La inminente y necesaria transformación de las universidades públicas

“Es de interés general que además se dé a todas aquellas personas que quieran competir por un puesto en la universidad las mayores oportunidades de hacerlo”

El ministro de Universidades, Joan Subirats, en enero de 2023, en Madrid (España).Jesús Hellín (Europa Press)
Francisco Marcellán Álvaro Pelayo

En muy breve plazo nuestras universidades públicas van a experimentar una transformación, como consecuencia de dos importantes acontecimientos. El primero de ellos es una ley de 2023, la LOSU (Ley Orgánica del Sistema Universitario, 2023). Esta norma, que corresponde a las universidades implementar, exige un esfuerzo por parte de los gobiernos autonómicos para concretar el 1% de inversión pública que recoge (capítulo III, ar...

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En muy breve plazo nuestras universidades públicas van a experimentar una transformación, como consecuencia de dos importantes acontecimientos. El primero de ellos es una ley de 2023, la LOSU (Ley Orgánica del Sistema Universitario, 2023). Esta norma, que corresponde a las universidades implementar, exige un esfuerzo por parte de los gobiernos autonómicos para concretar el 1% de inversión pública que recoge (capítulo III, artículo 55, punto 2). El segundo acontecimiento son las renovaciones masivas en las plantillas no solo de personal docente e investigador (PDI), sino también de Personal de Administración y Servicios (PAS), cuyo papel es crucial para el buen funcionamiento de las universidades.

A continuación comentamos ciertos factores que creemos es esencial considerar de cara a la renovación de las plantillas de PDI (Personal Docente Investigador). De forma resumida son: dar prioridad al mérito y facilitar la igualdad de oportunidades, ofrecer condiciones dignas de trabajo, potenciar la internacionalización, dar la mayor difusión posible a los procesos selectivos de personal, y recompensar lo extraordinario.

Las renovaciones de plantilla son una oportunidad para atraer talento internacional a España

Primero, es de interés general, que no solo nos podamos organizar para elegir a las personas más capacitadas, sino que además se dé a todas aquellas personas que quieran competir por un puesto en la universidad las mayores oportunidades de hacerlo, en un clima gobernado por el principio del mérito. Para ello pensamos que debemos, a modo de ejemplo, facilitar al máximo a las mujeres su entrada en el sistema universitario, teniendo en cuenta que en ocasiones sus circunstancias personales (tareas de conciliación, entre otras) las pueden dejar en desventaja para competir.

Segundo, las renovaciones de plantilla son una oportunidad para atraer talento internacional a España, y para incentivar el retorno de investigadores. Hay muchas mujeres y muchos hombres que han triunfado profesionalmente fuera de España, y que querrían venir o volver a nuestro país.

Es crucial que nuestros profesores vean recompensada la investigación o docencia de alta calidad,

Tercero, una mención especial merecen las convocatorias de plazas de selección de PDI. Un reto es que todas las universidades puedan coordinarse para convocar las plazas con tiempos predecibles, de tal forma que las personas más brillantes puedan so captadas, y su abanico de opciones aumente. A modo de ejemplo, un repositorio público de plazas podría estar disponible a finales de cada año, de manera que durante el primer trimestre se procediera a la configuración de listas de seleccionados de forma preliminar (short lists, en inglés) para cada puesto académico, y a lo que seguiría la celebración de entrevistas a los seleccionados (de manera que a comienzos de marzo se pudieran concluir dichos procesos).

Por último, pensamos que es crucial que nuestros profesores vean recompensada, por las agencias de evaluación correspondientes y las propias universidades, la investigación o docencia de alta calidad, debiendo tener la misma prioridad sobre criterios cuantitativos. En nuestra opinión, es importante que todos los procesos de evaluación de méritos sean llevados a cabo por comisiones que se basen, al menos en parte, en informes de reputados investigadores expertos en el campo del solicitante.

Pensamos que la mayoría de los sistemas genéricos que requieren ciertos números de publicaciones y de cierto índice de impacto son susceptibles de permitir que se alcancen los criterios requeridos con contribuciones de poca calidad, contrariamente a la intención con la que se establecieron los criterios. Concluimos enfatizando que las universidades públicas españolas son un excelente ejemplo de cómo, con escasos recursos, se pueden conseguir logros extraordinarios. En ellas se hace gran parte de la investigación básica y aplicada del país y, por ello, son esenciales para el progreso científico, tecnológico y cultural de España.

Tampoco nos podemos olvidar de la investigación del más alto nivel que se hace en organismos públicos como el Consejo Superior de Investigaciones Científicas y otras universidades o centros privados de prestigio; varias de las reflexiones de este artículo son extensibles a ellos también. Esperamos y deseamos que nuestras universidades siempre sean una prioridad de todos los gobiernos estatales y autonómicos, porque lo que se invierte en ellas, lo devuelven con creces a la sociedad. En palabras de Benjamin Franklin, “An investment in knowledge pays the best interest (una inversión en conocimiento nos proporciona los mejores beneficios)”.

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