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Las siete vidas del Café Berlín

El local madrileño, que lleva más de cuatro décadas programando conciertos de artistas nacionales e internacionales, es uno de los escenarios del Ciclo 1906: música para una inmensa minoría

Pocos lugares dan la oportunidad de disfrutar de una cerveza en la barra junto a artistas que hace unos minutos estaban tocando en el escenario. Sin embargo, el madrileño Café Berlín es de esas salas que lo hacen posible. El local madrileño, un templo del rock, el folk, el jazz, el flamenco, el pop, e incluso el funk, lleva más de cuatro décadas programando conciertos de artistas nacionales e internacionales como Paco de Lucía, Tomatito, Jorge Pardo o Chano Domínguez. Entre sus pequeñas mesas, sillones y sofás de terciopelo rosa, ofrece abrigo cada noche a todo tipo de público. "Nuestra clientela va de los 25 a los 50 años de edad", explica Andrés Pato Almada, responsable de la sala.

Hace siete años, el Café Berlín era un club de jazz. Esto cambió en 2012, cuando Andrés Pato Almada tomó las riendas de la sala de conciertos. Pato Almada (Pato, para los amigos) explica que su primera misión como responsable de la sala fue transformarla en un club de música en sentido amplio. A finales de 2015, el local original donde se encontraba el Café Berlín en la calle Jacometrezo fue vendido a una cadena hotelera y esto provocó una mudanza forzosa a una sala calle Costanilla de los Ángeles (solo a 100 metros de distancia de la anterior ubicación) que acabó convirtiéndose en una oportunidad de expansión y mejora. “La sala estaba desaprovechada y ampliamos el espectro de géneros musicales. Dimos un gran paso adelante programando 48 conciertos al mes. Además, tener por fin un piano de cola en la sala nos ha permitido traer a grandes como Chano Domínguez”, confiesa Pato.

“El Café Berlín es un club de música en comunión con los músicos españoles. Aquí hay lugar para diferentes registros musicales, somos de la gran minoría”, explica Pato Almada. Filosofía que explica que el Café Berlín sea uno de los escenarios de referencia donde Cervezas 1906 celebra su Ciclo 1906: música para una inmensa minoría. Un ciclo de música sinónimo de calidad, virtuosismo y pasión que se ha convertido en uno de los más longevos y auténticos del panorama musical actual. Al igual que ocurre con la programación del Café Berlín, la propuesta musical de Ciclo 1906: música para una inmensa minoría reúne todo tipo de estilos que maridan de forma magistral tradición y modernidad.

Las siete vidas del Café Berlín

Con el cambio de dirección, la sala madrileña pasó de tener siete trabajadores a las 23 personas que hoy forman parte del personal. Solo en el último año han pasado por su escenario más de 400 artistas de jazz, flamenco, salsa o blues, entre otros géneros. Grandes figuras nacionales e internacionales como Avishai Cohen, Danilo Pérez, Pepe Habichuela, Duquende, Alain Pérez, Jorge Pardo, Remedios Amaya, Antonio Canales, Lisandro Aristimuño, Sugar Ray & The Bluetones, Lee Ranaldo, Martirio, etc.

La jam de flamenco del Café Berlín refleja cada miércoles, desde hace siete años, la riqueza del flamenco en el presente: desde las propuestas más ortodoxas a las más rupturistas, con gran éxito de público y crítica. La sala, además, apuesta por lo que han denominado Flamenco de Club: aquel en que músicos y público se citan, con nocturnidad y alevosía, en una pequeña sala para compartir la experiencia con la máxima cercanía. Una cercanía que propicia la interacción entre ambos y la atención al detalle, cargando la atmósfera de emoción e intensidad.

Por el Berlín han desfilado de la mano del Ciclo 1906 artistas que se salen de la norma, desde José James, el cantante de jazz de la generación hip-hop, hasta Knower, un dúo empeñado en derribar los muros entre la electrónica indie y el funk, pasando por gentes que han revolucionado la música de raíz como el genio de la slide guitar, Jack Broadbent. La lista sigue: Noah Slee, Mark Guiliana, Robert Glasper, Aaron Parks, Childrens of the Light... todos gracias a Cervezas 1906, que comparte con la sala madrileña una visión de lo que debe de ser la música: algo que rompa las barreras entre géneros hasta crear experiencias musicales auténticas para una inmensa minoría.

“Sobre todas las cosas, el Café Berlín es un club de música donde hay músicos disfrutando. El público va de jóvenes de 25 años a personas de 50 años, es muy variado, al igual que los géneros musicales que pueden verse en directo en la sala. A fin de cuentas, la variedad es lo que da la calidad”, asegura a ICON Pato Almada. El dueño de la sala musical reconoce que iniciativas como el Ciclo 1906: música para una inmensa minoría permiten vivir la música en la intimidad. “En el Café Berlín, después de la actuación es fácil estrechar vínculos y tomarse una cerveza con los artistas”, afirma.

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