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Los españoles que convertirán a China en una potencia del fútbol

Una expedición de 200 entrenadores de LaLiga trata de convertir el gigante asiático en un competidor real. El objetivo es formar a los jóvenes y desarrollar la práctica del deporte

Víctor Campo dirige un entrenamiento en un colegio de Xiamen, China.
Víctor Campo dirige un entrenamiento en un colegio de Xiamen, China.

Víctor Campo nunca había estado en China hasta hace dos años. Hablaba inglés, un idioma cuya utilidad queda relativizada cuando se llega al gigante asiático, pero nada de chino. Tampoco sabía casi nada de Xiamen, la ciudad en la que iba a desarrollar su trabajo. Pero no le importó. “La oportunidad era única. Y al frente del proyecto estaban el Gobierno chino y LaLiga. Eso me daba mucha seguridad”. Campo es uno de los 200 entrenadores enviados hasta la fecha por LaLiga para trabajar en diversos proyectos deportivos para la implantación y extensión del fútbol en aquel país. Él participa en uno de los pilares del programa: entrar en el cuerpo docente de las escuelas. Se convierten así en los entrenadores de fútbol de cada centro y asesoran a los profesores locales para que sepan cómo enseñar correctamente el deporte. El resultado es tan exitoso que la iniciativa encara su tercer año y ha llegado ya a una treintena de ciudades chinas.

Todo parte de una decisión clave del Ministerio de Educación del país asiático: incluir el fútbol como parte de la asignatura de Educación Física en la escuela. Hugo Blanco, responsable de Proyectos Deportivos de LaLiga, analiza este movimiento: “Que el país más poblado del mundo se decida a apostar por este deporte es una oportunidad única. Quieren competir y nosotros podemos ayudarles y dar así a conocer nuestra marca”. Para Víctor Campo queda claro el avance imparable del fútbol desde que llegó a Xiamen en diciembre de 2016: “Muchas personas no sabían nada de fútbol. De hecho no habían visto a un extranjero en su vida. Ahora veo cada vez más gente con las camisetas de sus ídolos”.

José Ángel García, con uno de los equipos de su colegio en Chongming.
José Ángel García, con uno de los equipos de su colegio en Chongming.

En la superficie que ocupa China cabe 20 veces España. Sus 1.400 millones de habitantes multiplican, aproximadamente, por 30 los 47 millones de españoles. Solo en el área metropolitana de Shanghái viven 24 millones de ciudadanos. Construyeron la Gran Muralla. Es fácil entender que allí todo se hace a gran escala. Así que cuando China decide fomentar la práctica y la afición por el fútbol es lógico pensar que se trata de un proyecto de envergadura. “El plan de desarrollo futbolístico en China es un proyecto a largo plazo que busca cambiar el sistema futbolístico desde la base. Si siguen esta línea de trabajo los resultados no tardarán en llegar, con una liga potente o una selección capaz de competir en un Mundial”, valora Hugo Blanco. Algo que nunca ha sucedido hasta el momento. China solo ha disputado la fase final del Mundial 2002 (Corea y Japón). Perdieron todos los partidos y no metieron un solo gol. Pero el gigante dormido quiere despertar, también, en el fútbol.

Campo, zaragozano de 37 años, se considera afortunado por el panorama que encontró al llegar a China. “La adaptación puede costar, pero yo tuve suerte. En mi colegio había otro profesor extranjero, argentino. Eso me ayudó mucho a la hora de conocer gente”. El ministerio paga su alojamiento y los gastos de manutención, además de su salario. “Nos ofrecen vivir dentro de los propios centros educativos porque son muy grandes, pero yo prefiero hacerlo fuera. A veces me acuesto tarde por ver LaLiga, sobre todo si tengo la mañana libre, y no quería que me despertaran los timbres de la escuela a partir de las 7.00”. Su casa era un piso de dos habitaciones cercano al colegio, totalmente equipado. “Si necesitabas algo los responsables de la propia escuela te lo conseguían rápidamente”, asegura el técnico.

Víctor Campo es joven y sobradamente preparado. Licenciado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte. Tiene dos másteres: en profesorado de secundaria y en dirección y entrenamiento de equipos de fútbol. Es entrenador UEFA Pro, la máxima categoría. Ha ejercido todas las funciones posibles —primer y segundo entrenador, preparador físico, director deportivo…— en clubes de fútbol masculino y femenino de Zaragoza. Tenía también experiencia internacional, en Ghana, donde estuvo realizando labores de ojeador. Aún con todo ese bagaje, su adaptación a China no estuvo exenta de retos. El primero, el de la popularidad: “Aparecemos en periódicos, televisiones y medios locales. Éramos noticia por nuestra sola presencia y se fijan en nuestro trabajo. Al principio choca, pero lo acabas llevando con normalidad. Eres un personaje en el entorno local, la gente te conoce, se hacen fotos contigo. Todo siempre con un respeto y un trato exquisitos”.

Víctor Campo, protagonista en un periódico local. Su titular: ampliar foto
Víctor Campo, protagonista en un periódico local. Su titular: "La escuela tiene un entrenador extranjero".

Todos los técnicos españoles en China tuvieron los mismos desafíos a la hora de enseñar a chicos y chicas (y jugadoras, con programas que abarcan edades desde los 6 a los 18 años) y docentes. José Ángel García es entrenador y licenciado en Psicología, experto en aplicar esta disciplina al fútbol: “Participé durante los dos primeros años en el proyecto como líder del equipo destinado a Chongming, una isla rural de la provincia de Shanghái. A la hora de enseñar, lo que más contrasta es que en China prestan muchísima atención a aspectos físicos y de ejecución, con muchas repeticiones de ejercicios, y muy poca a lo cognitivo”. Lo mismo le ocurrió a Víctor Campo: “Ellos están acostumbrados a realizar una tarea una y otra vez hasta que sale bien. El fútbol no es eso. Hay que enseñar a valorar, a tomar decisiones y saber por qué se hace”. “Les enseñamos que el fútbol es rendimiento y práctica pero también una escuela de valores y una forma de aprender a pensar”, amplía García, jienense de 34 años.

Están acostumbrados a repetir ejercicios una y otra vez. El fútbol no es eso. Hay que enseñar a tomar decisiones y saber por qué se hace

Víctor Campo, entrenador de LaLiga en China

La barrera del idioma también está ahí. “Nos ponen un asistente que traduce del inglés al chino para ayudarnos en tareas personales y profesionales. Los dos primeros años estuvo trabajando conmigo en la escuela. No dominaba los términos futbolísticos, con lo cual muchas de las tareas las tenía que ordenar con gestos o demostraciones, pero era una buena ayuda”, relata Campo. Frente a estas dificultades, José Ángel García ensalza de sus pupilos “el gran interés por aprender desde el primer momento”. “Es fabuloso ver cómo se adaptan a la metodología de LaLiga. Son muy buenos aprendiendo de nuestro fútbol, receptivos, expectantes”, recalca.

Esa misma motivación la observa Víctor Campo a nivel institucional en el despliegue de medios: “Es increíble. Todos los colegios a partir de secundaria tienen ya un campo de fútbol 11 con césped artificial y pista de atletismo. En primaria es el mismo campo pero de fútbol 7. Eso en España, con toda nuestra tradición futbolística, es imposible de ver”. Todo el material que necesitan —balones, petos, porterías, conos, equipación deportiva— está a su disposición. “Y en los torneos es impecable su organización: ambulancias, doctores, árbitros, linieres… cero problemas. Ahí también se ve que China ha apostado por el fútbol”, subraya Campo.

Los resultados de los entrenadores españoles con los equipos de sus escuelas ejemplifican el éxito del método de LaLiga. El equipo de Víctor Campo logró ser subcampeón nacional: “En mi primer año en Xiamen [una ciudad de tamaño medio, que en China significa un área metropolitana de unos cinco millones de personas] conseguimos quedar primeros en los campeonatos locales y provinciales. Luego viene el nacional, que se juega a mediados de noviembre, y fuimos segundos”. José Ángel García trabajaba en la región de Shanghái, donde están algunas de las mejores academias de fútbol del país: “En pocos meses pudimos llevar a los chicos al torneo regional, donde compitieron a buen nivel con equipos de una ciudad con muchísimas más posibilidades. La oficina de Educación quiso entonces que el proyecto tuviese continuidad durante más temporadas”.

El impacto va más allá de los puros resultados. “Ayudamos a desarrollar el fútbol en muchas regiones. Hemos llevado a cabo un cambio en su mentalidad y es indudable que avanzan con nuestra metodología. Ahora el fútbol ha superado una fase de adaptación y camina en una buena dirección en China”, opina José Ángel García, que califica como un “enorme orgullo” haber podido trabajar allí de la mano de LaLiga: “Sigo en contacto con entrenadores y profesores de mi zona, me mandan recuerdos de los chicos. Y puedo decir que alguno de los jugadores ha pasado a formarse en centros de alto rendimiento, donde su futuro es prometedor”. Hugo Blanco abunda en esta idea: “Los niños pertenecientes al programa progresan a pasos agigantados, siendo incluso referencias a nivel local o provincial. También nos hemos percatado de que en los centros en los que actuamos el fútbol está teniendo mucho más protagonismo, desbancando a deportes que tradicionalmente han triunfado en China”.

“Niños y niñas que nunca habían visto un balón de repente tenían entrenadores de LaLiga. Esto crea una unión. Me preguntan por el fútbol español, comienzan a seguir nuestra competición y aprecian nuestro juego”, narra Víctor Campo. “El fútbol, en este caso, es un importante nexo entre culturas”, corrobora José Ángel García.

Proyectos deportivos de LaLiga en China

Campo continúa en China, ahora en Shangyou, en la provincia de Jianxi, en el interior del país. Allí arranca ahora su tercera temporada. Todo es más fácil ahora. Ha hecho nuevos amigos: “Nada más llegar el profesor de educación física me invitó a jugar pachangas con sus colegas. Son todos muy amigables y simpáticos y me han acogido muy bien”. Y el idioma comienza a ser una ventaja en lugar de una barrera: “Decidí prescindir de mi asistente para las clases y cambiar esa inversión por tres horas a la semana de chino con un profesor particular. Las instrucciones que necesito dar en los entrenamientos ya las puedo dar en su idioma. Ahora quiero aprender a desenvolverme con más soltura”.

Los proyectos de LaLiga en China siguen en pleno auge. Este año llegarán más de 20 entrenadores nuevos. Hugo Blanco destaca el trabajo realizado: “Todas las partes están satisfechas. Cada vez tenemos más presencia. Realizamos cursos intensivos, talleres y campus de verano. Y tenemos socios locales para la creación de academias. Lo consideramos un proyecto a largo plazo que permite expandir el fútbol español a un territorio enorme”. Las cifras lo dicen todo: 6.700 entrenadores locales formados y casi 120.000 jugadores. En tres temporadas. “Todos los veranos realizamos campus de alto rendimiento para los mejores jugadores de cada región provenientes del sistema educativo. Este año hemos aumentado en más de un 300% este tipo de acciones, lo que demuestra la confianza del Gobierno”.

El departamento de Proyectos Deportivos de LaLiga tiene en China uno de sus pilares estratégicos. Pero su acción va más allá. Ha enviado más de 300 técnicos españoles para formar a deportistas y entrenadores en lugares India, Estados Unidos, Oriente Próximo, Indonesia o las remotas Islas Salomón. La intención es fomentar el fútbol en territorios donde no es el deporte rey, y su práctica aún es incipiente. Siempre con el método del fútbol español, avalado por sus resultados año tras año.

Los técnicos enviados por LaLiga a China agradecen la experiencia en todos los niveles. “No es solo la posibilidad de conocer un país tan grande en todas sus facetas: costumbres, cultura, gastronomía, personas… He aprendido mucho como entrenador, y contar con el respaldo de LaLiga, que valoraba mi trabajo semanalmente, ha sido muy enriquecedor”, afirma José Ángel García. Víctor Campo también lo tiene claro: “Ahora valoro muchísimo ser capaz de dar un entrenamiento yo solo y que me entiendan y logren sus objetivos. Este bagaje me ayudará en mi futuro. Aquí se amplía tu horizonte”.

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