De nada le habrá valido guardar en el cajón boniatos, verdes o lentejas. El próximo 31 de diciembre acaba el plazo para cambiar a euros las antiguas pesetas, la moneda española que circuló hasta el 28 de febrero de 2002 antes de que la divisa común tomara el relevo, tras un breve período en el que ambas convivieron. Los expertos advierten de que su valor numismático es prácticamente nulo y no aumentará con el tiempo. Su conclusión es clara: excepto si quiere guardarlas como recuerdo, la única opción para recuperar ese dinero es cambiarlas.
Aunque la aplastante mayoría ya lo hizo, todavía queda por canjear el 3% del importe total en pesetas que había el 1 de enero de 2002, cuando la moneda común empezó a circular, lo que equivale a 1.602 millones de euros, según los últimos datos del Banco de España. Saber dónde se encuentran exactamente estas pesetas es misión imposible, ya que “cuando una partida de moneda se pone en circulación, no se puede practicarle un rastreo”, explica el gestor de activos financieros Toño García. Eso sí, es de suponer “que se quedarán muchas sin cambiar debido a los coleccionistas, las pérdidas y el deterioro, y teniendo en cuenta también las que han salido del país”, añade.
Desde el Banco de España recuerdan que se pueden cambiar todos los billetes en pesetas puestos en circulación a partir de 1939. Son canjeables también los billetes emitidos entre 1936 y 1939, pero, en este caso, sus expertos deberán realizar un análisis previo. Asimismo, se pueden cambiar todas las monedas que circulaban cuando el euro llegó a los bolsillos, incluidas las de 2.000 pesetas y las monedas de colección, conmemorativas y especiales. Todos los billetes y monedas se canjean por su llamado valor facial (o precio de circulación), es decir, 1 euro por cada 166,386 pesetas.
Junto con este, y con el valor intrínseco (precio del material del que están fabricadas), el tercer valor por el que se caracterizan las monedas es el numismático. Este último “es bastante difícil de calcular, a no ser que uno se mueva en el mundo de los coleccionistas”, señala García. “El mercado del coleccionismo no está regulado, por lo que los precios pueden variar de un lugar a otro o de un coleccionista a otro, y por ello es siempre recomendable acudir a un especialista”, sugiere.
En manos de los coleccionistas
En sus palabras, “los principales factores que afectan al valor numismático son la rareza, la escasez y la demanda de la moneda”. A los que el presidente de la Asociación Española de Numismáticos Profesionales (AENP), Jesús Vico, agrega “la conservación”. La mala noticia por todas las personas que hayan custodiado hasta ahora las últimas pesetas que tenían en el bolsillo cuando se lanzó el euro con el fin de darle una salida en el mercado numismático es que, por lo general, estas no cumplen ninguno de los requisitos.
En este peculiar mercado, “los rangos de precios son muy amplios, por lo que podemos encontrarnos desde piezas de pocos euros hasta monedas de varios cientos de miles o millones de euros”, admite Vico. Las épocas más demandadas actualmente, sin embargo, “nada tienen que ver con los períodos a los que nos referimos cuando hablamos del canje de las pesetas a euros”, avisa este experto, quien subraya que “los mercados de moneda griega y romana son, sin duda, los más fuertes, también porque se coleccionan en todo el planeta”. En lo que a la moneda española respecta, las piezas más antiguas “tienen mucho tirón en Estados Unidos y, en general, en el continente americano, por nuestro pasado colonial”, detalla Vico.
En el caso de las pesetas, según García “hay monedas y billetes que tienen precios desorbitados”, pero eso ocurre porque “son muy antiguas, tienen un error de impresión, pertenecen a series conmemorativas o se acuñaron escasos ejemplares”. Por lo general, estas piezas ya se encuentran en manos de coleccionistas. En cuanto a las demás, Vico subraya que “ni son raras, ya que de ellas existen millones, ni tienen una buena conservación, porque han circulado”. Por ello, el presidente de la AENP descarta rotundamente que puedan llegar a tener un valor en el futuro. “Algunos medios de comunicación han informado erróneamente de que existen pesetas que pueden tener un alto valor numismático, pero es absolutamente falso”, asegura.
Y si a alguien todavía le rondara por la cabeza lanzarse a la numismática con sus pesetas, García enfría el ánimo: “Desde el punto de vista estrictamente económico, la numismática, al no producir nada, es una mala inversión. Únicamente genera beneficio en el momento de la venta y si la custodia ha sido la adecuada”, dice. Este gestor de activos financieros insiste en que es una actividad que solo aconsejaría a “los profesionales del sector; para el resto será, como mucho, una afición”.
Lo que sí sugieren ambos expertos es guardar alguna peseta, pero como recuerdo y nada más. “Otra opción es contactar con ONG como, por ejemplo, Peseta Solidaria, que recogen esas monedas y esos billetes en los domicilios para destinarlas a fines benéficos”, concluye Vico.
Cita previa
Cualquier persona que así lo desee, podrá cambiar sus pesetas a euros solo hasta el próximo 31 de diciembre, acudiendo a la sede central del Banco de España, en Calle Alcalá 48, en Madrid, o en cualquiera de sus sucursales distribuidas por el territorio nacional.
Por las medidas de seguridad recomendadas por las autoridades sanitarias en los edificios públicos desde el inicio de la pandemia, para realizar la operación de canje es necesario concertar una cita previa llamando al teléfono 91 338 50 00, entre las 8 y las 17 horas, o a través del formulario disponible en la página web del Banco de España. Será necesario identificarse con el DNI, el pasaporte o la tarjeta de residencia.