Columna

Lo cotidiano

La tercera temporada de 'American Crime' es una extraordinaria demostración de talento

La tercera temporada de American Crime (Movistar Series) es una extraordinaria demostración de talento y, al mismo tiempo, una espléndida conjunción de estilos literarios y cinematográficos. En pocas ocasiones como en los ocho capítulos de la serie creada por John Ridley se puede palpar mejor la influencia del realismo sucio en la narrativa audiovisual, un movimiento literario que reivindica la sobriedad expresiva, la concisión del lenguaje y la importancia del contexto en el que se desarrolla...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

La tercera temporada de American Crime (Movistar Series) es una extraordinaria demostración de talento y, al mismo tiempo, una espléndida conjunción de estilos literarios y cinematográficos. En pocas ocasiones como en los ocho capítulos de la serie creada por John Ridley se puede palpar mejor la influencia del realismo sucio en la narrativa audiovisual, un movimiento literario que reivindica la sobriedad expresiva, la concisión del lenguaje y la importancia del contexto en el que se desarrolla una acción que rehúye de lo extraordinario.

Dejemos que sea Raymond Carver, uno de los grandes escritores estadounidenses del siglo XX, quien lo exprese: “Tanto en la poesía como en la narración breve es posible hablar de lugares comunes y de cosas usadas comúnmente con un lenguaje claro, y dotar a esos objetos, una silla, la cortina de una ventana, un tenedor, una piedra, un pendiente de mujer, con los atributos de lo inmenso, con un poder renovado”. John Ridley y su equipo de guionistas lo entendieron muy bien: lo cotidiano atesora un inmenso poder para construir una trama que fluye sin grandes sobresaltos hasta que la acumulación de los pequeños detalles, de los hechos sin gran relevancia, desemboca en el drama. Y de nuevo surge Carver: “Uno puede vivir obedeciendo todas las normas, y un buen día, de pronto, nada importa un pimiento. Se te acaba la buena estrella, ¿entiendes?”. (“De qué hablamos cuando hablamos del amor”).

Una tercera temporada en la que Felicity Huffman, Regina King, Timothy Hutton, Lili Taylor y Benito Martínez coprotagonizan un reparto a la altura de una serie en la que se tocan temas como explotación laboral y sexual, tráfico de personas e hipocresía social en una Carolina del Norte que sobrevive a la crisis económica con esa fórmula de enfrentarse a la vida que explicó el pasado miércoles el presidente Rajoy: “Saber decir que sí y saber decir que no, saber mirar para otro lado".

Archivado En