Gotas recicladas de primera
Los avances en la regeneración hídrica refuerzan el empleo de las aguas residuales para fines agrícolas, medioambientales y el consumo humano
La crisis del agua no es solo un problema futuro, la escasez de este recurso es ya una realidad mundial para la que hay que tomar medidas inminentes. Así lo advierte el último informe de la Organización Mundial de Meteorología. En las dos últimas décadas, los efectos del cambio climático han intensificado las sequías y reducido el almacenamiento de agua terrestre que permite disponer de agua potable.
Ante esta grave situación, cobra cada vez más importancia el tratamiento circular del ...
La crisis del agua no es solo un problema futuro, la escasez de este recurso es ya una realidad mundial para la que hay que tomar medidas inminentes. Así lo advierte el último informe de la Organización Mundial de Meteorología. En las dos últimas décadas, los efectos del cambio climático han intensificado las sequías y reducido el almacenamiento de agua terrestre que permite disponer de agua potable.
Ante esta grave situación, cobra cada vez más importancia el tratamiento circular del agua: su regeneración y posterior uso agrícola, medioambiental e industrial, y, por qué no, también para el consumo humano, como ya se está produciendo en diferentes partes del mundo. Sin embargo, como explican los expertos, la solución para el abastecimiento doméstico todavía debe superar barreras legislativas y, lo más importante, convencer a la opinión pública de que beber agua regenerada es seguro.
Bajo el planteamiento de la economía circular, cualquier residuo puede ser reutilizable, y las aguas residuales lo son. Así lo entiende Miguel Ángel Gálvez, subdirector de Depuración y Medio Ambiente del Canal de Isabel II, empresa pública de gestión del agua en la Comunidad de Madrid. “La depuración y regeneración del agua permite ciclos infinitos”, aclara Gálvez.
La calidad de las aguas residuales tratadas depende de su uso posterior. La depuración es esencial para verterlas a caudales naturales, como ríos o embalses, donde será la propia naturaleza la que se encargue de su regeneración. En cambio, si esas aguas residuales se destinan al riego de parques y jardines o de cultivos agrícolas, reciben un tratamiento aún más exigente que elimine la presencia de microorganismos.
Potencial de producción
El agua regenerada tiene un gran potencial en la producción agrícola. Este sector es el que mayor demanda realiza en el mundo, el 70% de este recurso natural. Sin embargo, como advierten desde la organización Ecologistas en Acción, “su uso debe únicamente sustituir soluciones ya existentes”. “En ningún caso puede emplearse para nuevos regadíos porque de esta manera no vamos a conseguir liberar recursos naturales”, explica su coordinador del área de Agua de la organización, Santiago Martín Barajas.
El crecimiento de la población mundial exige más demanda de agua para la producción de alimentos y para su consumo potabilizado. Mientras tanto, este recurso escasea debido a la crisis climática. Las sequías estivales serán cada vez más extremas, como señala un estudio publicado por Frontiers in Water, y países como España serán los puntos más calientes en esta tendencia. “El mundo entero se debe preparar para esta situación, pero especialmente las regiones del sur, donde la crisis hídrica golpeará más fuerte”, explica Wolfgang Gernjak, investigador del Instituto Catalán de Investigación del Agua (ICRA).
En este sentido es necesario aumentar los recursos hídricos e incorporar a la gestión del agua cualquier solución ya acreditada, como es el agua regenerada para el abastecimiento potable en zonas urbanas. “Disponemos de conocimientos científicos y técnicos suficientes, de tecnologías capaces de producir un agua regenerada de calidad igual o superior a la exigida para el agua potable”, apunta Rafael Mujeriego, presidente de la Asociación Española de Reutilización Sostenible del Agua (Asersa).
La reutilización potable del agua ya se ha implementado con éxito en diferentes lugares del mundo, como Alemania, Bélgica, Singapur, Australia, Namibia o Estados Unidos. El proceso consiste en depurar las aguas residuales, aplicarles una regeneración avanzada que garantice su pureza y seguridad para consumo humano, para posteriormente recargarla en un acuífero local, de donde será extraída de nuevo. En España, en la región de Costa Brava, se está planificando una iniciativa similar.
Un recurso potable
Sin embargo, y pese al potencial que tiene España para la reutilización de agua, su uso potable no se contempla en la actualidad debido a un real decreto de 2007 que lo prohíbe. Como explica Gernjak, aunque fue pionera en su momento, “esta legislación necesita una profunda revisión e incorporar todos los avances científicos y tecnológicos que se han logrado en los últimos 15 años, y tener en cuenta la crisis hídrica a la que nos enfrentamos”.
En mayo de 2020, la Unión Europea aprobó un nuevo reglamento para fijar homogéneamente unos requisitos mínimos en la reutilización del agua. Además de aumentar la cantidad de agua recuperada para diferentes usos, el investigador de ICRA cree que puede ser el impulso que España necesita para actualizar su normativa.
El otro gran reto es convencer a la población de la seguridad de beber agua regenerada. Mujeriego cree que es necesario “un esfuerzo de información y documentación por parte de las autoridades públicas para asegurar una percepción correcta del agua regenerada”. “Es una cuestión muy sensible, estamos culturalmente muy ligados al agua que bebemos, por lo que será un proceso lento. Pero en el futuro, y debido a las circunstancias climáticas, el agua regenerada potable será parte de nuestras vidas”, concluye Gernjak.
Ahorro en las cisternas
El agua regenerada para usos agrícolas y medioambientales se ha convertido en la apuesta principal de gobiernos y gestores para liberar presión de los recursos naturales. En la Comunidad de Madrid, por ejemplo, se riegan 323 parques y zonas verdes y 11 campos de golf (2.800 hectáreas de terreno). Las 32 plantas de tratamiento con las que cuenta el Canal de Isabel II producen a diario 319.000 metros cúbicos de agua regenerada, el equivalente a unas 95 piscinas olímpicas.
Pero ¿y si el agua regenerada llegase también a las viviendas para usos domésticos no potables? Eso es lo que propuso el Canal de Isabel II en 2019: una modificación de la normativa permitiría que los desarrollos urbanísticos de nueva construcción incorporasen una entrada de agua adicional no potable. Como explica Miguel Ángel Gálvez, “el agua regenerada serviría, por ejemplo, para llenar la cisterna del baño, como ya ocurre en Japón”. De momento no se ha producido ningún avance en esta petición. “La tecnología para regenerar agua y garantizar su calidad y seguridad ya existe, ahora tenemos que explorar cómo entrar en los hogares”, añade.
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