El Barça da un baño al Madrid

Xavi logra su primer título como técnico azulgrana tras superar con creces a un Real tieso desde el inicio con Gavi como gran graduado en la Supercopa

Los jugadores del Barcelona celebran con el trofeo la victoria tras la final de la Supercopa de España 2023, jugada en el estadio internacional Rey Fahd de Riad, Arabia Saudí. Foto: JUAN CARLOS CÁRDENAS (EFE) | Vídeo: EFE

De todo tuvo el Barça, nada tuvo el Madrid. En el partido que graduó a Gavi, Xavi descorchó su primer título como técnico azulgrana. Y lo hizo a lo Xavi como jugador, con los centrocampistas del Barça rima que rima, mima que mima a la pelota. Imposible para un Real sin depósito, llagado desde el inicio, hueco. Un Madrid que ni chapoteó frente a un adversario muy equilibrado. Con cuatro volantes, el Barça no se destapó. Con cuatro volantes, el Barça gobernó...

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De todo tuvo el Barça, nada tuvo el Madrid. En el partido que graduó a Gavi, Xavi descorchó su primer título como técnico azulgrana. Y lo hizo a lo Xavi como jugador, con los centrocampistas del Barça rima que rima, mima que mima a la pelota. Imposible para un Real sin depósito, llagado desde el inicio, hueco. Un Madrid que ni chapoteó frente a un adversario muy equilibrado. Con cuatro volantes, el Barça no se destapó. Con cuatro volantes, el Barça gobernó sin endomingarse con la pelota. Al equipo de Ancelotti le faltó de todo, pacato de principio a fin. Tan poco natural y fatigoso que del tramo final se encargaron Ceballos y Valverde como anclas, seco Modric, ausente Tchouameni y superado Toni Kroos. La migrante Supercopa española era de Gavi, síntoma del mejor Barça. Del Barça de Busquets, de De Jong, de Pedri. Un equipo más consistente, abrochado en un área por Lewandowski, que liga y liga con el gol, y bien abrigado por Araujo y Christensen. Esta vez, un Barça jugón y con mala uva. La pelota al pie para escarmentar al rival, no como abanico.

En Arabia Saudí apareció un cadete de 18 años, Gavi, y el Madrid, tan desaliñado como destartalado, se fue al garete. Propuso el Barça, ni palabra dijo el Real, contemplativo, sin diente. Lo contrario que Gavi, al que no le bastó la tradicional formalidad azulgrana, el toque por el toque. Primero, ante un birle de Busquets a Camavinga tras un mal pase de Rüdiger, el juvenil sevillano selló de maravilla la asistencia de Lewandowski. Satisfecho, Gavi, tras un extravío de Carvajal, agradeció una asistencia de De Jong para citar a Lewandowski, que intima como pocos ante el gol. Justo premio para el equipo más sintonizado, para el equipo más enchufado.

Quiso Xavi que el Barça se organizara con un solo extremo —Dembélé— y Koundé de camión escoba de Araujo —alguacil de Vinicius— y Christensen. De Jong, como socio de Busquets, y Gavi y Pedri como medios flotantes. Enfrente, un Madrid mustio, sin anzuelo ofensivo, poco atómico en la retaguardia. Sin flechazos de Modric y Kroos, con Camavinga sin rasgos. Al 0-2 azulgrana, resulta que ningún madridista había dejado más pisadas que Mendy. Mal asunto para los blancos. En el primer acto, limitados a un cabezazo de Benzema a centro, claro, de Mendy. Antes, ya se le había ido por una falange un remate a Lewandowski. Repitió el polaco con tiro seco, puñetero, que desvió Courtois, con brazos como remos, a su palo derecho. Jugaba el Barça, pasaba por allí de pícnic el Madrid, con Rüdiger de tembleque en tembleque. Lo pagó Camavinga, que no acaba de calzar en el equipo. Ancelotti le señaló al descanso y ordenó el ingreso de Rodrygo. Para entonces, el partido era de Gavi, jabato siempre, preciso esta vez, goleador y mensajero. En el Real, tan llagado atrás y tieso por delante, nadie recibía con alegría, sometido Vinicius por Araujo y fuera de lugar Benzema, un forastero para los suyos.

Los jugadores del Barcelona, Ousmane Dembele y Gavi, celebran la victoria.AHMED YOSRI (REUTERS)
Los jugadores del Barcelona celebran el tercer gol del partido anotado por Pedri.AHMED YOSRI (REUTERS)
El jugador del Barcelona, Pedri, celebra el tercer gol de su equipo durante la final de la Supercopa.AHMED YOSRI (REUTERS)
El defensor brasileño del Real Madrid, Eder Militao, lucha por el balón con el delantero polaco del Barcelona, ​​Robert Lewandowski, durante el partido.GIUSEPPE CACACE (AFP)
Luka Modric y Karim Benzema se lamentan tras un gol del Barcelona durante la final de la Supercopa.GIUSEPPE CACACE (AFP)
El centrocampista español de Barcelona Gavi celebra tras marcar el primer gol de su equipo durante la final.GIUSEPPE CACACE (AFP)
Gavi, del Barcelona, anota el primer gol de su equipo durante la final de la Supercopa de España ante el Real Madrid.GIUSEPPE CACACE (AFP)
El delantero del FC Barcelona, Robert Lewandowski, celebra el gol de su equipo ante el portero del Real Madrid, Thibaut Courtois.Juan Carlos Cárdenas (EFE)
El centrocampista del Barcelona Frenkie de Jong chuta ante el defensa del Real Madrid Éder Militão durante la final de la Supercopa.Juan Carlos Cárdenas (EFE)
El entrenador del Barcelona, ​​Xavi, da instrucciones a sus jugadores durante la final.GIUSEPPE CACACE (AFP)
Ousmane Dembélé, delantero del FC Barcelona, se escapa con el balón en una acción del partido.Juan Carlos Cárdenas (EFE)
El delantero del FC Barcelona Robert Lewandowski pelea un balón con el defensa del Real Madrid Antonio Rüdiger, durante el partido de la final de la Supercopa de España.Juan Carlos Cárdenas (EFE)
El defensa francés del Barcelona Jules Kounde pasa el balón ante la presión de Karim Benzema, durante la final.GIUSEPPE CACACE (AFP)
El jugador del Barcelona Frenkie de Jong pasa el balón ante Federico Valverde, del Real Madrid, durante el parido.Hussein Malla (AP)
El entrenador italiano del Real Madrid, Carlo Ancelotti, golpea el balón durante el partido. GIUSEPPE CACACE (AFP)
El delantero francés del Real Madrid Karim Benzema controla el balón en una acción del partido.FAYEZ NURELDINE (AFP)
El defensa uruguayo del FC Barcelona Ronald Araújo trata de hacerse con la posesión del balón, en una jugada del partido.Juan Carlos Cárdenas (EFE)

Nada cambió tras la tregua. El mismo Barça, el mismo Madrid. Dale que dale, con De Jong y Busquets al timón, con Pedri fino y Gavi en todas, por aquí y por allá. Por si había dudas, que con el peor Madrid por delante también son inevitables, Gavi, cómo no, hizo pagar a Ceballos su despropósito en un pase que merecería un cate en cualquier academia. Su pase a Militão fue un estrépito. Gavi se citó con Pedri, y el canario mandó al garete al Real, pese a que Courtois fue Courtois en un par de ocasiones.

En ruinas, Ancelotti retiró a sus pretorianos y tan poco dijo la unidad B como la principal. El Barça, mucho más estable, brindó por una Supercopa ante un contrario que, raro en él, apenas compitió, por más que Benzema disimulara algo el resultado con el 1-3. El título ya era del Barça, del Barça de Gavi, del Barça de Xavi. Un trono primerizo para muchos azulgrana. Un espejo para un equipo que esta vez supo de qué va el fútbol, de qué va tener la pelota y de qué va cuando no se tiene. Quizá un punto de inflexión para un Barça que dio un baño a su clásico rival. Tiempo de reflexión para el Madrid, al que Arabia le ha sentado de pena.

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