho en áreas que pertenecen al bosque público", comenta Zahra Hakki. A esta productora de aceite le encanta su trabajo. "Necesito el dinero, pero también me divierto con mis colegas. Aprendemos muchas cosas. Con mi salario, pago mis cuentas de agua, electricidad, gastos de comida... Todo".Ronny Hermosa ©FairTradeConnection
En 1979, la ley de reforma agraria de Nicaragua consideró el acceso igualitario a la tierra de hombres y mujeres. Sin embargo, hoy solo un 13% de mujeres ha tenido acceso a la tierra y apenas un 5% de productoras se ha beneficiado con créditos.

En el norte, en la región de Jinotega, se encuentra la asociación Aldea Global, que agrupa a cerca de 12.000 hombres y mujeres que cultivan café bajo los principios de Comercio Justo y con un fuerte compromiso por la igualdad de género. Así, su equipo directivo está formado por 13 personas, de las que seis son mujeres. Además, una parte de los beneficios que obtienen se reinvierten en un fondo común para facilitar que las mujeres puedan legalizar la tierra a su nombre, un gran avance en una región donde el 85% de la propiedad está en manos de varones.

Sean Hawkey
Ivania Rivera es vicegerente de cafés especiales de Aldea Global. “Lleva años de trabajo llegar al punto en que las familias vean que pueden obtener mejores resultados si tanto el varón como la mujer trabajan. Como organización, hemos invertido mucho en esta transformación. Puedo contar muchas historias de mujeres que eran tímidas cuando las conocí, que ni siquiera me atendían en sus fincas, y hoy sienten alegría y emoción, crecimiento y desarrollo a través del trabajo que se ha hecho con ellas. Hay que invertir en igualdad para cambiar la mentalidad en una sociedad rural profundamente machista”.Aldea Global
Lesbia Johana Montenegro Blandón es una de las productoras de café en Nicaragua que trabaja con Aldea Global desde 2011. "Aquí apoyan a las mujeres, no solo a los varones. Y nos ayudan a conseguir nuestros derechos: a trabajar, a tener nuestras propiedades. El terreno que tengo lo he comprado con la ayuda de la asociación. Han depositado su confianza en mí y me han dado acceso a los créditos; con eso he llegado a tener lo que tengo. Es bueno que las mujeres se digan: 'yo puedo'. El Comercio Justo nos hace entender que valemos mucho".Aldea Global
En Nicaragua, un 40% de la población vive con menos de un euro al día. En el campo, supera el 60%. “Las mujeres de la zona rural están en una situación de gran desventaja por la pobreza en la que viven, en muchos casos extrema. También debido a la bajada de precios del café y los costes de producción elevados. La mayoría no tienen acceso a créditos porque no son propietarias y no tienen un patrimonio que las respalde. Además, muchas viven situaciones de marginación y violencia. Todo ello hace que sea difícil salir del círculo de la pobreza y la exclusión”, denuncia María Mercedes Alemán, responsable de comunicación de Aldea Global. “Cuando se empodera a una mujer, toda la familia se desarrolla”, remacha.Sean Hawkey
La tasa de fecundidad en Nicaragua es de 3,6 nacimientos, el doble de la media en América Latina y el Caribe. "Aquí en el campo, a los 14 años ya las muchachas se van con los muchachos, muchas se quedan embarazadas y ahí quedan truncados sus sueños. Viven siendo amas de casa y criando a sus hijos e hijas. Esa es, si no se cambia, la realidad que nos espera en lugares como este. Pocas chicas estudian, pocas tienen sueños de ser profesionales o de salir adelante", afirma Rosa Olivia Rizo Úbeda, secretaria de Aldea Global.

"Mi historia se inicia cuando mi papá decidió dejar una tierra a mi nombre y, claro, surgió la necesidad de trabajarla. No me gusta depender económicamente de nadie y me uní a Aldea Global en 2010, con 18. Fui la asociada más joven. (...) Los delegados de la zona me eligieron para que los representara. Como mujer, para mí esto es una oportunidad porque ahora tengo que promover el trabajo de las otras y romper la brecha para que ellas tengan sus propios ingresos".

Sean Hawkey