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Alma de tatuaje

Maestros que cosechan cientos de miles de seguidores en las redes sociales. Estilos que se abren desde el realismo hasta vertientes neotradicionales y el puntillismo. La industria del tatuaje crece a un ritmo vertiginoso mientras en España se consolidan nuevos valores. Esta es su historia.

“El primer día que visité el estudio de Debora estaba tan nerviosa que ni recuerdo de qué hablamos”, confiesa la salmantina Celia Hernández, de 34 años. Debora es Debora Cherrys, una de las mejores artistas que hay en la actualidad en España, con sede en La Mujer Barbuda de Getafe (Madrid). Hernández trabaja desde el pasado verano como mánager de ese estudio (encargada, entre otras tareas, de recibir a los clientes). En la imagen, Hernández muestra el dorso de sus manos, donde se pueden ver sendos pájaros naranjas, uno libre y el otro atado.Vicens Giménez
“Debora es superminuciosa. No es solo que dibuje genial, es que pasa el tiempo y el color de sus tatuajes sigue intacto”, defiende Celia Hernández, que tiene varias piezas de la artista Debora Cherrys, cuyo estilo se conoce como neotradicional. La primera que se hizo con la tatuadora madrileña es la que luce en su pecho, una representación de sus padres.Vicens Giménez
El tatuador Jee Sayalero, de 43 años, del estudio madrileño Human Fly Tattoo. Se formó como diseñador gráfico en su Venezuela natal y, más tarde, como animador de cine en Francia. Decidió dejarlo todo y volcarse en este oficio. Ahora tiene también su propia marca de ropa, Hundred Demons, y vende versiones en papel de su arte. “No fue una decisión fácil. Pero descubrí que en una película de animación hay batallones de personas. Es más un trabajo en cadena que creativo. El tatuaje me permitía desarrollar mi propia iconografía”.Vicens Giménez
El tatuador Jee Sayalero lleva en su espalda una gran pieza de uno de los grandes maestros, el suizo Filip Leu. Llevar todo el cuerpo cubierto puede llegar a costar entre 35.000 y 60.000 euros. Sayalero visitó varias veces durante tres años al maestro Leu. Terminó hace tan solo unos meses. “Para mí, conocer a Filip fue como para un guitarrista conocer a Jimi Hendrix”.Vicens Giménez
Carmen Durán estudia Bellas Artes y tiene claro que en el futuro le gustaría ser tatuadora. En su clase son unos 30 alumnos y cinco o seis de ellos piensan optar por esa salida profesional. Durán espera poder hacer prácticas en algún estudio cuando termine la carrera. Cuenta que el estilo que más le gusta para dibujar es el de la vieja escuela, de colores planos y vivos. Sin embargo en su piel prefiere lucir piezas de estilo realista. En el brazo tiene una del artista Iñaki Ramos. “Un icono femenino, una mujer guerrera y fuerte”, explica.Vicens Giménez
Aunque siempre le gustaron, Sandro Azorín no se hizo su primer tatuaje hasta los 33 años. “No me atrevía, tenía en mente que son para siempre. Con el paso de los años me he relajado. Pienso que hay que vivir un poco más la vida y hacer lo que te apetezca en el momento. Ahora no sé si pararé. ¡Esto engancha!”, asegura este organizador de eventos que ahora tiene 35 años. La chica que luce Azorín en el brazo es su madre. La artista Lydia Madrid diseño la pieza a partir de un tatuaje que lleva el padre de este joven madrileño.Vicens Giménez
Vanesa Martín descubrió el trabajo de la tatuadora Yaiza Durán en Instagram. Los diseños de vivos colores de la artista murciana rápidamente la cautivaron y decidió escribirla. “Desde el principio me dio buen rollo. Al final eliges a una persona que te va a marcar para toda la vida”, resume esta administrativa de 38 años. El tatuaje que luce en su antebrazo representa a sus tres gatos.Vicens Giménez
Laura Merchán siempre se ha sentido un poco como un bicho raro. Cuenta que quizás por eso se identifica con las ballenas. “Me encantan. Son un poco los bichos raros del mar porque no son peces. También son independientes pero a la vez son generosos y a veces se enfrentan a los tiburones o las orcas para salvar a otros animales. Me siento identificada. Yo soy trabajadora social y defensora de causas perdidas”, resume esta madrileña de 23 años. La pieza de su brazo es una obra estilo acuarela de María Cabañas.Vicens Giménez
La tatuadora murciana Yaiza Durán heredó la profesión de su padre. Con tan solo seis años ya le acompañaba a las convenciones del gremio. “En aquella época los artistas tenían que dominar varios estilos. O eran versátiles o no trabajaban”, explica esta joven nacida en 1992. Ella ha desarrollado con los años un estilo muy personal y colorido. En la imagen, la pieza que Durán luce en el cuello es un diseño ornamental de Esther García.Vicens Giménez
Yaiza Durán se hizo su primer tatuaje con tan solo 14 años. Su padre, tatuador como ella, dibujó las líneas y la joven lo rellenó. Era una estrella en el empeine. Desde entonces la colección ha ido creciendo. Se ha vuelto a tatuar ella misma alguna vez. Tiene algún tatuaje hecho por su padre como un retrato de la cantante Amy Winehouse en blanco y negro. Y muchos otros hechos por amigos y compañeros de profesión.Vicens Giménez
María Infante se lo pensó mucho antes de hacerse su primer y hasta ahora único tatuaje. Fue hace tres años, cuando tenía 40. Infante, que se dedica a la comunicación y el marketing, se decidió cuando vio el trabajo de la tatuadora Marla Moon. Los elegantes diseños de la madrileña, de estilo Dotwork, son muy populares en redes sociales. Infante habla de su tatuaje, una representación de la dualidad, con orgullo: “Ella es una artista. Sabes que el diseño que llevas lo hizo solo para ti”.Vicens Giménez
“Para mí un tatuaje no tiene por qué significar algo. Si el diseño me gusta me lo hago”, explica Juan David Castro, que trabaja para una gasolinera. Cuando este joven madrileño de 24 años acudió a su primera cita con Milker Cordova no conocía el diseño realista que ese día el tatuador iba a comenzar a grabar en su pecho. Castro solo le había comentado que le gustaría que en el boceto apareciesen chicas y calaveras. La pieza se completó en tres sesiones y le costó unos 1.400 euros.Vicens Giménez