España vuelve a la élite
La selección barre a Alemania (67-42), se enfrentará a Hungría en semifinales, luchará por una medalla y se asegura un billete para el preolímpico de los Juegos de París
España ha vuelto. Nunca acabó de irse, por más que un puntual patinazo dejara a la selección fuera del pasado Mundial. Fue apenas un paréntesis para cultivar el relevo en el banquillo y una mezcla generacional en la pista, y para aumentar el hambre de victoria en las grandes citas. Así desembarcó el grupo que ahora dirige Miguel Méndez en este Eurobasket y, una vez sacudidos los nervios por el traspié inicial ante Letonia, el equipo ha acelerado hacia la cima. La ...
España ha vuelto. Nunca acabó de irse, por más que un puntual patinazo dejara a la selección fuera del pasado Mundial. Fue apenas un paréntesis para cultivar el relevo en el banquillo y una mezcla generacional en la pista, y para aumentar el hambre de victoria en las grandes citas. Así desembarcó el grupo que ahora dirige Miguel Méndez en este Eurobasket y, una vez sacudidos los nervios por el traspié inicial ante Letonia, el equipo ha acelerado hacia la cima. La selección barrió a Alemania en los cuartos, se enfrentará este sábado (17.45) a Hungría en semifinales ya en la lucha por las medallas (Bélgica y Francia se cruzarán en el otro duelo), y se aseguró de paso un billete para el preolímpico que dará acceso a los Juegos de París 2024. Todo después de un partido colosal en defensa, su sello eterno.
España fue España desde el primer segundo. Intensa, rápida y solidaria. Una penetración de Queralt Casas y un tapón de Raquel Carrera abrieron la noche para una selección con las ideas muy claras en los dos tableros. El grupo de Méndez empezó a construir el edificio desde esa defensa de ayudas que le permitía encarar el aro contrario con el cuchillo entre los dientes (6-0). Maite Cazorla comenzó a sumar y Carrera demostró que además de brega luce una notable muñeca. Alemania no encontraba ni la fluidez ni los espacios, incapaz de anotar durante más de tres minutos, y ni siquiera conseguía hacer valer esa supuesta superioridad física (13-2). Laura Gil emergió para frenar a Gülich y aportar también en la pintura visitante. El conjunto alemán, mucho más inexperto en estos escenarios (celebró el pase a cuartos como si fuera la final), tampoco acertaba desde el triple. Desde el perímetro sí cantó el bingo Laura Quevedo. España cerró el primer cuarto con una jugosa renta (20-7) ante un rival con solo dos canastas en acción.
Alemania penaba con unos porcentajes muy bajos en el tiro, ahogadas sus generadoras de juego por una defensa española de muchos quilates. Queralt Casos exhibía valentía para romper la zona. El combinado español jugaba con el ritmo del encuentro para manejar la ventaja y Laura Quevedo aprovechaba una rendija para coleccionar otro valioso triple (26-11) y dar un paso al frente ante la baja de María Conde por una lesión en un hombro (Silvia Domínguez también se quedó en la reserva). Paula Ginzo ponía otro ladrillo en el muro español desde la media distancia. La selección se protegía con mucha fiebre. A Alemania incluso se le agotaba el tiempo entre las manos, incapaz de lanzar cuando el reloj marcaba el final de la posesión. Un robo de Queralt a Fiebich y los dos puntos en la mochila en el contraataque simbolizaron esa concentración y voracidad de las españolas para morder cada pelota. La selección no necesitaba ni siquiera cargarse de faltas para elevarse en el cuerpo a cuerpo. Era cuestión de inteligencia y de pasión, con todos los peones muy conectados. Las pérdidas y algún pase de más cuando la canasta era una opción más segura que buscar a otra compañera fueron el único lunar para el grupo de Méndez, lanzado antes del descanso (33-16).
El cerrojo de España era tan fiable que las jugadoras celebraban las recuperaciones casi tanto como las canastas. Alemania chocaba una y otra vez contra una pared. El grupo germano era un flan para frenar las incursiones individuales de las españolas. Y perdió definitivamente la orientación cuando Brunckhorst cometió la cuarta falta personal. La luz se apagó del todo y España se cebó ante un rival en la lona. Raquel Carrera movía su carrocería bajo el aro y Maite Cazorla quemaba suela para dejar a las rivales con la lengua fuera. La diferencia se agigantó en la pista y en el marcador (45-18). A Alemania no le aliviaba ni el recurso de meter balones en la zona, territorio tapiado por la defensa española. Apenas un triple de Greinacher les concedía un respiro. Tampoco había rastro de Gülich, que no anotó los primeros puntos hasta que agonizaba el tercer cuarto (53-29).
El partido estaba en las manos de España desde hace mucho tiempo. El golpe en la mesa era contundente. Por el resultado y por el juego. Y por el abanico de recursos que lucieron las españolas, sobresalientes para escribir un manual de defensa y carrera. Laura Quevedo sumó de nuevo desde el perímetro, Queralt Casas pisaba el fondo de la pista como el pasillo de casa y Leonor Rodríguez bailaba ante cada rival en una baldosa. En España brillaba cada pieza, pero cada pieza estaba al servicio del grupo. De ese modo se escribió el regreso a la élite continental. Próximo reto, el podio.
ESPAÑA, 67; ALEMANIA, 42
España: Cazorla (10), Casas (10), Torrens (3), Gil (13), Carrera (7) —cinco titular—; Ginzo (4), Ouviña (2), Quevedo (11), Rodríguez (7) y Pendande (-).
Alemania: Brunckhorst (2), Geiselsode (4), Bessoir (2), Fiebich (5), Gülich (6) —cinco titular—; Crowder (1), Greinacher (9), Wilke (6), Degbeon (2), Hartman (-) y Sontag (5).
Parciales: 20-7, 13-9, 20-13, 14-13.
Árbitras: Proc (Pol), Vulic (Cro) y Baki (Tur). Sin eliminadas.
Arena Stoice de Liubliana (Eslovenia) ante unos 450 espectadores.
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