El incremento de las desigualdades y las colas del hambre que vuelven a llenarse son solo dos caras, tal vez las más visibles, de las consecuencias de la pandemia de Covid-19. En la fase actual, en la que la economía trata de sortear los rebrotes de coronavirus y los poderes públicos y el sector privado se han movilizado para amortiguar el impacto de la crisis, las finanzas de muchos hogares están amenazadas o ya mermadas por la falta de ingresos. En esta coyuntura, los expertos intentan proporcionar unos consejos para llegar a fin de mes en las mejores condiciones posibles.
1. Utilizar el colchón
“Quienes fueron capaces de ahorrar durante los meses anteriores a la pandemia dispondrán ahora de un colchón para atender posibles caídas en los ingresos recurrentes”, señala José María López, experto de finanzas. Es muy posible que para algunas personas haya llegado la hora de abrir esa hucha que, en momentos de bonanza, se aconseja reservar para las situaciones más complicadas. Como opción alternativa, los más afortunados “podrían hacer uso de las rentabilidades obtenidas de sus inversiones, con el propósito de que no mengüe el capital ahorrado o invertido”, añade López.
2. Si hay inversión, no deshacerla
En el caso de ser titular de algún producto de inversión, deshacerse de él en este momento no es buena idea, según Lopez. “Siempre que las circunstancias personales lo permitan, es mejor no desinvertir, en un contexto generalizado de caídas de los mercados”, sugiere este experto. “Pasado el primer golpe de la crisis económica, se ha podido apreciar una cierta recuperación de la cotización de la renta variable o del valor de las participaciones de los fondos de inversión”, agrega. Por el contrario, vender en un momento de pánico —como al principio de una crisis— puede ahondar las pérdidas económicas.
3. Vigilar la deuda
Si en la época previa a la pandemia ha sido posible reducir la deuda, quizá ahora este aligeramiento permita acceder a nueva financiación para atender, transitoriamente, las obligaciones más perentorias. “Eso sí, habrá que vigilar el volumen total de la deuda y la carga financiera (es decir, las comisiones y los intereses que se pagan por ella), con el fin de que el alivio proporcionado por la nueva financiación no se convierta en una pesada losa más adelante, en la fase de recuperación”, advierte López.
4. Negociar
Puesto que la crisis ha golpeado en mayor o menor medida a todos los agentes sociales y económicos, los acreedores deberían comprender con mayor facilidad las posibles dificultades para atender obligaciones como el pago de la renta de un alquiler o los suministros esenciales. Por esta razón, negociar con ellos “quedará justificado”, en palabras de López, para quien son posibles dos enfoques (o una combinación de ambos): “posponer el cumplimiento de las obligaciones o mantenerlo, pero reducir la cuantía”. Para mayor seguridad de las partes, este experto aconseja dejar constancia escrita de los acuerdos alcanzados.
5. Acudir al banco
El Gobierno aprobó unas medidas para suavizar el impacto de la crisis. Entre ellas, se encuentra la moratoria de hipotecas y otros préstamos y la apertura de una línea de crédito para pymes y autónomos avalada por el ICO. Según López, “por lo tanto, en caso de tener problemas la primera opción sería exponer la situación a una entidad financiera, para tratar de alcanzar una solución provisional”.
6. Conocer el presupuesto familiar
Ahorrar cuando se reducen los ingresos puede parecer paradójico y muy complicado. Para acometer esta tarea, sin embargo, es esencial “el conocimiento de las finanzas personales y tener un presupuesto familiar en el que se tomen en cuenta tanto los distintos tipos de ingresos (recurrentes por trabajo, otros ingresos regulares como alquileres) o extraordinarios como, sobre todo en este caso, los gastos”, indica otro experto en finanzas, Antonio Gallardo.
7. Discernir los gastos
Por un lado están los gastos fijos obligatorios, es decir, los que no suelen variar o lo hacen solo cada cierto tiempo, como la hipoteca, los gastos de la comunidad de propietarios o las cuotas de los colegios, entre muchos otros. “Esta partida de gasto es muy difícil de disminuir”, admite Gallardo. No obstante, por otro lado, están los gastos variables obligatorios como los suministros básicos de luz, agua y teléfono, la alimentación o la ropa. “Estos, normalmente, no se pueden eliminar, pero sí es posible aminorar su peso en el presupuesto”, agrega Gallardo. Por ejemplo, cambiando hábitos de alimentación, sustituyendo productos de marca por otros más económicos de marca blanca, aplazando algunas decisiones de compras de ropa o accediendo a mercados de segunda mano, entre otras opciones.
8. Fraccionar los pagos
“Aun así, aunque debamos ajustarnos, el ahorro que se consigue no es muy importante”, avisa Gallardo. Dentro de estas categorías de gastos, además, existen otros que no son mensuales, pero que convendrá considerar como tales: por ejemplo, los impuestos locales (IBI, circulación) o los seguros. Reducirlos es más complicado, por lo que Gallardo sugiere tomar en cuenta otras modalidades para sufragarlos, como fraccionar su pago.
9. Cortar ocio y tiempo libre
La partida en la que se realizará el esfuerzo principal de ajuste, sin embargo, es la de los gastos no obligatorios o discrecionales, tales como ocio y tiempo libre. “A menudo desconocemos lo que nos gastamos en esta partida”, subraya Gallardo, “pero es necesario tanto planificar la cantidad de dinero que queremos destinar a ella, como controlar lo que realmente acabamos consumiendo”.
10. Aplazar la compra
Dentro de este capítulo, las decisiones de financiación pueden jugar un papel importante en el ahorro. “Por ejemplo, se podría aplazar la compra financiada de un coche o de una obra en el hogar”, explica Gallardo. Este experto también hace hincapié en la importancia del riesgo que conlleva la financiación. Cierto, esta puede contribuir a que estos meses salgamos airosos de un apuro económico, pero, “si no podemos restablecer nuestros ingresos en un periodo de tiempo corto, acabaríamos teniendo un problema más en el caso de que no lográramos pagar y extinguir la deuda”.