Homenaje del Atlético Madrileño y la Real a Jesús

A falta de tres minutos para las nueve de la noche de ayer sonaba por primera vez el himno del Atlético. A la hora en punto, entró Jesús Gil en el palco, y un momento después pasó el brazo derecho sobre el hombro de un señor de pelo cano, camisa azul y chaqueta de punto, que estaba a su lado. "Es el padre de Jesús", dijo a los que estaban cerca de él, en la grada. Toda la tribuna rompió en un cerrado aplauso. Poco después,-el padre Daniel rezó un padre nuestro por la megafonía del estadio y se guardó un mínuto de impresionante silencio por el guardameta, fallecido el día anterior en un ...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

A falta de tres minutos para las nueve de la noche de ayer sonaba por primera vez el himno del Atlético. A la hora en punto, entró Jesús Gil en el palco, y un momento después pasó el brazo derecho sobre el hombro de un señor de pelo cano, camisa azul y chaqueta de punto, que estaba a su lado. "Es el padre de Jesús", dijo a los que estaban cerca de él, en la grada. Toda la tribuna rompió en un cerrado aplauso. Poco después,-el padre Daniel rezó un padre nuestro por la megafonía del estadio y se guardó un mínuto de impresionante silencio por el guardameta, fallecido el día anterior en un accidente de automóvil. Sus compañeros -lo enterraron por la mañana- habían decidido dedicarle el encuentro contra la Real Sociedad y Jesús Gil le renovó por tres temporadas a título póstumo.El homenaje fue pleno salvo en el resultado. Un cabezazo de Aldridge dio ventaja a la Real cuando todavía se secaba alguna lágrima en la tribuna, y el filial rojiblanco tuvo que apretar el ritmo y jugar contra el marcador. Acertó a empatar, y tuvo que volver a hacerlo tras otro cabezazo de Aldridge. Los chavales del Madrileño no pudieron dedicar a Jesús el triunfo, pero el partido que ofrecieron fue, en cualquier caso, un homenaje brillante.

Archivado En