La vía del riesgo, la vía mejor para Paula Badosa
La española, citada en los cuartos con Navarro, evoluciona a partir de un giro más ofensivo: “Se trata de ir a por el punto antes que la rival, de atreverme a dar el paso”
Una de las claves (si no la elemental) de esta progresión de Paula Badosa que ahora gana relieve en Nueva York tiene nombre y apellidos: Pol Toledo Bagué, su entrenador. “A él le doy toda la importancia”, responde la tenista a este periódico, “porque al final ha estado conmigo 24-7 [horas-días], es el que me ha visto llorar, el que me ha visto sufrir, el que me ha visto no creer en mí, el que me ha visto con dudas, el que me ha visto no querer seguir jugando a este deporte…”, prolonga la catalana, citada hoy (18.00, Movistar+) ...
Una de las claves (si no la elemental) de esta progresión de Paula Badosa que ahora gana relieve en Nueva York tiene nombre y apellidos: Pol Toledo Bagué, su entrenador. “A él le doy toda la importancia”, responde la tenista a este periódico, “porque al final ha estado conmigo 24-7 [horas-días], es el que me ha visto llorar, el que me ha visto sufrir, el que me ha visto no creer en mí, el que me ha visto con dudas, el que me ha visto no querer seguir jugando a este deporte…”, prolonga la catalana, citada hoy (18.00, Movistar+) con la estadounidense Emma Navarro (23 años y 12ª del mundo) en busca de una plaza en las semifinales de Nueva York, terreno en el que no se adentra una española desde que lo hiciera Conchita Martínez en la edición de 1996.
Tiene ante sí Badosa una jugosa oportunidad que nace del discurso y el enfoque del preparador. Toledo, de 28 años y también gerundense, como ella, frecuentaba los torneos ITF y challengers —los que preceden el salto a la élite— hasta que hace dos decidió cerrar su etapa como profesional y probar la faceta técnica, tras haber alcanzado el puesto 372 del ranking. En abril del curso pasado comenzaron a trabajar juntos y el punto de partida fue el convencimiento. Creer, dentro y fuera de la pista. Fe para iniciar la escalada y riesgo a la hora de atacar la pelota. En vez de esperar o contemporizar, tratar siempre de llevar la iniciativa en los intercambios y determinación con los primeros tiros. Posee las herramientas, es cuestión de creérselo, dice.
“La manera que tiene de ver Pol el tenis es muy buena y me ayuda muchísimo, y creo que también se ve en la pista; mi manera de jugar ahora es diferente a la de hace unos años”, precisa Badosa, decidida a dar ese paso hacia adelante pese a que la inversión no esté exenta de peaje. Serena Williams marcó la ruta y el resto ha seguido la estela: mínima inversión para el máximo rédito. “El tenis está yendo por ese camino, el futuro es así, y en ese sentido, él [Toledo] cree tanto en mí que al final yo también he acabado creyendo, y eso es muy importante. Me ha aportado muchísima fuerza”, prosigue la tenista, que anteriormente esperaba más, era más reactiva que propositiva, y caía en esas guerras de guerrillas que muchas veces terminaban penalizándola.
“Es sobre todo una cuestión de golpes y mental”, especifica. “Se trata de estar bien dispuesta en los momentos difíciles, sobre todo contra las mejores; ir yo a por el punto antes que ellas, atreverme a dar ese paso”, continúa la de Begur, condicionada por una lesión crónica en la espalda que arrastra desde hace 14 meses. En cualquier caso, en las primeras charlas entre ella y su preparador ya habían acordado que el plan pasaba porque fuera mucho más directa y en afilar el primer impacto tanto en el servicio como en la devolución. En el fondo, concluían, no cabe otra opción en este juego de rompe y rasga que ha ido imponiéndose, teniendo en cuenta además que la mayor parte del año se compite sobre superficies rápidas que han ido diluyendo el perfil clásico del tenista español; esto es, menos debate y mayor contundencia.
Apuesta de extremos
“Está yendo todo a dos tiros, muy rápido. Cualquier jugadora, a la que te despistas, es pim-pam-pum; te hace un break, dos, tres… Y dices: ¡madre mía! Son detalles, así que me concentro mucho más con los primeros tiros, con el saque y el resto, el segundo saque. En general, intento tirar mucho más. Me inspiro en las jugadoras que están arriba, porque al final es donde quiero estar y es el camino que debo seguir”, observa la cuartofinalista, la tercera que más aces ha firmado en el torneo, con 22, solo por detrás de Donna Vekic (25) y Aryna Sabalenka (49), palabras mayores en ese sentido. Como contrapartida, al apurar más con la primera bola en juego se resiente el casillero de las dobles faltas; 30 ha cometido hasta ahora, únicamente superada por la ya eliminada Coco Gauff (38).
Su apuesta se traduce en una considerable cifra de golpes ganadores, los 91 que ha materializado —casi 23 de media por partido— y que la sitúan entre las más ofensivas del torneo. Pero de nuevo, el riesgo tiene un reverso: también son 91 errores no forzados, situada de esta forma entre las jugadoras que pagan una factura más alta en este apartado.
“A veces, mi objetivo sería ir más a la red y eso me está costando un poco más”, detalla. “Pero a pesar de ser esa jugadora sólida que se pone dura en los puntos importantes, también quiero tirar un poco más. Habrá días que fallaré, porque es un juego al que no estoy acostumbrada, pero tengo que aceptar algo que a mí me cuesta mucho, los fallos. No ha sido fácil al principio, porque a mí me gusta pelear los puntos por la mentalidad española, pero tengo los tiros y debo creer en ello. De momento está funcionando”, cuenta Badosa, que al aterrizar en la gira norteamericana —14 triunfos en 16 partidos hasta el momento, y el éxito de Cincinnati— decidió aparcar las fobias y olvidarse de las bolas y la velocidad de las pistas.
“Hablé este año con Pol y le dije: mira, este año no voy a quejarme de las pelotas ni de las condiciones, porque son las que son y si eres un buen jugador, tienes que adaptarte; los jugadores que son capaces de adaptarse a las circunstancias son aquellos que van a ganar más partidos. Al comprobar este año las condiciones, me dije: ‘ok, tengo que sacar bien. Los primeros tiros’. Esa es mi mentalidad”, finaliza.
UN PRECEDENTE FAVORABLE
El tenis local celebró el lunes el avance de una de sus representantes, Jessica Pegula. La estadounidense, sexta del mundo y una de las más regulares del circuito, se impuso por 6-4 y 6-2 a la rusa Diana Shnaider y accedió a los cuartos de final, en los que ya figuraba el nombre de Emma Navarro.
Badosa y ella solo se han enfrentado una vez, este año en la arena de Roma; la española remontó en tres sets. “Tiene mucho, mucho talento”, recalca la española, “y en Roma la batalla ya fue muy dura, pero era tierra batida, así que aquí será diferente. Está jugando muy bien y haciendo un gran verano. Tendré que ser más agresiva que ella y veremos qué pasa”.
A Pegula se unió la checa Karolina Muchova (doble 6-3 a Jasmine Paolini) y en el cuadro masculino, el italiano Jannik Sinner, el inglés Jack Draper, el ruso Daniil Medvedev y Alex de Miñaur lograron el pase gracias a sus respectivos triunfos contra Tommy Paul (7-6(3), 7-6(5) y 6-1), Tomas Machac (6-3, 6-1 y 6-2), Nuno Borges (6-0, 6-1 y 6-3) y Jordan Thompson (6-0, 3-6, 6-3 y 7-5).
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