Juan Mata: “Me motiva vivir en sitios gracias al fútbol que sin el fútbol nunca podría conocer”
Recién llegado al Vissel Kobe, el futbolista explica cómo le llevaron a Japón la oportunidad de ganar otra liga y su curiosidad por el país alimentada por las novelas de Murakami
A Juan Mata (Burgos; 35 años) empezó a conducirlo a Japón una mezcla de fútbol y literatura. El exjugador del Chelsea y del Manchester United llegó en septiembre al Vissel Kobe, pero el viaje comenzó casi dos décadas antes: “Teníamos 16 o 17 años, estábamos en una concentración de la selección de categorías inferiores, y Esteban Granero me dijo: ‘Lee este libro, que creo que te va a gustar’. Y me encantó”. Era Tokio blues, de Haruki Murakami, la primera semilla de interés para un futbol...
A Juan Mata (Burgos; 35 años) empezó a conducirlo a Japón una mezcla de fútbol y literatura. El exjugador del Chelsea y del Manchester United llegó en septiembre al Vissel Kobe, pero el viaje comenzó casi dos décadas antes: “Teníamos 16 o 17 años, estábamos en una concentración de la selección de categorías inferiores, y Esteban Granero me dijo: ‘Lee este libro, que creo que te va a gustar’. Y me encantó”. Era Tokio blues, de Haruki Murakami, la primera semilla de interés para un futbolista de curiosidad voraz, que recuerda por videollamada el otro momento que le empujó allí: “Vine en 2012 con el Chelsea. Jugamos aquí el Mundialito de clubes”, recuerda. “Tenía mucha curiosidad por conocerlo mejor”.
Pregunta. En este punto de su carrera, ¿cómo elige destino?
Respuesta. Lo prioritario es la decisión futbolística. Venir a un equipo con la oportunidad de ganar otra liga me motiva bastante. Fue parecida a la decisión del año pasado de ir al Galatasaray. Por vivir la experiencia de conocer Estambul, pero también por estar en un club grande y poder ganar una liga [se llevó el título en Turquía]. Pero también venir a Japón es venir a una cultura diferente, unas costumbres diferentes, y eso me motiva. Me motiva poder vivir gracias al fútbol en sitios que sin el fútbol nunca podría conocer tan bien.
P. ¿Ve allí lo que veía leyendo a Murakami?
R. He empezado a entender por qué él expresa las cosas de esa manera, con esa atmósfera, con esa melancolía. Es melancólico también. Sí, lo veo en el día a día. Veo cosas de sus novelas reflejadas. Habla de la conciliación trabajo-familia, de la sociedad, de los viajes… Aquí hay mucho tren, la gente se desplaza mucho del trabajo a casa. Hay muchos bares de jazz como los que él menciona en sus novelas.
P. Fue como su primera puerta a Japón.
R. A partir de Murakami, y de venir aquí, estoy intentando conocer otros autores, como Mishima, que lo estoy empezando a leer ahora, y me está gustando. Es tratar de descubrir lo más que pueda en el tiempo que estoy aquí. Lo que fue Japón en el pasado, lo que es Japón hoy. Estoy aprendiendo cosas de su historia. No sabía que durante casi dos siglos había estado prácticamente aislado del mundo… Esas cosas que hacen de Japón un país tan peculiar.
P. ¿Qué le ha sorprendido?
R. Es un país que no te deja indiferente, un país muy muy enriquecedor. Me está sirviendo para conocer otras costumbres, otros códigos, otros rituales, incluso de comunicación. Es un país que valora mucho lo que no se ve: lo que se intuye, lo que se insinúa; pero no se dice, no se expresa.
Ahora sí que empiezo a valorar cada día, cada entrenamiento, cada rondo, cada finalización; porque estoy más cerca de que no pase.
P. ¿Y del fútbol?
R. Es bastante rico tácticamente. Muchos equipos cambian de sistema. Empiezan con un sistema, de repente cambian si van perdiendo, cambian si van ganando. Son jugadores de mucha calidad técnica, muy aplicados. Otra cosa que me sorprende es que en los últimos minutos, del 85 al 90, se marcan muchos goles.
P. Parece un fútbol muy rápido. ¿Cómo lo lleva alguien que ha destacado más por la cabeza que por la velocidad?
R. No tenía otra forma de sobrevivir [ríe]. Cuando tienes otra manera de jugar, tus cualidades más desarrolladas son otras. Puedes destacar de otra manera. Puedes ser el jugador que cambie la dinámica del partido, el que resquebraje esa rigidez táctica.
P. ¿Aún disfruta del fútbol?
R. Hay momentos y momentos, pero lo que más tira de mí, por lo que sigo jugando, es porque ir a entrenar, hacer un rondo, hacer un ejercicio de centros y remates o quedarme a tirar faltas después de entrenar, eso que pasa en el propio campo todavía me toca por dentro, y me motiva. Ese fuego interior. Además, ahora sí que empiezo a valorar cada día. Cuando eres más joven, vas a entrenar, entrenas, te vas, y nunca piensas en qué pasará luego. Estás empezando. Ahora sí que valoro mucho cada entrenamiento, cada calentamiento, cada rondo o cada finalización, porque estoy más cerca de que no pase que de que esté pasando 40 años.
P. ¿Cómo se lleva la competición con el disfrute?
R. Jugamos por disfrutar, pero jugamos por ganar. Y mi carrera ha sido fundamentada también en eso, en la competición. Que a veces puede limitar un poco el disfrute. Es un poco un dilema, porque a veces esa exigencia, esa responsabilidad, esa excesiva competitividad puede limitar la capacidad de disfrute… Hay que tener esa especie de equilibrio.
Lo que más diferencia a Cristiano Ronaldo es su mentalidad: tiene la capacidad de, por muy mal que le estén saliendo las cosas en un partido, pasar de 0 a 100 y marcar un golazo que gane la final habiendo fallado tres penaltis antes.
P. De los futbolistas con los que ha jugado, ¿quién le ha llamado más la atención?
R. Me viene a la cabeza Iniesta. Su manera de jugar. Ha demostrado que sin ser un jugador alto, especialmente rápido, especialmente fuerte, con una capacidad de decisión y de ejecución, y de entendimiento del juego superior, ha jugado al más alto nivel que se puede jugar. Cuando estábamos en la selección y entrenábamos, verle era una delicia. Tenía la capacidad de irse de jugadores, de romper líneas, con aparente facilidad, que es muy difícil. Lo intentas hacer, y no sale igual. Andrés, Xavi… toda esa época de la selección. Xabi Alonso, Busquets… sobre todo, mediocentros. En Londres, jugadores como Drogba, como Lampard… Terry, como Petr Cech, que es un fenómeno. Y luego ya en Mánchester, jugadores como Rooney. Un jugador total. En sus últimos años se bajó a jugar de mediocentro y era buenísimo. Y de delantero era buenísimo. Era increíble el talento que tenía, y el físico, y la mentalidad. Y luego, obviamente, el año que pasé con Cristiano Ronaldo entendí por qué ha hecho lo que ha hecho, y sigue haciéndolo. Por su mentalidad, por sus rutinas diarias dentro y fuera del campo. Por su insistencia y consistencia. Es un fuera de serie.
P. ¿Llaman tanto la atención sus rutinas en un entorno ya tan profesional?
R. Lo que más le diferencia es su mentalidad: tiene la capacidad de, por muy mal que le estén saliendo las cosas en un partido, por muy mal que esté jugando, por muy mal que esté de momento de forma, pasar de 0 a 100 y marcar un golazo que gane la final habiendo fallado tres penaltis antes.
P. Desde muy joven, le interesó el efecto social que puede tener el fútbol. Ha impulsado Common Goal, un proyecto en el que jugadores y técnicos donan el 1% de su sueldo para causas sociales. ¿Qué le llevó a sentir esa inquietud?
R. Creo que fue por mi entorno, mi familia y mis amigos. Ese entorno de realidad. Eres jugador de fútbol, gracias a tus cualidades o a tu suerte. Gracias al fútbol, has podido disfrutar de la vida de una manera privilegiada, pero la vida es más que eso. Y sobre todo el fútbol es más que eso, más que un deporte y un divertimento. El fútbol para muchas personas es una forma de vida, en muchos casos una válvula de escape, en otros una fuente de estabilidad, de seguridad. Todo esto, sumado a mi experiencia viajando... viendo lo que significa el fútbol en la cultura popular de esos países... conversaciones con mi hermana, conversaciones con mi abuelo, que en ese momento falleció. Fue un momento de reflexión: ¿el fútbol qué es? También me da muchas satisfacciones el fútbol y ha dado grandes alegrías a mi familia, y a gente a la que quiero; más que a mí mismo, y eso también es fascinante del fútbol.
P. ¿Cómo está el proyecto?
R. Sigue creciendo, seguimos teniendo nuevos miembros, jugadores y jugadoras, estamos sumando marcas, empresas. No sé si cuando deje de competir voy a seguir involucrado en el fútbol profesional; lo que sí sé es que voy a seguir seguro con Common Goal.
P. ¿Empieza a pensar en lo que viene después del fútbol?
R. Como no tengo ni idea de lo que voy a hacer después de jugar, estoy tratando de formarme de la manera más amplia que puedo. Estoy haciendo cursos, tanto de entrenador como de gestión de clubes. Estoy tratando de aprender desde diferentes puntos de vista dentro del fútbol profesional, con LaLiga, la UEFA, la FIFA, alguna universidad, algún máster. Estoy tratando de ver qué verdaderamente me hace clic. Pero sigo teniendo la voluntad de seguir jugando hasta que pueda, y seguir disfrutando.
P. ¿Le queda inquietud por probar otras ligas, otros países?
R. No sé cuál, pero sí que me interesa. Primero, ver cómo va esta experiencia en Japón, hasta que o yo o la situación lo permita, pero sí que me interesa seguir jugando al fútbol y teniendo experiencias gracias al fútbol en países diferentes. Me interesa, me motiva. Por eso me fui primero a Turquía y ahora a Japón, y sigo con la misma motivación de disfrutar.
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