Lejos por dar por ganador a Edmundo y anunciar el pésimo resultado de Maduro: “Sueño con volver a Venezuela”

Andrés Villavicencio, testigo electoral de la oposición, se hizo viral por anunciar en público los resultados de las elecciones presidenciales de su pueblo en Falcón. Ahora lo persigue el chavismo

Andrés Villavicencio, exiliado venezolano, en Madrid.Andrea Comas

Andrés Villavicencio, un abogado de 31 años, tuvo un minuto para pensar la decisión que ha cambiado su vida. Como en las últimas ocho elecciones, desde que tenía la mayoría de edad, el 28 de julio había sido testigo por la oposición en el Instituto Paraguaná, del municipio Carirubana, en un barrio empobrecido entre los sectores Caja de Agua y Antiguo Aeropuerto del petrolero Estado de Falcón, en la costa occidental del país. Pero esta fue la única vez que le ha tocado reclamar por las actas que deben entregarse a cada testigo, un forcejeo con las autoridades electorales que encaró recitando otra vez lo que dice la ley y que duró un poco más de media hora, cuando tuvo su momento estelar. La noche de las elecciones salió al centro de votación y ante un centenar de vecinos leyó los resultados, y algunos grababan con sus teléfonos. Nicolás Maduro: 195 votos. Edmundo González: 1046 votos. Su voz se perdió en gritos y aplausos, el video se hizo viral y comenzaron a buscarlo en su casa.

La intimidación fue creciendo, como los números de detenidos en medio de las protestas contra los resultados anunciados por el Consejo Nacional Electoral que suman más de 2.000. A Andrés le anularon su pasaporte, como han hecho con activistas, testigos electorales y periodistas, según denuncias recogidas en informes como los de la Misión de Determinación de Hechos de Naciones Unidas. Después de varias semanas viendo cómo carros sin identificación se paraban frente a su casa y hacían fotos, por teléfono recibió la información de que la camioneta que estuvo estacionada por más de cuatro horas frente a su residencia estaba ahí para llevarlo a la cárcel del Helicoide, que se ha llenado de prisioneros políticos durante el Gobierno de Nicolás Maduro. Ahí comenzó el cronómetro a correr.

“Durante un minuto lo medité, luego hablé con mi familia, hicimos la maleta juntos en media hora. Cuadré una persona que me fuera a esconder hasta la madrugada del día siguiente. Desconecté la línea de mi teléfono, porque con eso te localizan. La noche que me fui hubo un apagón, lo que me ayudó a salir sin que me vieran. A la mañana siguiente crucé hacia Colombia por una trocha de Maicao, en el Estado de Zulia”. Así fue el escape de Andrés Villavicencio, que ha cumplido cuatro meses de su exilio en Madrid y ha contado su historia, como las de un número incalculable de personas que luego del 28 de julio se han ido del país, obligados por las amenazas del chavismo. Su vida como dirigente municipal del partido Primero Justicia, como abogado negado al ejercicio en un país con un frágil Estado de derecho, como joven sobrevivía con el trabajo remoto en el área de marketing. Forma parte de una generación que prácticamente solo ha conocido el chavismo.

Los testigos fueron un actor clave en la maquinaria que ha permitido a la oposición demostrar que ganaron las elecciones, lo que en otras oportunidades con resultados reñidos no había podido conseguir. Por eso han estado en el ojo de los cuerpos de seguridad. La decisión que ha tomó Andrés en un minuto lo separó de su familia, pero no se arrepiente. Las decenas de miles de papeletas de actas oficiales que logró recolectar la oposición, que se ha esforzado en mostrarlas a la comunidad internacional, son el documento que hace tambalear la legitimidad de la juramentación de Maduro el próximo 10 de enero, cuando inicia un nuevo mandato presidencial en Venezuela. Una nueva fecha cubierta de incertidumbre para los venezolanos.

Venezolanos participan en una manifestación convocada por la oposición en la Plaza de Cortés de Madrid, en octubre pasado.Foto: Rodrigo Jiménez (EFE)

Andrés peleó por quedarse con las de las tres mesas de sus centros de votación como lo hicieron miles de testigos que la oposición logró entrenar y con los que puso compilar las de al menos 83,5% del total de mesas, según las cuales la victoria de Edmundo González sería irreversible. “En mi centro, Chávez ganó en 2012 con 56% de los votos, siempre ha ganado el chavismo. Cuando yo leí los resultados supe que esto era un termómetro de lo que había ocurrido en país. A medianoche cuando anunciaron los resultados supimos que habían cometido un fraude y lo habían hecho a espaldas de los propios testigos del PSUV, que esa noche sabían que habían perdido”.

Una parte del plan ideado por María Corina Machado no la conocían. Las actas fueron recogidas por el comando de campaña al día siguiente y llevadas a centros de acopio municipales, cuya ubicación la conocían pocos, donde había internet satelital y un escáner profesional. Eso lo supo Andrés después.

En el exilio Andrés no ha deshecho la maleta que se llevó, pero sí inició sus trámites como solicitante de asilo. “Todas las semanas pienso que voy a volver la semana que viene. Mi expectativa sigue siendo volver, cuando se juramente Edmundo”. Como casi todos, no sabe cómo va a ocurrir, pese a que el propio dirigente lo sostiene con toda seguridad. “Tengo confianza en los planes de María Corina Machado y en las convicciones de Edmundo. Él dijo que se va a juramentar en Venezuela”, dice por teléfono. “No podemos pasar la página. El 28 de julio es todos los días hasta que se juramente Edmundo”.


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