Nadie tira la dejada mejor que Alcaraz

El número dos, citado con el veterano Monfils en su segundo compromiso en Miami, registra el mejor porcentaje de la última década, con un 62% de éxito

Carlos Alcaraz hace una dejada en la red durante el partido contra Carballés.Geoff Burke (USA TODAY Sports via Reuters Con)

No ha esperado Carlos Alcaraz para destapar el tarro de la miel en Miami. Y, claro, el veterano Andy Murray se relame. “Verle jugar me hace sonreír”, reconoce el escocés, rendido al exquisito repertorio técnico del murciano, hoy día una excepción. El tenis actual se ha convertido en un hábitat previsible en el que escasea la creatividad y abundan los francotiradores, los mazos y los pelotazos de un solo sentido, de modo que el español se distingue a base de ingenio y de muñeca, combinando la potencia con los tiros más sofisticados. “Puedo hacer muchas cosas en la pista”, exponía ...

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No ha esperado Carlos Alcaraz para destapar el tarro de la miel en Miami. Y, claro, el veterano Andy Murray se relame. “Verle jugar me hace sonreír”, reconoce el escocés, rendido al exquisito repertorio técnico del murciano, hoy día una excepción. El tenis actual se ha convertido en un hábitat previsible en el que escasea la creatividad y abundan los francotiradores, los mazos y los pelotazos de un solo sentido, de modo que el español se distingue a base de ingenio y de muñeca, combinando la potencia con los tiros más sofisticados. “Puedo hacer muchas cosas en la pista”, exponía tras batir a Roberto Carballés (6-2 y 6-1) en el estreno, resuelto otra vez a pinceladas. Deslumbran los trallazos y, por encima de todo, esa capacidad que tiene el joven para trazar dejadas en toda situación y desde cualquier ángulo, por más que la posición sea forzada y el manual lo desaconseje.

“No sabes de dónde salen”, admitía en su día Stefanos Tsitsipas. “Es algo innato, un arma que ha naturalizado”, razona el preparador, Juan Carlos Ferrero. “Es casi imposible de entender…”, comenta incrédulo Àlex Corretja, sorprendido ante una propuesta que se sale de la norma, porque el componente recreativo del juego de Alcaraz es un oasis que, además de estética, reúne efectividad. Así lo expresan los datos recopilados por el portal Tennis Abstract, que concluyen lo siguiente: Alcaraz lo intenta mucho, pero lo intenta bien. En concreto, el jugador de El Palmar es el que luce un porcentaje más elevado de éxito (62,1%) con sus dejadas, por encima del mismísimo Roger Federer (59,7%), de Rafael Nadal (61,3%) o del propio Murray (56,7%); de igual forma, supera los registros de dos contemporáneos a los que tampoco les tiembla el pulso como Alejandro Davidovich (59,3%) y Jannik Sinner (57,7%).

Aunque los rivales le hayan cogido la matrícula y el efecto sorpresa de los inicios se haya reducido, el español sigue sacando un gran partido a este tipo de tiros, que exigen de una gran precisión. Durante la última década, no hay tenista que lo pruebe más que Alexander Bublik, con una frecuencia superior al 7%, pero el promedio de éxito del kazajo queda en un 45,4%. Davidovich o el italiano Lorenzo Musetti ensayan menos, un 5%, pero el beneficio que obtienen uno y otro —59,3% y 50,7%, de forma respectiva— es superior. Lo es todavía más el de Alcaraz, quien también lo intenta con una frecuencia del 5%. Es decir, no hay jugador que saque más partido del riesgo que exige la maniobra, más característica en el juego sobre tierra batida que en pistas rápidas. En todo caso, el murciano se atreve con todo. Retó a Alexander Zverev en Indian Wells (cuartos) siete veces, a Sinner (semifinales) en 10 y a Daniil Medvedev (final) en tres. Se adjudicó el punto en más de la mitad de las ocasiones (11/20).

Gráfico ofrecido por Tennis Abstract: acierto (vertical) y frecuencia (horizontal).

Un análisis efectuado por la ATP en 2023 reflejó que Alcaraz explota más la dejada con la derecha que con el revés —67,7% frente a un 52,1%—, y que la efectúa habitualmente desde posiciones muy lejanas, casi siempre sobre la línea de fondo. Su calidad, además, le permite trazarlas en ocasiones invirtiéndose, lo que añade un extra de dificultad porque la sincronización entre el timing y el giro de muñeca debe ser todavía más exacto.

“Es una de sus señas de identidad, uno de los rasgos que le diferencian. Le salen muy bien, pero no deben abusar”, indica Antonio Martínez Cascales, testigo de todos sus entrenamientos en Villena (Alicante). La potencia de los tiros del número dos tiende a tirar hacia atrás a los adversarios, que pierden metros y aclaran la zona cercana a la red. Es ahí cuando sale a relucir el instinto del tenista, que apura y esconde muy bien el golpe, cambiando la empuñadura muy tarde; también suele emplear el recurso cuando efectúa el saque con mucho bote y abierto, de modo que el de enfrente pierde mucha pista. “A veces lo planeo, pero no demasiado. Me salen de repente. Lo hago desde pequeño”, transmite él; “normalmente lo hago cuando lo siento, al venir la bola. Es un buen recurso, pero sé que es arriesgado porque si no tocas bien la pelota, se le queda muy fácil al rival”.

LANDALUCE PLANTA CARA A SHELTON

A. C.

Alcaraz se topará la próxima madrugada (no antes de las 00.00, Movistar+) con el francés Monfils, puro showman, otro de esos tenistas a los que les gusta caminar sobre el alambre. A sus 37 años, después de 20 en la élite, el galo disfruta de la recta final de su carrera y, mientras se le agota el depósito, sigue proponiendo su espectacular repertorio: físico, elasticidad, vértigo.

“Hacía mucho que no me sentía tan bien”, comentaba en Indian Wells, donde logró tres meritorias victorias frente a Max Purcell (68º), Hubert Hurkacz (9º) y Cameron Norrie (31º), hasta ser detenido por Casper Ruud (8º) en los octavos. Es el tenista más veterano entre los 100 más fuertes del circuito, por delante de Novak Djokovic (36).

Por otra parte, Martín Landaluce no pudo con Ben Shelton. Eso sí, el madrileño plantó cara al estadounidense, 17º del mundo, y se marchó (6-3 y 6-4, en 1h 15m) con un buen saco de confianza de cara a su proceso de formación. Se fue después de haber logrado su primera victoria en la élite —la primera de un representante de 2006 en un mil— y con un ascenso notable: del 345º al 315º. Alejandro Davidovich tampoco logró franquear la barrera ante Ruud (6-3 y 6-4).

La sorpresa de la jornada la protagonizó Fabian Marozsan. El húngaro, verdugo de Alcaraz el año pasado en el Masters de Roma, endosó un contundente doble 6-1 al danés Holger Rune, séptimo mejor de la ATP. Sufrió Jannik Sinner, pero remontó y avanzó: 5-7, 7-5 y 6-1 a Tallon Griekspoor. En el cuadro femenino, Caroline Garcia apeó a Naomi Osaka (7-6(4) y 7-5) y se enfrentará a Coco Gauff (6-4 y 6-0 a Océane Dodin).

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