Cartas al director

Gaya Nuño

Escribo lleno de dolor, pues acabo de saber por ese periódico que hemos perdido a Juan Antonio Gaya Nuño.Para mí, Gaya pertenece a ese grupo de personas españolas averiguadas y conocidas que, como Lozoya, y sin pretender comparaciones que a nada vienen, se hacen acreedoras al respeto universal y a la general gratitud, de cuantos compatriotas españoles seamos sensibles. Cuando tan fácil es topar en el breve sendero de la vida con gentes hinchadas y soberbias, cargadas de orgullo y de pecados, llenas de desdén hacia el prójimo; y entre ellas, algunos insignísimos hombres públicos que pretenden v...

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Escribo lleno de dolor, pues acabo de saber por ese periódico que hemos perdido a Juan Antonio Gaya Nuño.Para mí, Gaya pertenece a ese grupo de personas españolas averiguadas y conocidas que, como Lozoya, y sin pretender comparaciones que a nada vienen, se hacen acreedoras al respeto universal y a la general gratitud, de cuantos compatriotas españoles seamos sensibles. Cuando tan fácil es topar en el breve sendero de la vida con gentes hinchadas y soberbias, cargadas de orgullo y de pecados, llenas de desdén hacia el prójimo; y entre ellas, algunos insignísimos hombres públicos que pretenden venderse como modelos de cristianos, alivia y orea el alma volver los ojos a quienes -Gaya Nuño, el marqués preclaro de Lozoya y otros, precisamente anónimos, nos honran a todos con su sola existencia, nos ennoblecen con hallarlos cerca, redimen el nombre de españoles. Creyentes unos, y otros no, sólo Dios conoce el corazón de los hombres.

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