Poderosa Roma gracias a Bética
La provincia Bética aportó a Roma oro, plata y cobre; entregó aceite, cereales y vino; dio a la vida a los emperadores Trajano y Adriano, naturales de Itálica, y al filósofo cordobés Séneca. Desde el año 29 a.C., el territorio del sur peninsular fue esencial económica y políticamente para el imperio. Queda una huella perenne de aquel poder. Así se percibe en el espléndido conjunto de Itálica (Sevilla), la primera ciudad romana de Hispania, espacio que exhibe teatro, anfiteatro, termas, acueducto, restos de casas y unos excelentes mosaicos. Pero la memoria romana se extiende por toda Andalucía, en el yacimiento de Baelo Claudia (Tarifa, Cádiz), las necrópolis de Cádiz o Carmona (Sevilla), el teatro de Málaga, la villa de Caviclum (Torrox, Málaga), el yacimiento de Acinipo (Ronda, Málaga), la villa romana de Bruñel (Jaén)...
La suntuosidad de los califas
El más bello monumento de Al-Andalus, siglo X, conjunto mítico, lugar de leyenda. Medina Azahara brilla al pie del monte de la Desposada, en la provincia de Córdoba, la ciudad palatina que fue edificada por amor: la ordenó construir en el año 936 Abderramán III, primer califa de Al-Andalus, en honor a su mujer favorita (Al Zahra). Y hoy sus salones transportan al visitante a la suntuosidad del arte islámico, presente también en la muralla, la casa de los Visires, las ruinas de la mezquita Aljama o los jardines. Eran tiempos de esplendor para el califato de Córdoba, proclamado en el año 929. La fortaleza musulmana se deja sentir también en la Alcazaba de Almería, un imponente conjunto defensivo de grandes muros cuya construcción se debe, igualmente, a Abderramán III, y en otros espacios como el yacimiento de Bayyana (Pechina, Almería).
Secretos fenicios de 3.000 años de antigüedad
Eran tiempos lejanísimos, pero su presencia aún es palpable: los fenicios estaban en Andalucía como mínimo en el siglo IX a.C., y dejaron una herencia imborrable. La ciudad de Gadir es uno de los asentamientos fenicios más antiguos de Occidente, de fundación tan incierta como remota, y ahí se mantienen sus restos unos 3.000 años después. En Cádiz, bajo lo que hoy es el Teatro de Títeres la Tía Norica, a nueve metros de profundidad, el viajero tiene la oportunidad de conocer casas y calles de arcilla de la ciudad fenicia, y también los modos de vida de aquellos viejos comerciantes. Un yacimiento impagable, pues apenas quedan en el Mediterráneo restos arquitectónicos fenicios. La desaparecida civilización también está presente en la necrópolis de Villaricos (en Almería, con 2.000 sepulturas), en los asentamientos de Malaka, Morro de Mezquitilla y Chorreras y en la necrópolis de Trayamar (Málaga).