Cartas al director

Obama y los terroristas

Cambridge y Watertown comparten el bellísimo cementerio de Mount Auburn, monumento histórico nacional, un singular oasis natural abierto a todos para la serenidad, el solaz y la inspiración, un lugar para conectar con amigos, familia y pasado, según reza el folleto-guía del visitante. Insignes estadounidenses reposan en este camposanto que no creo vaya a acoger también los restos del terrorista checheno abatido.

Cuesta trabajo concebir que en el entorno de este beatífico lugar se haya desencadenado una de las mayores cacerías del hombre llevadas a cabo en Estados Unidos. Y cuesta más en...

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Cambridge y Watertown comparten el bellísimo cementerio de Mount Auburn, monumento histórico nacional, un singular oasis natural abierto a todos para la serenidad, el solaz y la inspiración, un lugar para conectar con amigos, familia y pasado, según reza el folleto-guía del visitante. Insignes estadounidenses reposan en este camposanto que no creo vaya a acoger también los restos del terrorista checheno abatido.

Cuesta trabajo concebir que en el entorno de este beatífico lugar se haya desencadenado una de las mayores cacerías del hombre llevadas a cabo en Estados Unidos. Y cuesta más entender que dos jóvenes caucásicos que parecían integrados, envenenados por el fanatismo y el odio, hayan podido cometer una atrocidad semejante.

Como ha dicho el presidente Obama, habrá que preguntarse por qué ocurre esto, pero “sin renunciar a la diversidad que nos hace fuertes”, y mejores.— Antonio Peregrín López de Hierro.

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